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martes, 1 de diciembre de 2015

Bea antes de Lola

"Hello, how are you?
It's so typical of me
To talk about myself, I'm sorry
I hope that you're well
Did you ever make it out of that town
Where nothing ever happened?
It's no secret that the both of us
Are running out of time"

 
"Hello", Adele


Oviedo, 26 de noviembre de 2015

Hola Bea,

Hace mucho tiempo que no hablamos, tanto que no recuerdo cuánto. En realidad no sé cuándo te perdí de vista, en qué momento dejaste de ser yo para vivir definitivamente en mi pasado. Si me preguntara en qué instante decidí crecer y empezar a construir el futuro, no sabría decir un único momento. Fue el tiempo de soltar amarras y encaminarme a un proyecto único, el mío propio, sola conmigo misma. Y de dejar atrás tantas cosas llevándome lo importante. Cerré la puerta y me fui. No fue difícil, porque no hubo portazos. Puse fin a un capítulo de mi vida. "Se trata de crecer" me decía. Ya te tocará vivirla. Te lo prometo y te pasará como a mi. Será un juego y será divertido.
Pero hoy, buscando entre las fotos viejas, he encontrado aquella que os tomaron en Quirós en el final del verano del 86. Maite, Claudia, Flor y tú. Las cuatro, tan guapas, tan niñas, despertando a la vida y he pensado en escribirte estas letras, para saber de ti y para contarte de mi. Te extrañarás que lo haga de esta forma "a la antigua" ¿Cuánto papel de cartas de colores usasteis aquel verano? Ya no lo recuerdo y eso que vosotras no fuisteis especialmente ñoñas, pero cartas os mandasteis miles en un tiempo en el que la comunicación no era lo que ahora, pero y ¿la emoción de abrir el buzón y ver tu dirección escrita con la letra de Claudia? Fíjate si hubieran existido los móviles o internet entonces.
Fue en el 85 cuando vuestros destinos se cruzaron ¿te acuerdas? Menudo aburrimiento prometía aquel verano, pero una amiga, una amiga abría un abanico inmenso de posibilidades a aquellas tardes que transcurrían indolentes y en las que todo se ralentizaba. Y eso que al final aquel agosto tuviste una gripe horrible que estuvo a punto de echar al traste todos los planes, sin embargo allí estuvo Claudia, paciente y sin desanimarse, esperando a su nueva y flamante recién estrenada amiga que deliraba en la cama a causa de la fiebre. Creo que como aquella gripe no has tenido nunca más otra, ¿no? Y, desde entonces, hasta hoy. Claudia y tú no os habéis separado nunca y mira que vuestras vidas han sido distintas. Distintas sí, pero paralelas. Claudia siempre estaba ahí. Primero fue novia de Manuel, luego recién casada y madre sin dejar de ser niña y tu, mientras tanto, junto a ella, creciendo al mismo ritmo, en diferentes ramas del árbol, pero con el mismo tronco común. Viene mi memoria hoy también las siluetas de dos chiquillos en la estación de tren de la Pola, con la nieve que caía, dos niños cobijados bajo el paraguas y despidiéndote.
Volviendo a la foto, Claudia te coge del brazo. Se apoya en ti y tú en ella. Te protege y tú a ella. Estáis unidas con un hilo rojo. Te diría que no dejes de lado a las amigas, van a ser tu pilar en muchos casos aunque algunas se bajarán en distintas estaciones, pero tranquila, aprenderás a vivir sin ellas y madurarás. Dice mi madre que tengo mucha facilidad para ir dejando a la gente bajarse de mi vida, pero ¿qué voy a hacer? No puedo aferrarme a quienes no quieren estar a mi lado. La vida te enseñará a hacerlo, aunque te aseguro que te costará muchas lágrimas.
