Vistas de página en total

viernes, 30 de marzo de 2018

Hacer mudanza.

Viernes Santo. Reflexión y oscuridad (menos mal que siempre hay luz al final del túnel).
Mi amiga Mar se ha roto una pierna, lo que al principio parecía feo, feo, evoluciona bien.
Gracias a todos los que leyendo entre líneas sabíais que había pasado algo y os habéis interesado por ella. Este desafortunado resbalón me ha hecho pensar en lo rápido que pasa todo y en las prisas que llevamos. Si en vez de caerse en el garaje, hubiese tenido una distracción conduciendo, a lo peor hablaríamos de algo más grave.
Yo lo pienso cada día. Esa sensación de no llegar o de hacerlo por los pelos, esas ganas de dar más de los que podemos y de no aceptar lo limitados que somos, infinitamente limitados. Hay que frenar, tenemos que frenar. No hay forma de disfrutar de este tránsito que es la vida, tránsito hacia dónde sea o lo que sea, pero tránsito al fin. Breve y aburrida. Corta e intensa. Efímera y excitante. Transitoria y aventurera. Pasajera y divertida. Así es la vida que tenemos, ni más ni menos. Un regalo que caduca y que tenemos que devolver. El tema es que no somos nosotros los que decidimos como la  vivimos. Ninguno de nosotros tiene el poder de decidirlo. Y esta ausencia de control sobre lo que es nuestro, o así lo creemos (el destino, un accidente, una enfermedad, un resbalón, la suerte o para nosotros los creyentes una mano divina que traza, casi siempre, en mi opinión con poco tino, nuestro paso por este lugar) es la que me lleva a esta reflexión.
Leía también la semana pasada un artículo en algún sitio acerca de que tener la casa ordenada te hacía más feliz. No lo dudo. De hecho estoy segura de que esa afirmación es absolutamente cierta. Ver claridad entre los libros amontonados por todas partes en mi casa, entre las prendas de ropa acumuladas y compradas, casi siempre, sin control, tirar o dar lo que no necesitas, porque está estropeado o simplemente cumplió su función y con ella finalizó su utilidad en tu vida. Que manía aferrarnos a las cosas olvidando lo verdaderamente importante. Hablo de cosas, no de personas, pero, así sobre la marcha igual también deberíamos poner espacio y sacar de nuestras vidas a todos aquellos que no nos aportan nada y, no sólo eso, sino con quiénes son absolutamente tóxicos en nuestras vidas. Vive y deja vivir. "No me compliquéis, por favor, que yo tengo bastante con mi mochila".
Ayer hice limpieza. Llevo unos días haciéndola, empecé porque un día pensé en invitarle a cenar a casa y seguí porque tengo una compañera de piso, una gallega rubia más maja que las pesetas. Digo rubia porque es muy rubia y tiene el sol en la sonrisa y en el pelo (me recuerda mucho a una amiga del Norte que vive en Tarifa). Marta que así se llama la chiquilla es..., bueno es. Sonríe todo el tiempo, tiene una conversación arrolladora, ha viajado mucho, vivido en las Antípodas... Es una persona muy interesante. Entre todas las cosas que me ha contado, que han sido muchas porque sabe mucho, me ha dicho que lleva todo lo que necesita en el coche (bueno, eso casi también podría decirlo yo pero en mi caso por el caos absoluto que reina en mi vida), que ella puede vivir con lo que cabe en una maletina y con su hervidor de agua (esto del hervidor podría caracterizar a un personaje de novela). Esta reflexión de Marta (ella vive así porque es interina, va y viene, tiene al novio fuera de la ciudad donde reside habitualmente y a sus padres también viviendo en otro sitio,...) no se me quita de la cabeza. Ya sé que Lola no puede vivir en una maleta, pero podría  yo vivir con lo que cabe en una maleta? Sería capaz de seleccionar aquellas cosas que verdaderamente son importantes y de las que no puedo prescindir? Somos dueños de nuestras necesidades? No sé, mil cosas. Yo que ando enamorada de un hombre que no sabe que existo, que vivo con un pie entre Oviedo y Quirós, con el corazón partío, debatiéndome sobre dónde quiero estar, que no acabo de encontrar la historia que contar porque no veo más allá de mis narices,... aquí estoy reflexionando el día de Viernes Santo con un velo oscuro delante de mis ojos que lo cubre todo, pero bueno, en fin, al final del túnel siempre hay luz. Ahhh mientras escribo esto han brotado cientos de margaritas en torno al manzano que ha empezado a reverdecer.
Viernes Santo para reflexionar.

