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viernes, 14 de junio de 2019

"7Siete" palabras de esperanza a favor de la Asociación Galbán.


"La vida es corta, no lo olvidéis"
El 19 de enero de este año un escritor amigo, Josu Monterroso, se puso en contacto conmigo para pedirme algo. Yo estaba Salceo, leyendo, tirada en la cama, boca abajo. Es la postura en la que estoy más cómoda para leer. Esa, panza abajo en la cama, mirando por la ventana la Peña de Alba y el mi manzanín, o sentada en el Cantu viendo desde el balcón de piedra, tomando un vino o una cerveza, Peña Rueda (esta fórmula es más, como las bicicletas, para el verano). Me llamó Josu para pedirme algo. Primero me preguntó si yo escribía más cosas que lo que tenía publicado en el blog, le contesté que escribía mis colaboraciones en LVT y nada más. Realmente nunca me había parado a pensar qué coño son las entradas de un blog, cómo clasificarlas, reflexiones, diario de bitácora, noticias del concejo, cuentos, poemas fatalmente escritos pero absolutamente vividos, ahí están, 300 entradas en cinco años, 301 realmente, no está mal, no os parece? Luego me preguntó "tú escribirías un cuento si yo te lo pido?” Y cuando me contó el fin de este trabajo colectivo, le dije “dale”. Era el 19 de enero, el día del cumpleaños de mi abuela Elena. Mi abuela tuvo cáncer cuando yo era muy pequeña. La recuerdo asomada a la ventana de maternidad en Oviedo saludando a sus nietos, apenas 4 y 6 años, o algo así, dos niños pequeños que desde el aparcamiento mirábamos a la ventana que nos decía mi madre. Crecimos conociendo el significado de la palabra y el miedo instalado sobre ella que se ponía pequeñas metas "veré a Bea comulgar, llegaré para ver a Sandra y a Nacho y a Alberto". Mi abuela que, por cierto, no cumplió con ninguna de las pautas del médico y se saltó todas las revisiones que pudo, precisamente por miedo, se curó porque su intervención fue un éxito total, y llego casi a los 100, 96 largos para ser exactos. Mi madre también tuvo cáncer, afortunadamente lo capeó con idéntico resultado al de mi abuela, solo fue un susto. Pero si hay una muerte especialmente dolorosa es la de Adelah en 2012, la hija querida de mi amiga Katja Kubiak, una niña preciosa de rizos negros que nos robó la enfermedad con apenas diez años. Lo que sufrió su familia es inenarrable por eso sí, sí y mil veces sí colaborar haciendo algo tan fácil para mí como es dar palabras como ofrenda (aunque luego llegaron las dudas de si estaría a la altura y todo eso, me llevaba el entusiasmo y las ganas de aportar un granito de arena). El libro es un regalo de los que ya no están y una celebración de la vida de los que estamos porque si ellos no hubieran estado en nuestras vidas, nosotros no seríamos nosotros, seríamos otros. Aunque solo tengo una mínima parte, estoy muy feliz de haber participado. Espero que la gente que lo lea disfrute tanto como lo hemos hecho preparándolo. 
"La vida pasa rápido"
Y rápido pasaron estos meses, desde aquel sábado de enero hasta este 12 de junio en el que, por fin, tuvimos nuestro libro solidario entre las manos. Yo, en este tiempo, navegue entre tiburones. No voy a contar aquí las decepciones que me lleve. Lo peor creer en no poder volver a confiar en alguna persona importante, el resto imaginároslo. De traca, pero NO, NO odio, ni estoy instalada en el odio, mis padres y mis maestras, mi formación y mis creencias no me dejan hacerlo. Durante estos meses me mantuvieron a flote MIS AMIGAS, incondicionales SIEMPRE, un plan, viajar a Lisboa y este PROYECTO, "7Siete". Volver a Lisboa a enamorarme de la ciudad, de su luz, de sus barrios, de sus poetas y ver un cuento mío publicado con un fin solidario, me salvaron. En Lisboa, este puente, me he dado cuenta de lo importante que es estar en paz con una misma, se ve en mi sonrisa en las fotos, en las sonrisas de mis compañeros de viaje, en mi ambiente, con mi gente con la que comparto vivencias y Literatura, palabras y sueños. Todo lo demás pasa a un segundo plano. Me bajo de un barco que me llevaba al naufragio. Hasta aquí. Punto. Pero mientras llegaba el día de partir de viaje pasaron más cosas. Una amiga muy querida se fue para siempre, tras una lucha encarnizada que se prolongó muchos años, una mujer buena, poeta, quirosana, a la que el traje de la amistad le quedaba como un guante. Otros amigos cercanos pusieron fin a su vida en común. Así que ante cosas importantes, qué coño hago yo quejándome por nada. Mi vida es esta y la quiero así. Quiero a un hombre que sana cuando me mira, que lee en mi interior, que está cerca de mi y que, como humano que es, también se equivoca. Lo quiero con todo el respeto que se puede tener hacia alguien que no sabes realmente en qué punto está de su vida. Lo quiero desde el primer día que le vi y sea lo que sea que pase entre nosotros el seguirá sonriéndome con la mirada y yo seguiré columpiándome entre estrellas cuando vuelva a casa después de pasar tiempo junto a el. La vida pasa rápido y es muy corta, no me queda tiempo para seguir esperando que pase algo, lo que sea que tenga que pasar.
"Sed felices y disfrutad. Es ley de vida"
Y llego el miércoles, cansada física y emocionalmente como si hubiera hecho una travesía en el desierto, pero feliz, muy feliz, con una perspectiva nueva. Allá fuimos y doy fe que si hay algo emocionante en esta vida fue ver mi nombre, anunciando tu mínima colaboración, impreso en "7Siete". No voy a decir nada del libro, he leído casi todos los cuentos, de gran calidad, unos me han gustado más que otros (siempre digo que cada autor tiene su público). Reconozco que "Una chaqueta roja de pompones" es un cuento que ya estaba escrito, un poco más corto, lo hice esponjarse y crecer como a un bizcocho. La historia es de ficción, pero no tanto, mi madre nació el 4 de diciembre, día de Santa Barbara, vivía al lado de la Fábrica de Armas de Oviedo y la hija de la maestra tenía una chaqueta roja con pompones. Es una historia que le he oído a mi madre muchas veces "a qué no conocéis a nadie que el día de su cumpleaños tiren voladores?" Escuchad a los que os rodean, sed "flaneur"  en vuestras ciudades y contadlo, la memoria de un pueblo solo permanece si se recibe y esto solo ocurre si se recoge. La vida es un regalo, disfrutadla. Quiero hacer mías algunas de las frases que Felipe Escudero, fallecido recientemente, deja en su testimonio vital (son las frases en cursiva) y animaros a vivir, a vivir incluso cuando las cosas van mal, cuando se tuercen, cuando la enfermedad nos acompaña, cuando el desengaño es una constante, cuando la traición te tiende la mano. La vida es bella incluso cuando es fea porque es lo único que tenemos. 

