Vistas de página en total

jueves, 29 de abril de 2021

“La mitad evanescente” de Brit Bennett


evanescente: 1. adj. que se desvanece o esfuma.
 

He leído “La mitad evanescente” de Britt Bennet, editada por Literatura Random House. La autora es una voz afroamericana dicen camino de convertirse en una de las grandes, siempre, claro, que siga escribiendo. La novela es una de esas sagas de mujeres que enganchan desde el primer momento y yo, que estoy tan ansiosa de historias chulas tras una sequía tan larga, la devoré de tirón durante el fin de semana (a pesar de que este finde hubo tiempo para tanto y para nada). El argumento, más o menos, es el siguiente: dos gemelas, Desireé y Stella Vignes, sus antepasados y sus descendientes (que también son dos niñas, Jude y Kennedy); un escenario, Mallard, un pueblo que no está en los mapas, donde la comunidad negra que vive allí se ha pasado la vida aclarando su color de piel a través de matrimonios mixtos, de forma tal que sus habitantes no parecen negros a los ojos de los blancos, pero sí lo son a los ojos de sus hermanos negros (lo que viene a decirme que los blancos no vemos más allá del color de la piel y que los negros son tan listos que identifican a los suyos aunque su apariencia sea de  blancos ¡qué cosas!) y un contexto histórico, EEUU en la segunda mitad del siglo XX. Las gemelas que han sido testigo de un tremendo suceso que marca a su familia, deciden irse de su pueblo antes que la miseria entierre para siempre sus sueños y su futuro y, mano a mano, salen a escondidas, adentrándose en la noche en busca de una vida mejor. Por circunstancias que no se conocen hasta que la historia va avanzando, una de las mitades se esfuma (de ahí el título). Años después, la mitad que ha permanecido vuelve a casa y trae de su mano a la niña más negra que jamás se haya visto en muchas millas a la redonda, lo que va en contra de la filosofía misma del lugar. Pero la novela es mucho más que la historia de las gemelas Vignes y sus familias. La novela es la historia de un tiempo que va desde la lucha por los derechos civiles de los negros, a la lucha por los derechos de las mujeres, pasando por la lucha por los derechos del colectivo LGTB,… lo que nos viene a confirmar que, a través del tiempo (y de los tiempos), la vida no es más (ni menos) que una constante lucha por conseguir alcanzar los derechos de los que, tantas veces, nos vemos privados con independencia de la perspectiva de género, de color o de opción sexual (sean los que sean todos ellos).

(no seguir leyendo, puede dar pistas)

Fuera de esto la sensación que me produce la novela es de huida o quizás debería decir de huidas. Todos huimos de algo en nuestras vidas: de un pasado que nos persigue, de un complejo físico o un trauma emocional. Aquí hay de todo como en botica y aún más: desde los negros que huyen de su color, a víctimas que escapan de sus maltratadores, a niñas que no entienden sus mundos respectivos y huyen hacia otros mundos más acogedores o menos adversos. Sin embargo, te puedes esconder en muchos sitios pero al final siempre te encontrarán. Uno de los personajes varones, fiel a su amor de adolescente, persigue a los que huyen. Y así, la vida misma, mientras unos huyen, otros son perseguidores. Cazadores y cazados. Lobos y presas. Bajo las fauces de situaciones injustas, nuestras protagonistas huyen. Huyen buscando estabilidad económica, emocional o su identidad. Huyen de aquellos que construyen un mundo injusto. Huyen de quienes tienen poder y lo ejercen. Huyen de familias que las agobian. Huyen de las mentiras y de la verdad. Y yo me pregunto, tú también huyes?

jueves, 15 de abril de 2021

Centros de Salud en tiempos de pandemia.