sábado, 24 de marzo de 2018

En el silencio oigo tu corazón y el mío acompasados.

En el silencio de la noche
oigo la nieve convertida en agua, 
agua que baja por el camino en busca de un regato que la acoja. 
Oigo también, 
si me esfuerzo un poco, 
el agua que corre, por fin, en la fuente con fuerza, 
con mucha fuerza después de tanta sed en el verano.
A veces oigo ladrar a un perro que está lejos, durmiendo afuera, a diferencia de Lola que duerme dentro, 
y que, seguro, ladra a un raposu que se ha aventurado por la aldea en busca de una presa que llevarse a la boca, 
o le ladra a una sombra que no reconoce como la suya propia. 
Rara vez oigo el coche de un vecino que vuelve a casa a deshora. 
Pero lo mejor es cuando no se oye nada, 
pero nada, 
nada.
Entonces en el silencio,
oigo crecer las flores que se abrirán por la mañana, 
oigo salir los brotes que serán frutos en unos meses, 
oigo pasear a una salamandra entre la hierba mojada del jardín, 
oigo eclosionar los huevos que serán ranas y serán sapos,
oigo a los caracoles echar carreras,
y oigo la nieve caer, 
pero eso sólo lo oigo en el mágico silencio de la noche,
idéntico el silencio de la nieve al que se instala entre nosotros dos cuando nos miramos y nos reconocemos.
A veces hasta escucho crecer tu barba que rascará por la mañana cuando te acerques a despertarme. 
Oigo tu voz sacarme de mi ausencia,
transformando en interés mi desapego.
Y siempre, siempre
oigo tu corazón con idéntico ritmo al mío.

viernes, 16 de marzo de 2018

Angeles Flórez Peón, "Maricuela" en Las Regueras.


