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miércoles, 30 de julio de 2014

Honorables curritos versus deleznables políticos.

honorable: (Del lat. honorabĭlis).
1. adj. Digno de ser honrado o acatado.
2. adj. Tratamiento que en algunos lugares se da a los titulares de determinados cargos. U. t. c. s.
 
político, ca.
5. adj. Dicho de una persona: Que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado. U. t. c. s.
8. f. Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos.
 

A la luz de la foto del Parlamento Europeo vacío estos días debatiendo sobre el "conflicto" en Gaza, de alguna que otra noticia de primera página de periódico nacional y/o autonómico y de la entrevista que le han hecho hoy a Josep Alsina vicepresidente de la plataforma civil catalana Somatemps en RNE en la que ha esbozado un panorama político catalán bastante más sucio y menos limpio de lo que hasta ahora pensábamos y sabíamos o mejor, de lo que hasta ahora había salido de las supuestas fronteras del país catalán y, por tanto, más acorde con lo que tristemente es el conjunto español, se me plantea la siguiente reflexión.
A estos políticos que se ausentan les pagamos entre todos nosotros. Yo contribuyo a la riqueza de este país con mi humilde trabajo y a las arcas del mismo con una pasta o lo que para mi es una pasta. Como yo el resto de los ciudadanos de esta España nuestra, pues impuestos pagamos todos de una u otra forma. Tengo una nómina de la que cada mes un 20% sólo en concepto de IRPF se va para la Hacienda Pública. Un 20% que quiere decir que de cada 100 céntimos de euro, 20 céntimos son para las arcas de Papá-Estado (que somos todos, eso está claro) 1/5 parte de mi trabajo se cuela en un primer filtro en impuestos. Eso sin tener en cuenta lo que pagamos de Seguridad Social, cuando la mayoría sabemos o creeemos que éste es un sistema insostenible y a punto de quebrar que se sostiene en un equilibrio inestable, en un espejismo. Cada vez que me tomo un café pago un 10% de IVA. Cada vez que lleno el coche de gasoil, ya ni siquiera quiero ver lo que me cuesta y menos echar la cuenta de lo que va para impuestos. Entre alcantarillado, recogida de basura, tasas y demás, tener agua en Quirós nos cuesta tanto como tenerla en Oviedo, etc., etc. Si al final me van a cobrar por mirar como crece el manzano que hay al otro lado de la ventana en mi casa del pueblo. Nos van a cobrar por respirar y usar las playas, por pasear por el monte y ver amanecer.
Cuando estudiaba Derecho y veíamos la objeción de conciencia, se estudiaba de refilón también una figura llamada objeción fiscal. No recuerdo muy bien los límites de la misma, pero ahora soy consciente de cuánto aprendí en Constitucional con aquel profesor tan guapo y tan joven al que la vida y los años han tratado bastante bien (decididamente voy a tener que recuperar ese texto del que tanto me estoy acordando estos últimos meses) Al final la objeción fiscal era algo imposible de realizar. No era factible. No es factible. Quizás en un mundo diferente pudiera serlo. El argumento del objetor fiscal era manifestar su oposición a que una parte de sus impuestos fuera destinada al gasto militar. Pensad que yo estudié Derecho a caballo entre finales de los ochenta y primeros de los noventa del siglo pasado, de plena actualidad la invasión de Irak a Kuwait, que desencadenó la Guerra del Golfo entre agosto de 1990 y febrero de 1991. Bueno que me pierdo: yo hoy recuperaría esta figura, al menos como forma de dar un golpe encima de la mesa y como parte del derecho al pataleo que al final va a ser lo único que nos quede. Pediría que mi parte de impuestos que es lo suficientemente abultada para alguien de mis circunstancias, no sólo no se dedicará a pagar gasto militar, ni ¡OJO! a subvencionar a ningún credo religioso, sino que tampoco se dedicará a pagar a ningún honorable y agradecido estómago de profesión político. Con mi dinero NO.