Hoy he ido a visitar a mi médico de familia, algo rutinario, un dolor en el talón que tengo desde hace unas tres semanas, hace un par de días me dolía tanto que no pegué ojo y claro, no es plan levantándote a las 5.00 de la mañana pasarse la noche en vela. El caso es que ayer me llamó por teléfono pero no contento con la consulta telefónica me dijo que tenía que ver el pie. Allá fui a las 9.30 y tras seguir escrupulosamente el protocolo sanitario entré en mi centro de salud. El centro de salud pre-pandemia era un hervidero de gente entrando y saliendo, gente con prisas, trabajadores como yo que se escapan un minuto para ir a la consulta, madres de familia que hacen lo que pueden para llegar a tiempo, hoy una mamá llevaba a sus dos niños, obreros que van a hacerse curas por accidentes y, sobre todo, muchos mayores, cientos de mayores que muchas veces van a echar tiempo. Y médicos cansados. No es ser cruel, es ser realista. El centro de Salud de Ventanielles era y es un sitio amable, a pesar de la cantidad de gente que pululaba por allí. Yo estoy muy contenta con mi médico de familia que, por cierto, se llama Luis y con la Atención Primaria. El caso es que las cosas post-pandemia son totalmente diferentes, tan diferentes que hoy por primera vez, llevo siendo paciente de este doctor 20 años si bien las veces que lo he visitado se cuentan con los dedos de una mano afortunadamente, he estado en la consulta más de veinte minutos. Me dijo “no sé quién eres” y me baje la mascarilla para que me viera. Es cierto que el año pasado fui un par de veces a costa de la mano. Hemos hablado de cosas personales, personales del tipo “esto traerá unas consecuencias emocionales que están por ver”, “cómo echo de menos los abrazos, yo que no soy nada tocona” a lo que él confesó que como era algo que no le había gustado nunca podía pasar perfectamente sin ese tipo de contacto físico. Pero lo mejor fue cuando le dije que lo peor que me había pasado a mi era “no poder leer” y que eso me tenía ciertamente preocupada. El caso es que me hizo un razonamiento de lector (también empedernido por lo que comprobé). “Probablemente tengas un problema de concentración, de no ser capaz de pasar de la primera página, pero tienes que dejarte llevar por el libro, meterte en el, que te enganche” Entonces recordé “Alias Grace” el novelón que acabé anoche y en cómo me deslicé por el tobogán que se abrió ante mi nada más comenzar la primera página y le di la razón. Me engulló. Entonces empezamos a hablar de títulos. Me habló de Bolaño (tengo un libro de este autor que nunca he leído, “2666”), me contó que se murió joven esperando un trasplante, por cierto, hepático, y que probablemente esté llamado a ser una de las figuras literarias que pasen a la historia del siglo, me recomendó “Los Detectives Salvajes” una historia en la que de cada capítulo, “algunos de solo una página” podrías escribir una nueva novela. Qué interesante suena, un libro que se deshilacha en cientos de hilos de los que sacar nuevos argumentos. Y luego me recomendó “El ángel de Múnich” sobre una sobrina de Hitler que habría podido cambiar la Historia de Fabiano Mazzini. Así que salí de allí tras haberle contado que ahora vivo en el pueblo, camino mucho con los perros, he cambiado de hábitos (si fuera fumadora habría aprovechado la pandemia para dejar de fumar), he aprendido a contemplar lo que pasa a mi alrededor sin sacarlo todo de quicio y a dar a las cosas el valor que realmente tienen. Así que resulta que mi médico es humano y además lee y que ahora tiene tiempo para conocer a sus pacientes o, al menos, intentarlo. Ahora que las consultas no pueden ser presenciales, ahora tienen tiempo. Qué fácil serían algunas cosas si tuviéramos más tiempo. Por cierto, mi talón una radiografía a futuro y un analgésico de Astrazeneca, así que no sé...