Cubierta del libro Memorias de Angeles Flórez Peón


Estamos en la biblioteca. Hace frío afuera, sin embargo la luz de Las Regueras tiene algo especial al atardecer, quizás sea la falta de montañas, la suavidad de las lomas que no encuentran paredes ni escollos, el verde de los prados que empieza a anunciar la primavera, el ganado pastando. Hablamos Esther y yo de lo nuestro. Mónica Vega, tan presente entre nosotras, hoy no nos acompañará. Lástima porque son tan buenas sus fotos. Queremos un Pieces para Mónica, retratista de escritores. González Oviés presenta en Cervantes. No nos da la vida, querer estar en dos (o en tres) sitios a la vez, pero la cita de hoy ineludible es en Las Regueras junto a la agrupación socialista local. Les visita Angeles Flórez Peón, "Maricuela" (Blimea, 1918), la última miliciana viva de la guerra civil española. Suben la escalera y llega una mujer joven, hoy todas somos jóvenes al lado de la protagonista, que saluda a Esther es Laura Díez, presidenta de Las Trece Rosas, nos dice, "os traigo a Angeles para que la conozcáis" (realmente se la traía a Esther y me encontró a mí, en esto llega también María José). La mujer es diminuta, ha empequeñecido con su casi siglo de edad. De aspecto frágil, delicada como una porcelana. Se quita el abrigo y se apoya en una de las  mesas. Nos cuenta como es su vida diaria y comenta que nunca ha estado en este pueblo. No sabemos donde ponerla. Nos pide por favor que la tuteemos. Nos sentamos. Yo me atrevo a preguntarle por Pedro Sánchez, por los jóvenes y su laxo compromiso con la vida y con la sociedad, por cómo encontró España cuando volvió, son tantas cosas ante un siglo vivo de historia de España. Esther me dice "lo escribes tú" y me da una libreta de cuadros y un bolígrafo. No me atrevo a decirle que no. Ya tengo mis titulares: "A Pedro Sánchez, aunque no era mi candidato, hay que darle el mérito que se merece porque le han dado por todas partes y miralo donde está", "es incomprensible que en este país donde la gente se muere de hambre, la gente siga votando a la derecha", "después de la manifestación del 8 de marzo, tengo esperanza, había  muchas chicas jóvenes", "cuando volvimos, España era un país pobre y triste".
Miliciana y presa en Santurrarán durante casi un lustro, tras un consejo de guerra, exiliada en Francia durante 57 años, madre y  esposa, vuelve a España a raíz de la muerte de su marido para que sus cenizas descansen aquí. Tiene previsto que cuando ella fallezca les echen a los dos en el mismo sitio donde fusilaban en Gijón. Tantos muertos, tantos nombres, tanta memoria silenciada. A Angeles le quedan apenas unos meses para ser centenaria, cumplirá cien en noviembre, pero la mujer desprende una vitalidad y una energía más propia de la joven que fue que de la mujer de edad provecta que es.
Muy activa en redes sociales, vive sola, se levanta a las 8.00, se arregla y se maquilla un poco "aunque no vaya a salir". Una señora la ayuda con las tareas del hogar por semana. Tiene mucho trabajo últimamente, la gente le ofrece ahora un reconocimiento merecido y un baño de cariño "Esto lo guardo en el corazón también para todos los que  no han podido estar aquí. En vuestras caras veo el interés por conocer la historia y es mucho honor el que me hacéis. Lo recojo en nombre de todos los que dieron su vida por la libertad." dice muy agradecida.
Impresionante el testimonio personal en el recuerdo del novio al que fusilaron por bajarse del barco para ir a buscarla, en el recuerdo de la amiga de Valdesoto muerta mientras "carretaba la pota con la comida a los milicianos" en una labor que ella también realizaba con frecuencia esquivando las balas que silbaban por encima de sus cabezas y en el recuerdo de Rosario Casanueva, de Noreña, presa con ella, a la que fueron a buscar "para salir" y nunca regresó. "Yo era joven y no tenía condena a muerte. Lo peor eran las madres. Las mataban junto a sus hijos. Cada vez que lo hablo, no lo hablo, lo vivo." "Dentro del penal había otra cárcel. Supe después que hubo asturianos que nacieron allí. Se comía muy mal, pero lo peor era lo humilladas que estabamos. ¿Sabes lo que es saber que estás condenada a  muerte y estar esperando que te llamen para "salir" sabiendo que no volverás? Eso me marcó toda mi vida".

Ángeles Flórez adoptó el apodo de 'Maricuela' con solo 17 años, así se llamaba el personaje que interpretaba en la obra "Arriba los pobres del mundo", justo cuando estalló la Guerra Civil. No lo volvería a representar. "Yo era muy cobarde" contó ayer, en el sentido de tímida, "pero cuando tengo una cosa, soy valiente. Así que me dieron el papel y lo acepté. Estrenamos la obra y la protagonista era Maricuela. No me gustaba nada el nombre, era horrible y yo decía, va a quedame, va a quedame y mira, ahora me suena bien."
Maricuela en la biblioteca de Las Regueras.
Maricuela insiste en la necesidad de que se conozca la historia, sobre todo, por los más jóvenes "si no conoces la historia, no puedes defenderte".
Tras el 8 de marzo más reivindicativo y la primera huelga feminista de la historia convocada en España, el testimonio de mujeres como "Maricuela" adquiere un importante valor. "Escribí mis memorias porque siempre me gustó escribir, pero no pensaba que iban a interesar a nadie. Ahora mi lucha es para que se sepa la historia y no se repita. Los jóvenes son mi esperanza. Hay que luchar, ir a las manifestaciones y hay que votar. El compromiso de la juventud es el que es porque no conocen la historia."
El próximo día 13 de abril de 2018 Maricuela recibirá en Castrillón el Premio José Fernandín reconociendo su lucha por la igualdad y la justicia social. Este galardón lleva el nombre del primer Alcalde Socialista del municipio, fusilado durante la guerra civil.
Angeles firmando ejemplares de su libro de memorias.
He salido esta mañana a la calle, no he podido evitar emocionarme pensando en patatas cocidas "el mejor manjar estando en la cárcel", pensando en mujeres que huyen con sus hijas al encuentro de quienes ya están en el exilio, pensando en hijos que quieren que sus padres descansen en la tierra madrastra que los echó primero hacía el exilio, pensando en quien creció sin engordar la venganza por el hermano asesinado en una guerra traidora. Pienso en que la historia la escriben mujeres longevas, de mirada franca y mente clara, mujeres pequeñas por fuera  y grandes por dentro. Quién tomará tu relevo cuando faltes? Salud y República compañera. Yo seré tus ojos en el futuro, sé tú hoy memoria viva para que no olvidemos.