En la foto sonríes y no hacia ni un año que habías sufrido tu primera gran pérdida. ¿Recuerdas que pensabais que ninguno iba a ser capaz de seguir sin ella, de que moríais con ella, de que perdíais al timonel de vuestra familia? y sin embargo, el mundo continuo girando y vosotros con él, avanzando. Y ella no estaba más, aunque muchas veces la sientas junto a ti. Nunca te abandono Bea, aquello si que no tuvo nada de traición. Muchas cosas pasaron aquel verano del 85. Sólo me vas a permitir que te avise de una cosa Beina, la primera pérdida duele, pero la última siempre es la peor, te lo digo yo que de pena por los míos sé un rato. Sólo que hay que reinventarse y volver a vivir. Lo harás así, siguiendo al pie de la letra los pasos del duelo, lo pasarás mal pero saldrás victoriosa.
Quería preguntarte por tus padres. Los míos están bien, gracias. Soy afortunada por tenerlos. Por ahora nos respeta la salud. Ya sabes que complicadas se ponen las cosas a partir de ciertas edades. Mi padre dando guerra, discurriendo mil proyectos nuevos y poniéndose metas, queriendo beberse la vida a sorbos, dándonos lecciones de todo y de nada, callado como es él, disfrutando de su nieto, el regalo más grande que le ha dado la vida, haciendo amigos, gestionando el tiempo de la manera más provechosa, leyendo mucho y tirando de diccionario, preguntando o mejor observando. A lo que no se anima el tío es a lo de Internet. Chica, mira a ver si tu tienes más suerte. Es un grande, ojalá hubiera más como él en el mundo. Mi madre cambió es lo que tiene pasarse siete años sin avanzar ni un paso. Cuidar de mi abuela fue... no sabría muy bien decir cómo fue. Sigue esforzándose por hacernos la vida más fácil, pero no tiene interés por la suya. Me da mucha pena, pero he decidido que cada uno vive como quiere (o como puede o como sabe, pero esa es otra historia)  y que yo no puedo decidir como tiene que vivirla. Es duro, pero una vez que lo aceptas es como una especie de liberación.  Es duro aceptar que tus padres se hacen viejos, durísimo, sobre todo, cuando tanto tú como yo hemos vivido rodeadas de viejos entrañables. Sin que te des cuenta los más viejos son tus padres y eso cuesta, vaya si cuesta. Vete preparándote porque muchas veces te sentirás frustrada y sin poder hacer nada. Aceptar esa realidad que nos tocará a todos, será tu triunfo.
Tengo que ir despidiéndome porque se hace tarde, si salgo ahora hasta el buzón con suerte recibirás mis noticias esta semana. Querría contarte más cosas de mi, de lo que hago, de como me va la vida, pero no creo que sea bueno desvelarte el futuro. Lo mejor del futuro sin duda es descubrirlo por una misma. Sólo te voy a decir tres cosas, la primera es que la vida no te da lo que sueñas cuando eres pequeña, pero hay otros sueños que puedes conseguir por tu misma, sólo hay que creer en ellos; la segunda es, que a pesar de las decepciones, vas a querer mucho y te aseguro que merece la pena hacerlo y la tercera, es que he llegado a un punto en el que soy aceptablemente feliz y sólo por eso el esfuerzo ya ha tenido su recompensa.
Bueno Bea, espero que me escribas pronto y me cuentes esos planes de Universidad que tienes para después del verano y que me digas qué fue de aquel moreno que te tenía preso el corazón.
Un beso

2 comentarios:

  1. Me has llevado de vuelta a un verano de mi adolescencia en el que me carteaba con la que fue mi mejor amiga. A mí me ha costado aprender a dejar a la gente bajarse de mi vida y creo que con esa amiga en cuestión aprendí esa gran lección.
    Me alegra saber que la Bea de hoy es aceptablemente feliz.
    Besos!!

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    1. yo tengo las cartas (sin sentido actualmente porque no nos decíamos nada importante, pero tan bonitas) A mi también me cuesta dejar a la gente atrás, no vayas a pensar, sólo que mi madre lo ve más fácil que como yo realmente lo vivo. Ah y de las cuatro de la foto una se bajó al verano siguiente y nunca supimos porqué. La vida!

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