Salas y Quirós concejos hermanos

Para Gonzalo Fernández Suárez, que se declara quirosano con raíces en Muriellos aunque tenga una mitad en el concejo de Aller, ayer fue uno de los días más emocionantes de su vida. El río Eo, más madrugador que el resto, le regaló la posibilidad de ser protagonista de la actualidad asturiana y de pasar a la historia, tan hambrienta de noticias amables, al ofrecerle el Campanu del 2021 que echó a tierra en el coto de la Volta. Tras una primera jornada en blanco, el domingo que se inauguraba la temporada no hubo capturas debido a la mala climatología y los lunes no se pesca, ayer, martes y trece y un poco más tarde de las 8.00 de la mañana, Gonzalo Fernández Suárez, de 31 años, de profesión maestro y de profunda vocación deportista pues además de la pesca es un gran aficionado al ciclismo y a la montaña, pescó un salmón de 5,150 kilogramos de peso y 79 centímetros de longitud, con 48 de perímetro. Este pescador no olvidará, sin duda, el trajín del día en el que pescó “su primer Campanu” como nos contaba. En la jornada de ayer, abierto el melón, se registraron también otras dos capturas más en los ríos salmoneros asturianos del Sella y del Cares. A Gonzalo lo sigo en redes sociales y cuando confirmamos que era el me alegre como si nos conociéramos de toda la vida aunque realmente nos vimos por primera vez en Cornellana en persona. Si el martes fue un día intenso, el miércoles no iba a ser menos pues se celebraba la Subasta del Campanu y los focos volvían a ponerse sobre Gonzalo y su salmón, pescado a cucharilla y del que no se separaba conocedor del valor del mismo. En un día de sol y gaita como manda la tradición asturiana y con el recuerdo en todos los presentes de lo que fue en el pasado, aún cercano, esta auténtica fiesta  y en el ánimo de todos “que vuelva a serlo”, con la presencia de los alcaldes de Salas, Sergio Hidalgo, y de la vecina Pravia, David Alvarez y de David Villar, Director de Recursos Naturales como testigos y bajo la batuta de Geli Fernández, concejal de Medio Ambiente salense y directora de la Subasta se procedió a la misma. Abrió el acto Geli Fernández que destacó al Campanu como símbolo de los asturianos y a Cornellana como “punto de encuentro de pescadores” así como el esfuerzo del Ayuntamiento de Salas por mantener este acto y el compromiso firme para trabajar en el mantenimiento de la cultura ribereña, agradeciendo a los subastadores tanto su presencia como el esfuerzo encomiable que realizan. En segundo lugar, tomó la palabra Enrique Berrocal, presidente asociación de pescadores de Las Mestas del Narcea que quiso trasladar a todos los pescadores y a toda la opinión pública que “la pesca es viable, tenemos una riqueza en los ríos que está muy lejos de desaparecer” al tiempo que pidió disculpas al Ayuntamiento por no haber asistido en año pasado. Animó a los deportistas a “disfrutar de la temporada y a pescar y que la administración regional sea capaz de conseguir que sigamos pescando, pues ningún pescador quiere que desparezca el salmón”. Acto seguido comenzó la subasta con un precio inicial de 2.000 euros que alcanzó los 10.300 que finalmente se pagaron por el restaurante de Oviedo el Bosque de Javita. Gonzalo Fernández Suárez que al concluir el acto declaró encontrarse muy nervioso y muy contento recibió  del Principado de Asturias así como de la hostelería salenses diferentes obsequios y un lote de productos para el pescador valorado en 1.000 euros donado por el Ayuntamiento de Salas. En el año 2020, en una subasta vía telefónica, los restaurantes Sidrería el Bosque de Oviedo y el Bosque de Javita adquirieron el Campanu, que había echado a tierra Iñigo Fernandez Amantegui, por 2.000 euros, una cantidad muy inferior a los 10.000 que abonó él mismo en 2019. Esta cantidad  fue donada a la Asociación Galbán para su lucha contra el cancer infantil. Con la cantidad obtenida hoy se vuelve a la tónica normal del Campanu. Aunque muchos de los presentes miran ya a la próxima edición del Campanu, Salas y Quirós volverán a unir sus nombres allá por Setiembre cuando sean inicio y final respectivamente de la Etapa Reina de la Vuelta Ciclista a España, el día 2 de Setiembre la villa salense, que merece mucho la pena conocer, Camino Primitivo a Santiago, dará la salida de la que promete ser la etapa que decida La Vuelta. Estaremos pendientes y felices de e los focos recojan Tanya belleza de esta Asturias de interior y montaña que esconde tantos tesoros.