jueves, 8 de marzo de 2018

Lecturas en femenino, 8 de marzo de 2018.

Un año más Carmen Forján nos reta a recomendar una lectura para el 8 de marzo, día Internacional de la Mujer. Y un año más aquí estoy, en la faena y recomendando a una autora asturiana. Esta vez, a diferencia de la primera (ay, aquellos "Nosotros, los Rivero" de Dolores Medio que supuso un descubrimiento para muchas de las que estáis por aquí) se trata de un ensayo.

Lecturas en femenino, 8 de marzo de 2018, es una iniciativa del Grupo Tarro-Libro 2018
"Carmela ya no vive aquí" es la primera obra de la periodista asturiana Lucía Suárez Naveros. Lucía ha escrito una crónica de lo que ha sido la historia de las mujeres en España, contado con un estilo directo e irónico y salpicado de su opinión siempre incisiva y acertada. En mi opinión este libro debería de ser utilizado como material de apoyo no sólo de la asignatura de Educación para la Igualdad, sino también en la de Historia pues está lleno de datos históricos, unos que sorprenderán a las alumnas y alumnos más jóvenes y otros que pondrían colorados incluso a aquellos que en su momento legislaron de esta forma y no de otra. Doy fe, porque tengo la suerte de conocer a Lucía que ha realizado una labor ingente de documentación, tan grande ha sido el trabajo que hizo para parir este texto, que al finalizar el mismo la visión que tenía del mundo, ya de por sí morada, se convirtió en mucho más morada. Es un libro que debería de estar en todas las bibliotecas no sólo las de nuestros pueblos y ciudades, sino especialmente en las de nuestros institutos.
La historia de cómo se gestó el libro es peculiar. Lucía escribía una columna en el diario más importante de nuestra comunidad autónoma, una columna de política municipal en la que vertía, de vez en cuando, un poco de mala leche y mucha retranca. Graciano García, reconocida figura de la sociedad asturiana, presidente emérito de la Fundación Princesa de Asturias, le encargó a Lucía que escribiera sobre la historia de las mujeres, el paso del negro que vestía a las mujeres de su infancia a la actualidad. Lucía fue un poco más allá y tuvo absoluta libertad a la hora de organizar el trabajo y no tuvo frenos a la hora de opinar. Fue un encargo, pero finalmente "el neñu tien más de la madre que del padre".
La autora organizó el libro en siete grandes temas: mujeres, derechos civiles, moral sexual y matrimonio, la maternidad, la Cultura y el trabajo, la belleza y la prostitución. Caminar por sus páginas es conocer mejor la historia de las españolas. Mujeres que han ido ganado poco a poco su sitio, a base de muchos sacrificios, renunciando a muchas cosas. Mujeres  que han recorrido un largo camino ya sin retorno. Y lo que les queda por recorrer.
Publicado en 2014 por Ediciones Nobel, se enmarca dentro de Opera Prima, una colección impulsada para que autores noveles puedan publicar su primera obra.


