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jueves, 1 de marzo de 2018

Gafas de ver.



Gafas de ver. 
Para verte. 
Para ver a mis sobrinos crecer sin miedo a nada. 
Sin miedo. 
Sin descanso. 
Para ver a mis padres envejecer con miedo a hacerlo. 
Sin resuello.
Sin pausa.
Sin forma de parar el reloj que nos amenaza sin piedad con el correr del tiempo.
Para ver a Lola mirarme con ojos de vieja perra.
Sabia compañera que conoce todos mis secretos y más, incluso los secretos que ni siquiera yo sé que lo son.
Lola, quiero ver tus ojos aún vivos cuando esperas mi caricia,
sin gafas posibles que compensen el cansancio del camino que hemos compartido. 
Gafas que me dejan ver lo cobarde que soy. 
Gafas que disimulan mi cobardía frente a otros,
una noche en blanco, 
el insomnio que da la incertidumbre, 
las lágrimas de pena por lo que fue, es y no será. 
Gafas de disfraz. 
Lentes de madera que no me dejan ver lo bueno de mi vida a pesar del dolor del mundo a mi alrededor.

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