Comprad el libro, compradlo, la Asociación Galbán os lo agradecerá, pero más allá del agradecimiento está el saber que estáis haciendo algo por los demás, porque tristemente el cáncer no respeta a nadie, ni a pequeños ni a grandes, pero en nuestras manos está colaborar a que estos padres y estos niños vivan un poco mejor. Hacedme caso, comprad nuestro libro solidario.

miércoles, 12 de junio de 2019

Lisboa con ojos de lectora.

Empezó la aventura un viernes. El viaje cumplió con todas las promesas que me había hecho, apasionante e inolvidable. Volvía a enamorarme de esta ciudad abierta que parece estar despierta a todas horas, que parece querer darte lo mejor de ella en cada bocado, en cada sorbo, en cada abrazo.


Hace un año estábamos en Santiago, ahora era Lisboa la que nos acogía y coincidió que la Feria del Libro estaba justo enfrente de nuestro hotel. No podía ser de otra forma. Una feria que ocupa los terrenos del Parque EDUARDO VII en honor a aquel rey que reinó en los primeros años del siglo XX y del que dicen que vivía "de milagro" debido a las mil y una veces que escapó de la muerte.
Todos los viajes tienen varias partes. Los nuestros además de partes tienen propósitos: aprender, caminar, conocer, crecer. Voy a empezar por la visita a la Biblioteca de Sintra, ciudad hermanada con Oviedo desde 2018, dónde nos recibió su directora que nos hizo una visita guiada para conocer los entresijos de la misma. La función social que hace la biblioteca en un barrio, pueblo o ciudad tiene un incalculable valor que solo se conoce una vez que uno penetra en sus secretos, secretos que no son más que personas que sueñan un mundo mejor a partir de la Literatura (y demás expresiones artísticas y culturales), personas que creen en la transversalidad de las bibliotecas como auténticas herramientas revolucionarias facilitando el acceso a la cultura a tanta gente. Personas y recursos. Y es que las bibliotecas son sinónimo de Democracia en el sentido amplio de la palabra. Servicio público, crear comunidad, amplitud de miras y de horizontes... Aprendimos mucho en esa tarde del trabajo de esta biblioteca hermana que habla, sin duda, un lenguaje universal que es idéntico al de nuestras bibliotecas. Y de Sintra a Lisboa a celebrar a San Antonio, que durante todo junio son fiestas en Lisboa. ¿Quién dijo que los lectores somos aburridos?

