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sábado, 25 de abril de 2015

Un nuevo tramo de escalera.




He salido pronto a la calle. He pasado mala noche, una lumbalgia se ha invitado a última hora a participar en la fiesta de esta tarde. Manda huevos, para un día que debería de estar al cien por cien, creo que no voy a poder ni sonreír. Una vez en un viaje a Escocia conocí a una chica que me dijo que los dolores en la zona lumbar (yo los tengo habitualmente, no como hoy, aunque podría afirmar que es mi parte más floja y mi abuela Elena tenía siempre) somatizan los miedos. Pero, miedo ¿a qué o a quién? Probablemente a ser yo misma, a que me traicionen las formas o el carácter. Miedo a fracasar NO, porque para mi aceptar ciertas cosas ya es un triunfo.
Ha llegado mi padre. Me ha dicho algo de mi pelo. Le he contestado que es cuestión del día. Le he dicho que ayer olvidé el coche abierto, pero que no se ha descargado la batería. Con su media sonrisa, mi padre no sonríe abiertamente muy a menudo, pero si lo hace entre líneas muchas veces, me ha dicho que tendré mucho en que pensar. Sinceramente no lo sé, sólo sé que algunas veces hay que tomar decisiones y dar pasos adelante, nunca hacia atrás, asumir riesgos y desafíos y crecer como persona y en compromisos. Sé que tengo mucho que dar, que sé trabajar y que quiero hacerlo. Es difícil encontrar proyectos que te ilusionen a ciertas edades, cuando ya vienes desengañada de tantas cosas y de tantas personas. Está bien tener callo en la vida y ser virgen todavía en algunas cosas, es emocionante. Me ha dicho Katia que si tengo que hablar que lo haga como escribo y me ha venido a la memoria la frase de Goytisolo el pasado jueves "soy hombre de mucha escritura y de pocas palabras" Yo también soy mujer de mucha escritura y de pocas palabras (salvando las distancias entre ese hombre y yo, claro) pero también soy mujer de hechos, de soluciones, de alternativas y de no quedarme con un "no se puede". En los últimos años he visto a mucha gente haciendo equilibrios para superar estos tiempos que nos han tocado, he visto amigos recomponiendo sus vidas, he vivido situaciones en las  que hay que luchar hasta el final creyendo que nada acaba hasta que no sale el "the end" en la pantalla. Se alcanza el final del túnel porque siempre, siempre sale el sol, en muchas ocasiones esa esperanza es lo único que nos mantiene a flote. Creo que otro mundo es posible, pero que para conseguirlo hay que cambiar cosas, muchas cosas, demasiadas.
Vivimos un tiempo de cambio global, pero no hay que olvidar que los localismos son los que nos hacen únicos. Lo pequeño, lo diferente, lo único, lo nuestro... Por ello hay que apostar, por ello hay que luchar. Se pueden hacer las cosas mejor. Sí, claro que sí. No hay que abandonarse a la desidia, a la costumbre, al "todo vale" o al "está bien así" Llevo muchos años en Quirós en un compromiso parroquial que me ha dado una perspectiva bastante objetiva de la realidad del mismo. Puede que no conozca ciertos temas agrarios o ganaderos, pero conozco a muchas personas y conozco  a los colectivos que más me preocupan y que son los más importantes: los mayores, nuestra memoria viva y los niños, nuestro futuro. ¿Asumir este desafío es dificil? SI, ¿es imposible? NO.
Vengo a aprender  y a trabajar. Vengo a quedarme, a hacer grupo por encima de personalismos y de egos. Vengo a sumar, nunca a restar, a arrimar el hombro, a dar lo mejor de mi, pero sobre todo llego hasta aquí para que mis abuelos Ludivino y Rosario estén orgullosos de su nieta tanto como lo estaban Arturo y Elena con los que sí tuve tiempo de crecer y de vivir. Para que ellos me conozcan por mis actos y por el tremendo apego que tengo a esta tierra y a estas montañas.
Y volviendo a mi padre, no es hombre de mucha charla, a veces parece que tiene las palabras contadas, tan justas que lo mejor es no desperdiciarlas. Es el pilar sobre el que se asienta mi vida porque me ha demostrado día a día que es un hombre íntegro. Guauuuu, integridad y ¿eso qué es? Sólo he preguntado a dos personas acerca de este tramo de escalera que voy a empezar a subir, una me dijo que no empezará la escalada y el otro me dijo que lo valorará. No dudo del amor que me tienen ambos, cada uno en su estilo y en su papel, pero si hay una única verdad absoluta en mi vida es que mi padre me va a apoyar en todo lo que haga, le guste o no, por eso, cada paso que dé tiene que permitirme seguir mirándolo a los ojos y seguir contando con su media sonrisa y con su complicidad. Decía Forrest Gump que la vida es como una caja de bombones. Yo digo que la vida es una escalera, con muchos tramos, algunos peldaños serán mas altos que otros, algunos trechos serán mas empinados, otros angostos y penosos de subir, pero yo no me quedo en el descansillo de la comodidad y aceptó este nuevo tramo. Gracias por acompañarme en él.

4 comentarios:

  1. Pues claro, los descansillo son para descansar y no para quedarse en ellos eternamente. Siempre hay que seguir adelante. Con más trabajo, con más agilidad, sin saber muchas veces qué nos espera tras cada escalón. Es bonito seguir teniendo motivos para ilusionarse. Sin ilusión la vida no es todo lo vida que debiera ser. Sea cual sea el tramo que estás a punto de emprender, te deseo mucha suerte.

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    1. es un paso adelante por mi concejo, no sé si acertado o no, pero allá vamos sin red.

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  2. Crees que otro mundo es posible y te aprestas a luchar por ello. Ese es un pensamiento común a la adolescencia donde no tiene mayor valor precisamente por eso, porque todos queremos cambiar el mundo cuando tenemos 15 años, pero en torno a la madurez, ay, entonces vienen los miedos y los mejor-no-me-lio y las coartadas para engañar a la conciencia cuando se atreve a protestar. Querer cambiar el mundo desde la sensatez es la más importante de las hazañas. Imaginemos que solo la mitad nos pusiéramos a ello. Habríamos cambiado el mundo ¿no es verdad?
    Tienes toda mi admiración, Bea, y además me llena de alegría que haya tanta gente buena por el mundo, que no nos vamos a fijar solo en los corruptos. Los demás (y ahí me incluyo, aunque sea con mi granito de arena) somos muchos más.

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    1. Gracias, nunca había pensado en meterme en el barro, pero voy a intentarlo. El 24 veremos que dicen los vecinos. Por cierto, me has emocionado.

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