miércoles, 7 de abril de 2021

Frágiles como vidrio. Sin sentido e Insensibilidad



Hace dos años en una fabrica de Sabadell una joven de 18 años fue violada por turnos por cuatro individuos que se sientan en el banquillo pero aquel día había más. La Audiencia de Barcelona juzga desde ayer a los presuntos culpables de esta violación. La víctima que se meó encima según sus propias palabras, tuvo que enfrentar ante el tribunal un tremendo interrogatorio que se ha reproducido, en parte, en los distintos medios de comunicación. Yo lo escuché en RNE. Preguntas sobre si no pudo llamar a un timbre o gritar, si los atacantes usaron preservativo o no, si eyacularon o no, si está segura de que lo que cuenta ocurrió tal como lo cuenta... Hasta que harto del camino que tomaba todo, el juez llamó la atención a los que interrogaban, ministerio fiscal y abogada defensora, diciéndoles que podía gustarles o no la versión de la víctima pero que dejaran de escarbar. Escarbar, cómo si no fuera bastante la violación de tu cuerpo y de tu alma, porque cuando te violan, también te roban parte de tu alma. Algunos medios de comunicación hablan de falta de empatía y otros directamente de revictimización cosa muy frecuente en estos casos “golpea a la víctima que ya está bastante vapuleada para ver si se derrumba definitivamente”. Todos conocemos el juicio público que se hizo por ejemplo a la víctima de la Manada de Pamplona a la que pusieron un detective para ver qué tipo de vida llevaba. Me llama la atención, a la luz de lo leído y escuchado en prensa, presente en el juicio, el papel del fiscal y de los abogados defensores de los acusados, que han mostrado, cómo mínimo, poco tacto y ausencia total de perspectiva de género. Espero que la abogada defensora, a la que yo escuché, se llevara un nudo en el estómago para casa y la revoltura le durase varios días. Las mujeres deberíamos negarnos a defender a acusados de delitos sexuales, es una opinión personal como abogada de formación que soy que no de profesión. La joven sufrió la violación por turnos de tres individuos que la asaltaron de madrugada a la salida de un bar en Sabadell y la agredieron en una nave industrial a la que la trasladaron por la fuerza, según su testimonio. El cuarto, miraba sin hacer nada para impedir la agresión. La Fiscalía pide para los cuatro acusados, de origen marroquí (aunque esto sólo sea un dato), 37 años de prisión y la expulsión del país. La actuación del fiscal en la sesión de ayer ha sido muy criticada, obligando a la joven a rememorar una y otra vez las escenas de la violación, ahondando en la parte más dura del relato y forzándola a retroceder y volver a explicar los detalles de la agresión cuando ya los había contado, sin embargo parece que al presentar las conclusiones ha dado a la víctima el crédito que parecía empeñado en negarle. Las asociaciones judiciales han reiterado a la luz de estos comportamientos de compañeros del mundo de la justicia la necesidad de formación en perspectiva de género pues el proceso además de doloroso, en muchas ocasiones, supone una revictimacion de la víctima. Y luego todavía van algunos y niegan la necesidad de un movimiento feminista fuerte y reivindicativo: “la mujer miente por naturaleza” o “algo haría” o “la mujer provoca” son solo algunas de las ideas que están tan enquistadas en la sociedad patriarcal que contaminan también a quienes imparten justicia o participan en el juego de repartirla. Pero sí hubo algo que me revolvió esta mañana es que no me puedo imaginar la escena, no me cabe en la cabeza la reconstrucción del suceso, “hombres” que en grupo se excitan hasta violar cuatro veces a una chiquilla, de qué estamos hablando? Hasta las bestias tienen otro sentido del sexo (si esto puede llamarse sexo). Ayer también en RNE, 18 individuos toquetean a una cría en un parque de Madrid y vuelvo a pensar en animales pero no en los que rodean a su presa para poder comer... es este mundo el que queremos? Y pienso a la luz de algunos comentarios que leo a propósito de otros sucesos que también atentan contra los demás (sin ánimo de comparar) “vive y deja vivir” joder, anda que si fueran lo tuyos los que sufrieran la violencia (que sea) también dirías eso o es que te falta “una garcilladina pal kilo”? Al sistema que nos ampara imperfecto como todo, hay que respetarlo tanto cuando imparte justicia como cuando impone prohibiciones o protege derechos. Nos guste, más o menos, la fórmula. A ver si reflexionamos un poco y vamos poniendo en la balanza lo que somos como sociedad (a la deriva) y lo que queremos ser. 