 

Lo primero que te llama la atención de la ciudad de Lisboa es la luz especial con la que te recibe hasta llegar incluso a abrumarte. Es una ciudad que te enamora. Los tranvías, las plazas llenas de vida y espacios abiertos que llenar, la del Comercio, la del Rocío, la de Restauradores..., la ropa tendida en las fachadas, los colores y los azulejos, los miradores desde los que ver tejados amontonados que te permitirían cruzar la ciudad a saltos de uno a otro, los cafés con encanto. El bacalao, cocinado hasta de trescientas sesenta y cinco formas diferentes. El castillo de San Jorge desde el que tienes una visión aproximada de la ciudad casi en su totalidad y de su historia. El barrio del Castillo, Alfama, Chiado, la Baixa, el barrio Alto, Belém, el monasterio de los Jerónimos. Pessoa, Herculano, el poeta Chiado, Queiroz. La luz, la luz, la luz que te llena, te acompaña, te deslumbra (quizás para que solo veas las cosas bellas que te ofrece generosa esta ciudad hermana llena de contrastes). Ese punto decadente que en mi opinión ha empezado a perder peligrosamente (y que debería conservar) en pos de una Lisboa más europea, más turística, con más futuro, pero que parece sacrifica parte de su esencia. Lisboa que me enamora, me enreda, lo hizo las veces que he estado antes, lo ha hecho en esta ocasión y lo hará cada vez que vuelva, sola o acompañada, enamorada o con amigos, borracha por la pena o llena de entusiasmo.


Lisboa es mucha Lisboa para no vivirla y, sobre todo, para no desear volver (y compartirla) antes incluso de irse. Cuando este en casa la “saudade” por  esta tierra se instalará conmigo para exigirme regresar pronto, no dejar pasar tanto tiempo desde la última vez.
¡Madre mía! No sé que tienen nuestros viajes que parece que duran una semana. Callejear por Lisboa bajo un sol de justicia, pero que compensa. La iglesia maldita, la Fundación Saramago, la plaza del Ayuntamiento con el Pelourinho, almuerzo en Martinho da Arcada, cementerio de Praceres y zona de ocio LXFactory, muy, muy recomendable y muy exportable. Por favor, pasen y vean... no se corten. Exploren esta ciudad fantástica y aventurense en ella. 
Este es un sueño cumplido. Cuando conocí a Chelo Veiga y viajé con el club de lectura por primera vez, fuimos a Vitoria, en mi cabeza empezó a crecer la idea de que sería guapo, muy guapo, un viaje con los clubes de lectura a Lisboa. Yo había estado dos veces antes, pero creía que con su organización y su forma de enseñarnos a mirar era fácil hacer un viaje de ensueño. Y efectivamente una vez en casa, tras regresar a nuestras rutinas, esta experiencia en Lisboa ha sido un descubrimiento: el de personas que se han incorporado al grupo, el de amistades que nacen y otras que crecen, el de una ciudad vista a través de los ojos de Pessoa, el de la literatura portuguesa más allá de lo que conocía (que por cierto, era bien poco), el de los sueños que se consiguen si se cree en ellos, se persiguen, se obsesiona uno (pero no exageradamente). Lisboa generosa, amiga, rebosante de luz y de vida, Lisboa para siempre. Chelo fantástica, atrevida, generosa, dando todo para recibir poco (si acaso la satisfacción de saber que el trabajo bien hecho tiene la recompensa de gente agradecida que crece/aprende/sueña). Muchas mujeres en este viaje, muchos retos cumplidos, mucho amor. Pensando YA en el próximo destino, porque el mundo gira y nosotros con él y estos días no los vamos a olvidar. Hay sonrisas que no tienen precio, tan lejos de casa.
La vida son instantes, una suma infinita de momentos dulces y amargos, muchos de cada. Sol y lluvia, niebla, tormenta y días medianos, muchos días que ni si ni no. La vida es Camino y ruta, encuentro y encrucijada, pozos y laberintos,...decisiones afortunadas o desafortunadas, personales y únicas. La vida son personas, todas aquellas con las que compartes mesa y mantel, estudios y trabajo, compromiso social y político, libros y letras. La vida son fotografías que llevas en el corazón, en el estómago, en la mirada. La vida son sonrisas y lágrimas (como la peli), arrugas y manchas en la piel, canas y goteras. La vida somos tú y yo, nosotros, compartiendo espacio y tiempo. La vida, la maravillosa vida, somos un grupo de asturianos en Lisboa o en Sintra o en el Camino de Santiago (como el año pasado) disfrutando de amistad, cariño, respeto,... Barcos y bateas, tranvías y majoricos, fados y Pabellón Chino, BIBLIOTECAS. Celebrar San Antonio en Lisboa. La vida es hoy así que, ponte las pilas, VIVE.
Finiquitado un viaje, que no se repetirá pero que guardaremos en nuestro corazón como un tesoro por los momentos y los lugares, por los sabores y las anécdotas, pero, sobre todo, por las personas, porque volveré a Lisboa, pero nada será nunca como hoy. Graciasssss!