Estoy sobradamente preparada y soy lo justo de lista para saber que si quiero dedicar parte de mi presupuesto a Sanidad y Educación, Servicios Sociales y Cultura, Fomento y Agricultura, Justicia y Turismo (por poner algunos ejemplos) y convertirlo en hospitales y material quirúrgico, médicos y profesores, pupitres y tizas, asfalto y señalizaciones, pintura para viales y quitanieves para el invierno, becas y libros para bibliotecas... (todo lo que se os ocurra) tengo que quitarlo de otra partida (principio básico del presupuesto, que se aplica también al personal y familiar) Yo, sinceramente, lo quitaría de los sueldos de estos señores, que triste y erróneamente elegidos por nosotros, se cogen vacaciones y se van con la Paz de Oriente Medio a quién sabe dónde dejando el Parlamento vacío. ¡OJO! El Parlamento Europeo, las Cortes Generales y los 17 Parlamentos autonómicos (pues las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla no tienen, ¡menos mal!) Que no digo yo que no merezcan vacaciones, sólo que cuando se les necesita no están y cuando están miran para otro lado. Lo peor no es que se vayan ahora que están discutiendo acerca de Palestina, esto es sangrante y vergonzoso, lo malo es que también se ausentan cuando se tratan otros temas, no más importantes, pero si que nos afectan más directamente (aunque no podamos, ni debamos cerrar los ojos ante la batida que está haciendo el ejército del Estado de  Israel sobre la población palestina y que es un genocidio).
Yo quiero que mi parte de impuestos se destine a que Susana tenga un nuevo encerado para que pueda seguir enseñando y Carmen el equipamiento que necesita el gimnasio del nuevo HUCA en Oviedo, que Chelo pueda seguir adquiriendo novedades para la biblioteca que gestiona y Nacho y el resto de la gente del Archivo Histórico sigan teniendo el sistema adecuado para la conservación de todos los documentos que alberga, que haya fondos para seguir investigando las enfermedades que ya están siendo y serán las epidemias del futuro, que López Otín y su equipo puedan seguir investigando, que Blanca y los buenos tengan medios para perseguir a los malos, que la abuela de Luis tenga derecho a un centro de día gestionado con fondos públicos, que Rafa tenga derecho a una segunda opinión médica y el colegio Quirós pueda conservar sus unidades y no le quiten ninguna más por razones de presupuesto, ni una más.
Quiero que mis impuestos se destinen a mejorar las instalaciones escolares y los hospitales, las urgencias y los centros culturales, las vías de los trenes y los museos. Quiero que sirvan para llevar a cabo políticas de igualdad, de integración, de solidaridad con los menos favorecidos o con menores oportunidades. No quiero que sigan engrosando cuentas en Andorra, ni en Suiza, ni en paraísos fiscales, los que sean. Cada euro que se lleva un político corrupto nos lo roba a todos.
Me pasma la facilidad con la que una conocida familia catalana sacaba en mochilas millones de euros. Se han paseado por allí como si fuera su cortijo. Me deja atónita la facilidad de algunos para tomar lo que no es suyo. Señores políticos ¿saben cuánto hay que currar para ganar un millón de euros? No tendrían tiempo en sus vidas indolentes para hacerlo con el sudor de su trabajo. Nunca. Jamás. Hay que trabajar mucho. Toda una vida.
Cada vez que me convocan a las urnas me digo que será la última que vote. No puedo evitarlo, dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y yo voy y voto. Una y otra vez, en todas las elecciones, sin fallar, porque creo en la Democracia, porque creo que nos merecemos un buen gobierno, porque no somos manada, ni piara, ni recua, ni rebaño... Somos personas. Personas que no nos merecemos a estos gobernantes. A mi al menos no me representan, cada día me lo demuestran más.

** La asociación SOMATEMPS representa un colectivo de voluntarios de distintos ámbitos de la sociedad catalana que defienden la identidad hispana de Cataluña.


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