martes, 6 de abril de 2021

Corre el rumor...


En una serie en Netflix, The Umbrella Academy, Allison, una de las protas, tiene un superpoder, solo con decir “corre un rumor...” tiene la facultad de convertir el rumor en algo cierto. Allison ha sufrido mucho porque, en ocasiones, ha usado ese poder en beneficio propio y se encuentra en un momento complicado pues la gente llega a creer que siempre lo utiliza para conseguir lo que se propone. Pues corre un rumor que, si va y resulta ser cierto, es una total y absoluta falta de responsabilidad y es que, mientras los demás estamos en casa o en mínimos de interacción social, mordiéndonos las uñas por las ganas que tenemos de volver a abrazar a nuestros padres y de volver a reunirnos con nuestros amigos, algunos se pasan por el arco de triunfo todas las medidas de seguridad y de prevención. No digo yo que se pongan las mascarillas para todo pues es un hecho probado que en la montaña la densidad de población es tan pequeña que yo me he tirado semanas en las que solo me encontraba con un vecino y eso si había suerte. Señores, ahora no es tiempo de fiestas ni de reuniones, que sí, que está siendo muy largo, que sí, que ya necesitamos un poco de “algo”, lo que sea, pero pienso en otras situaciones similares y en los muertos que provocaron y sumaron al total que a nivel mundial ya son más de 3.000.000 (TRES MILLONES, TRES). Y es que, mientras escribo estas líneas, no puedo dejar de pensar en todos aquellos que no han podido celebrar a los suyos en este último y larguísimo año. Pienso en unos novios que en verano aplazaron su bodón y ahora se van a casar solo con los testigos, en una madre que lleva año y medio sin ver a un hijo al que la pandemia pillo trabajando fuera, en los niños que no han podido celebrar sus cumpleaños con sus amigos, en los abuelos que quizás no puedan venir para la fiesta de la Primera Comunión de su nieto al que resulta que no ven desde el verano, sí, el verano de la Asturias “free COVID” que luego se desbocó hasta hoy mismo. Y sigo pensando que mientras las bibliotecas, museos, salas de exposiciones, cines,... han sido castigadas e igualadas a los bares, pobres de todos ellos, unos por seguros y otros porque han hecho lo imposible por serlo, existen infinidad de lugares donde la gente se reúne sin control y va y yo no puedo reunirme en mi casa con mis amigas pero los vecinos de cualquier aldea pueden ir a su centro social a limpiar, a tomar una copa o a ver un partido de futbol. Qué diferencia entre unos y otros? No son las ganas porque ganas tenemos todos. La diferencia es la responsabilidad, la empatía para pensar por un momento en las UCIS y en los muertos y la resiliencia que parece que solo nos hemos sabido adaptar a lo nuevo algunos, coño, que hay que buscar una óptica nueva desde la que entender y enfrentar las relaciones sociales y sí, a mi no me gusta no ver la expresión de la cara del otro, ni su sonrisa, pero igual hay que empezar a mirarnos más a los ojos. Corre un rumor y si resulta ser cierto habrá que reflexionar sobre qué o quién nos da poder para jugar con la Salud de nuestros convecinos y es que “la mujer del César no solo tiene que serlo sino también parecerlo”...ahí lo dejo para la reflexión.