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miércoles, 12 de junio de 2019

Lisboa con ojos de lectora.

Empezó la aventura un viernes. El viaje cumplió con todas las promesas que me había hecho, apasionante e inolvidable. Volvía a enamorarme de esta ciudad abierta que parece estar despierta a todas horas, que parece querer darte lo mejor de ella en cada bocado, en cada sorbo, en cada abrazo.


Hace un año estábamos en Santiago, ahora era Lisboa la que nos acogía y coincidió que la Feria del Libro estaba justo enfrente de nuestro hotel. No podía ser de otra forma. Una feria que ocupa los terrenos del Parque EDUARDO VII en honor a aquel rey que reinó en los primeros años del siglo XX y del que dicen que vivía "de milagro" debido a las mil y una veces que escapó de la muerte.
Todos los viajes tienen varias partes. Los nuestros además de partes tienen propósitos: aprender, caminar, conocer, crecer. Voy a empezar por la visita a la Biblioteca de Sintra, ciudad hermanada con Oviedo desde 2018, dónde nos recibió su directora que nos hizo una visita guiada para conocer los entresijos de la misma. La función social que hace la biblioteca en un barrio, pueblo o ciudad tiene un incalculable valor que solo se conoce una vez que uno penetra en sus secretos, secretos que no son más que personas que sueñan un mundo mejor a partir de la Literatura (y demás expresiones artísticas y culturales), personas que creen en la transversalidad de las bibliotecas como auténticas herramientas revolucionarias facilitando el acceso a la cultura a tanta gente. Personas y recursos. Y es que las bibliotecas son sinónimo de Democracia en el sentido amplio de la palabra. Servicio público, crear comunidad, amplitud de miras y de horizontes... Aprendimos mucho en esa tarde del trabajo de esta biblioteca hermana que habla, sin duda, un lenguaje universal que es idéntico al de nuestras bibliotecas. Y de Sintra a Lisboa a celebrar a San Antonio, que durante todo junio son fiestas en Lisboa. ¿Quién dijo que los lectores somos aburridos?

 

Lo primero que te llama la atención de la ciudad de Lisboa es la luz especial con la que te recibe hasta llegar incluso a abrumarte. Es una ciudad que te enamora. Los tranvías, las plazas llenas de vida y espacios abiertos que llenar, la del Comercio, la del Rocío, la de Restauradores..., la ropa tendida en las fachadas, los colores y los azulejos, los miradores desde los que ver tejados amontonados que te permitirían cruzar la ciudad a saltos de uno a otro, los cafés con encanto. El bacalao, cocinado hasta de trescientas sesenta y cinco formas diferentes. El castillo de San Jorge desde el que tienes una visión aproximada de la ciudad casi en su totalidad y de su historia. El barrio del Castillo, Alfama, Chiado, la Baixa, el barrio Alto, Belém, el monasterio de los Jerónimos. Pessoa, Herculano, el poeta Chiado, Queiroz. La luz, la luz, la luz que te llena, te acompaña, te deslumbra (quizás para que solo veas las cosas bellas que te ofrece generosa esta ciudad hermana llena de contrastes). Ese punto decadente que en mi opinión ha empezado a perder peligrosamente (y que debería conservar) en pos de una Lisboa más europea, más turística, con más futuro, pero que parece sacrifica parte de su esencia. Lisboa que me enamora, me enreda, lo hizo las veces que he estado antes, lo ha hecho en esta ocasión y lo hará cada vez que vuelva, sola o acompañada, enamorada o con amigos, borracha por la pena o llena de entusiasmo.


Lisboa es mucha Lisboa para no vivirla y, sobre todo, para no desear volver (y compartirla) antes incluso de irse. Cuando este en casa la “saudade” por  esta tierra se instalará conmigo para exigirme regresar pronto, no dejar pasar tanto tiempo desde la última vez.
¡Madre mía! No sé que tienen nuestros viajes que parece que duran una semana. Callejear por Lisboa bajo un sol de justicia, pero que compensa. La iglesia maldita, la Fundación Saramago, la plaza del Ayuntamiento con el Pelourinho, almuerzo en Martinho da Arcada, cementerio de Praceres y zona de ocio LXFactory, muy, muy recomendable y muy exportable. Por favor, pasen y vean... no se corten. Exploren esta ciudad fantástica y aventurense en ella. 
Este es un sueño cumplido. Cuando conocí a Chelo Veiga y viajé con el club de lectura por primera vez, fuimos a Vitoria, en mi cabeza empezó a crecer la idea de que sería guapo, muy guapo, un viaje con los clubes de lectura a Lisboa. Yo había estado dos veces antes, pero creía que con su organización y su forma de enseñarnos a mirar era fácil hacer un viaje de ensueño. Y efectivamente una vez en casa, tras regresar a nuestras rutinas, esta experiencia en Lisboa ha sido un descubrimiento: el de personas que se han incorporado al grupo, el de amistades que nacen y otras que crecen, el de una ciudad vista a través de los ojos de Pessoa, el de la literatura portuguesa más allá de lo que conocía (que por cierto, era bien poco), el de los sueños que se consiguen si se cree en ellos, se persiguen, se obsesiona uno (pero no exageradamente). Lisboa generosa, amiga, rebosante de luz y de vida, Lisboa para siempre. Chelo fantástica, atrevida, generosa, dando todo para recibir poco (si acaso la satisfacción de saber que el trabajo bien hecho tiene la recompensa de gente agradecida que crece/aprende/sueña). Muchas mujeres en este viaje, muchos retos cumplidos, mucho amor. Pensando YA en el próximo destino, porque el mundo gira y nosotros con él y estos días no los vamos a olvidar. Hay sonrisas que no tienen precio, tan lejos de casa.
La vida son instantes, una suma infinita de momentos dulces y amargos, muchos de cada. Sol y lluvia, niebla, tormenta y días medianos, muchos días que ni si ni no. La vida es Camino y ruta, encuentro y encrucijada, pozos y laberintos,...decisiones afortunadas o desafortunadas, personales y únicas. La vida son personas, todas aquellas con las que compartes mesa y mantel, estudios y trabajo, compromiso social y político, libros y letras. La vida son fotografías que llevas en el corazón, en el estómago, en la mirada. La vida son sonrisas y lágrimas (como la peli), arrugas y manchas en la piel, canas y goteras. La vida somos tú y yo, nosotros, compartiendo espacio y tiempo. La vida, la maravillosa vida, somos un grupo de asturianos en Lisboa o en Sintra o en el Camino de Santiago (como el año pasado) disfrutando de amistad, cariño, respeto,... Barcos y bateas, tranvías y majoricos, fados y Pabellón Chino, BIBLIOTECAS. Celebrar San Antonio en Lisboa. La vida es hoy así que, ponte las pilas, VIVE.
Finiquitado un viaje, que no se repetirá pero que guardaremos en nuestro corazón como un tesoro por los momentos y los lugares, por los sabores y las anécdotas, pero, sobre todo, por las personas, porque volveré a Lisboa, pero nada será nunca como hoy. Graciasssss!

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