Paramos por la igualdad



Yo paro por todas las mujeres que renunciaron a su profesión por cuidar a los suyos; por las mujeres que día a día hacen malabares para conciliar vida laboral con familiar; por todas aquellas a las que se les ha prohibido o robado la posibilidad de acceder a la Cultura; por mi abuela que cuido a sus suegros, por mi madre que cuido a mi abuela, por las abuelas que cuidan a sus nietos para que sus hijas trabajen enlazando un contrato basura tras otro, con horarios incompatibles con la vida personal y familiar; para que la brecha salarial y el techo de cristal se conviertan en algo del pasado; paro porque ya es hora de que el patriarcado deje de considerar a la mujer como objeto y propiedad; paro para que mi sobrina no sea esclava de un modelo de belleza impuesto y paro tb por mi sobrino; paro porque aún hay hombres e incluso mujeres que no entienden el significado de esta huelga; paro por las mujeres que no tienen voz porque están amordazadas, por las que son esclavas en cualquiera de sus formas, por las que sufren cualquier tipo de violencia, en especial paro por las mujeres que sufren violencia de género; paro por los 208 niños y niñas víctimas de la violencia de género escolarizados en nuestra comunidad autónoma; paro porque nuestras hijas no tengan miedo a ir por su ciudad, porque ir sola no tiene que ser sinónimo de valentía sino de libertad; paro porque nuestras ciudades se adapten a nosotras como primero se han adaptado a los ciclistas y a los peatones; paro por mi responsabilidad en la coeducación en igualdad; paro porque nos quedan muchos andamios que desmontar para conseguir una sociedad en clave de igualdad; paro porque el feminismo es sinónimo de personas en igualdad; paro porque soy mujer, porque soy persona y porque creo que la revolución de las mujeres que llega, que llega, llegará finalmente para hacer este mundo más vivible, más morado, más solidario... en definitiva, un mundo mejor. 

domingo, 4 de marzo de 2018

Científicos quirosanos I: Fernando García Osorio.



Cuando el pasado junio el Rey Felipe VI entregó las condecoraciones al mérito civil, entre los 38 galardonados se encontraba un joven investigador asturiano de origen quirosano, Fernando García Osorio que al recoger su premio lo dedicó a "todos los que han hecho de la ciencia su profesión".
García Osorio (Oviedo, 1985) es investigador en el ámbito de la Bioquímica. Con un extraordinario expediente académico este joven, hijo de familia minera, estudió en la Universidad de Oviedo y hoy pertenece al equipo del profesor Carlos López Otín, apuesta por continuar su carrera profesional como investigador en el campo de la biología más avanzada en nuestro país, aunque reparte su trabajo entre la Universidad de Oviedo y prestigiosas instituciones internacionales.

El investigador

LVT.: Bueno Fernando lo primero darle las gracias por hacernos un hueco y dedicarnos su tiempo me gustaría empezar a las bravas, como un chaval decice un día dedicarse a la ciencia ¿El investigador nace o se hace? ¿Tiene consciencia de en qué momento decidió dedicar su vida a esta labor?
Fernando García Osorio: Pienso que la curiosidad científica nace de cada uno y de sus propias inquietudes, sin embargo ser investigador requiere un largo proceso de aprendizaje, que en la mayor parte de los casos se extiende durante toda la carrera profesional de un investigador. En mi caso creo que la inquietud científica ha estado presente desde siempre, con una gran curiosidad sobre las leyes de la naturaleza y los seres vivos.

LVT.: La labor individual del investigador está circunscrita a la desempeñada dentro de un equipo ¿Qué importancia tiene el equipo en la consecución de los logros científicos individuales (y viceversa)?
García Osorio: Todo el trabajo científico llevado a cabo hoy en día en el campo de la Biología es una labor colectiva, y es realmente enriquecedor tener la posibilidad de trabajar con gente procedente de muy diversos ámbitos en un mismo proyecto.

LVT.: ¿Cómo se entra a formar parte del grupo de investigadores que trabaja bajo la supervisión del profesor López Otín?
García Osorio: Honestamente, no sabría decir cómo se entra a forma parte del laboratorio de Carlos, supongo que de alguna manera todos los que formamos y han formado parte del laboratorio comparten algunos valores comunes como una gran curiosidad científica y un fuerte componente de esfuerzo personal y compromiso. Lo que sí puedo decir es que me siento enormemente afortunado de haber podido llevar a cabo mi tesis doctoral bajo la supervisión de Carlos y junto a todos los integrantes del laboratorio.

LVT.: Trabajar junto a un científico de la talla de Carlos López Otín ¿imprime carácter?
García Osorio: Imprime carácter y sobre todo un fuerte componente de honestidad y compromiso, no solo hacía al trabajo sino hacía todas las facetas personales de un investigador.

LVT.: A la luz de las políticas económicas llevadas a cabo por los Gobiernos españoles ¿Cuál es el momento actual que vive la ciencia en España? ¿Sin dinero se puede investigar?
García Osorio: La ciencia en España está atravesando un momento muy difícil, aunque no ajeno a los problemas que atraviesan otras actividades económicas en este país. Creo que será necesaria una fuerte inversión en ciencia durante los próximos años para reparar las consecuencias de la crisis económica y para atraer el talento científico que ahora mismo está ejerciendo su actividad profesional en el extranjero.

LVT.: ¿Qué opina de la llamada "fuga de cerebros"? ¿Por qué un joven de su prestigio decide quedarse y desarrollar su trabajo en Asturias (razones familiares, personales, etc)?
García Osorio: Creo que la posibilidad de formarse durante un periodo de tiempo de la carrera profesional en otro país es una experiencia extraordinariamente enriquecedora, el problema es cuando no existe la posibilidad de que estas personas puedan volver a España. Esta situación es en mi opinión dramática, con consecuencias además muy negativas para nuestra economía, y se deberían exigir pronto planes específicos para la incorporación de estos profesionales.

LVT.: Sin embargo, existe una profunda relación entre la comunidad científica mundial (intercambio de resultados, convenios de colaboración entre distintas universidades y países) o esto ¿no es realmente así?
García Osorio: Desde luego, la actividad científica es hoy en día global y existen muchas iniciativas para el desarrollo de convenios de trabajo entre distintos laboratorios europeos y con otras partes del mundo.

El trabajo personal

LVT.: Su trabajo se desarrolla dentro del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, ¿cómo le explicaría a un profano en ciencia lo que es la Bioquímica? Y ¿un bioquímico?
García Osorio: La Bioquímica se encarga del estudio de la vida y de la enfermedad centrándose en los componentes más básicos de un ser vivo, las moléculas que lo constituyen. Nuestro trabajo diario se basa en el estudio de las proteínas y ácidos nucleicos (ADN y ARN), también azúcares y grasas, implicados en distintos procesos biológicos y patológicos.

LVT.: He leído que sus estudios se centran en el Síndrome Hutchinson-Gilford, una enfermedad rara de la que sólo se presenta un caso entre cuatro millones y que supone la aparición prematura de síntomas relacionados con la vejez como la osteoporosis y enfermedades cardiovasculares ¿Cuáles son los resultados que se han obtenido en el laboratorio y qué incidencia puede tener esto en la vida de las personas?
García Osorio: En primer lugar, nuestro trabajo se ha centrado en desarrollar terapias para los pacientes de esta enfermedad, la cual aunque es poco frecuente es muy agresiva y con consecuencias devastadoras para los pacientes que la sufren. Además, nuestro trabajo nos ha permitido no solo comprender mejor esta enfermedad, sino también el envejecimiento normal, y entender que algunas de las terapias desarrolladas para el síndrome de Hutchinson-Gilford pueden también aplicarse para el tratamiento de problemas óseos o cardiovasculares durante el envejecimiento normal.

LVT.: Sin embargo, el envejecimiento es un proceso natural ¿Hasta dónde cree que se puede intervenir en su deceleración? ¿Significa eso que viviremos eternamente?
García Osorio: En este sentido, el objetivo principal de cualquier actividad científica en envejecimiento no es vivir más, sino conseguir vivir mejor y prevenir las enfermedades asociadas a la edad como la osteoporosis, los problemas cardiacos o las enfermedades neurodegenerativas.

Fernando, hijo y nieto de quirosanos.

LVT.: Hijo y nieto de quirosanos ¿Cuál es su relación actual con el concejo donde todavía viven sus abuelos? (¿viven allí tus abuelos todavía?)
García Osorio: Para mi Quirós es una parte indispensable de lo que soy, toda mi familia es de origen quirosano y siento un gran apego emocional al concejo, además de un gran orgullo sobre mis orígenes.

LVT.: Comparta con nosotros un recuerdo asociado a su infancia y a la visita de sus abuelos en Ricabo o en Villamarcel
García Osorio: Tengo muy buenos recuerdos de la infancia, especialmente en verano cuando pasaba con mis padres parte de las vacaciones escolares en Villamarcel en casa de mis abuelos. También de Ricabo, con un recuerdo muy especial de la casa de los tíos de mi madre, Emilio y Estrella, siempre lugar de encuentro y de un gran cariño hacía todos los que pasamos por allí.

LVT.: Desde la perspectiva de sus mayores, ¿qué opina ellos de "esti nietu suyu que sal en prensa"? (me imagino que estarán muy orgullosos)
García Osorio: Me gustaría pensar que si tienen algún motivo para sentirse orgullosos, no sea solo por mi actividad profesional o por salir en la prensa, no creo que este trabajo sea distinto ni más meritorio que cualquier otro llevado a cabo honestamente.

Fernando y la condecoración al mérito civil de Felipe VI:

LVT.: En este momento que vivimos, en los que la gente cultiva una rácana escala de valores, donde se premia el medrar fácil y la ley del mínimo esfuerzo ¿Qué importancia le da un científico al reconocimiento de la sociedad civil?
García Osorio: Me siento enormemente agradecido de este reconocimiento, puesto que creo que se trata de algo colectivo, dedicado a todas las personas que trabajan en investigación en la Universidad de Oviedo y en otras partes, muchas de las cuales se merecen este reconocimiento tanto o más que yo.

LVT.: Dedico su condecoración a "todos los que han hecho de la ciencia su profesión" ¿Cuánto hay de trabajo constante y silencioso detrás de una noticia en prensa?
García Osorio: Si hay un motivo por el que sentirse optimista acerca del futuro científico de España es el extraordinario capital humano que poseemos. Ojalá dentro de 10 años, si repetimos esta conversación, se haya dado ese impulso económico creciente y sostenido que permita a todos los investigadores desarrollar al máximo sus capacidades, entonces todo ese trabajo habrá merecido la pena con creces.
LVT.: Acepto el reto, le emplazo a volver a vernos dentro de 10 años, si es antes mejor, y a continuar con esta charla. Muchas gracias por su tiempo y mucha suerte en sus proyectos futuros y en su carrera.

jueves, 1 de marzo de 2018

Gafas de ver.



Gafas de ver. 
Para verte. 
Para ver a mis sobrinos crecer sin miedo a nada. 
Sin miedo. 
Sin descanso. 
Para ver a mis padres envejecer con miedo a hacerlo. 
Sin resuello.
Sin pausa.
Sin forma de parar el reloj que nos amenaza sin piedad con el correr del tiempo.
Para ver a Lola mirarme con ojos de vieja perra.
Sabia compañera que conoce todos mis secretos y más, incluso los secretos que ni siquiera yo sé que lo son.
Lola, quiero ver tus ojos aún vivos cuando esperas mi caricia,
sin gafas posibles que compensen el cansancio del camino que hemos compartido. 
Gafas que me dejan ver lo cobarde que soy. 
Gafas que disimulan mi cobardía frente a otros,
una noche en blanco, 
el insomnio que da la incertidumbre, 
las lágrimas de pena por lo que fue, es y no será. 
Gafas de disfraz. 
Lentes de madera que no me dejan ver lo bueno de mi vida a pesar del dolor del mundo a mi alrededor.