"-¿Y en qué consistía, esa estrategia?- preguntó Chamorro
- En ser como Sunzi dice que es el agua. En no tener forma, para que no puedan darte los golpes. En buscar los resquicios, para hacer inútiles las murallas... de los enemigos. En evitar las alturas, donde el adversario que dispone de mejores arqueros te acribillará a placer. En resumen, en rehuir el enfrentamiento infructuoso y buscar un terreno de batalla donde tus tropas sea mejores que las del general contrario."
Lorenzo Silva ,"La estrategia del agua" Aplíquese (esto lo digo yo) a cualquier aspecto de la vida de un@
"Todos nacemos de un golpe de luz, y todos acabamos engullidos por la niebla que poco a poco nos va helando el corazón."
Lorenzo Silva ,"La estrategia del agua" Aplíquese (esto lo digo yo) a cualquier aspecto de la vida de un@
Tropecé con Lorenzo
Silva sin querer, el azar siempre cómplice fiel en esto de unir autores
con lectores y viceversa. Trasteando en Internet, indagando entre las
novedades de alguna editorial o revolviendo entre los estantes de una
librería grande o pequeña, casi siempre grande (para que negarlo)
me topé con “La estrategia del agua” y me
hipnotizo. No tenía ni idea que quién era el autor, ni de qué se
escondía bajo aquel título. Creo que no había leído nada ni
policíaco, ni del género negro. Conocía de lejos a Agatha Christie y
a Sherlock Holmes, quizás autora y personaje con más renombre en
esta materia por lo menos para los lectores inexpertos. Me lo compré por impulso, como casi siempre, junto a
otros títulos más o menos comerciales, recomendados por alguien o
no, guiada por lo sugerente de un título o de una portada. Sé que
leí que el autor no era muy mayor o no era muy joven (yo nací en el
70) y eso también me parecía acercarme a él. Y también leí que se
trataba de una serie y que el primer libro de la misma tenía el
Premio Ojo Crítico, un premio “menor” pero muy reconocido y de
prestigio que sigo año tras año cuando los va concediendo el
programa del mismo nombre de RNE aunque yo en el 98 anduviera en otras cosas.
Leí el libro de un tirón
y aparte de los hechos que se narran lo que más me llamo la atención fue que los
protagonistas eran una pareja de la guardia civil, Bevilacqua y
Chamorro, Rubén y Virginia, un tanto atípica, sobre todo, por el
nivel de profundidad con el que reflexionaba el tal Bevilacqua. Estos
guardias civiles presentaban algunos rasgos bastante particulares:
trabajadores, resolutivos, inteligentes, incansables y además, entre
ellos, había una química personal considerable. La pareja se alejaba bastante del prototipo de guardias civiles que la mayoría de los mortales tenemos en mente. Silva dibujaba a una
pareja de la guardia civil como nunca se había presentado hasta
entonces, sin olvidarse de otros elementos tópicos y típicos del
Cuerpo: el guardia bonachón, el novato, el que sigue la tradición familiar, el corrupto, el que sólo
piensa en la estricta disciplina. Buf, la guardia civil tan denostada
por unos y querida por otros. Silva otorgaba y otorga excelencia a una de los
elementos más prosaicos de los caminos y carreteras españolas, junto al Toro de Osborne, la pareja de la guardia civil.
Empecé por aquí
y según la acabé me compré todas los anteriores para leerlas de un
tirón. El párrafo que abre esta entrada y justifica el título de esa primera lectura fue una de las cosas que me condujo a
querer saber más del autor y de esta pareja. He leído también otros
textos fuera de la serie: “La flaqueza del bolchevique”, “Noviembre sin violetas”
y “Niños feroces” Todos los tengo en
papel, ni en formato electrónico, ni descargados ilegalmente. Son míos, comprados unas veces por Internet y otras presencialmente en el mágico mundo que suponen las librerías.
Yo soy de las antiguas. Me faltan algunos títulos, pero iré poco a
poco haciéndome con ellos.
Gracias a Dios, mi
humilde posición, conservo mi puesto de trabajo y cierto poder
adquisitivo, me permite destinar parte de mi sueldo a la compra de
libros, no tantos como quisiera, pero si bastantes más que la media.
Reconozco que a mi lo que me gusta es tener mis libros físicos en papel, mis
títulos favoritos, mi pequeña biblioteca. Si alguien me pregunta me defino como
lectora sobre todas las cosas. Para mi la lectura es la posibilidad
de vivir otras vidas, más emocionantes, más divertidas, más
tristes, otras vidas distintas a la mía a fin de cuentas. Cuando el
escritor pare un libro lo regala al mundo y digo bien, lo regala
porque independientemente de su precio lo pone a disposición de los
lectores para que sean ellos los que le den vida. Sin nosotros, los
lectores, el trabajo ingente del autor estaría vacío de
significado.
Una vez finalizado el
libro me produce un placer especial presentarlo a mi padre y a mis
amigos. Así Bevilacqua y Chamorro pronto se convirtieron en protagonistas
de algunas de nuestras conversaciones. Lorenzo Silva se introdujo en
nuestras vidas y a mi me metió en la novela negra y lo hizo con
arte y clase, apenas me di cuenta de que me estaba enganchando a un
género que en principio no me interesaba para nada.
Cuando por casualidad, gracias a mi profesor Pedro Fernández, tuve la fortuna de conocer a Chelo Veiga en un Café literario en
Tudela Veguín y ella anuncio que efectivamente había confirmado la
presencia del padre de la pareja más famosa de guardias civiles de
España, no pude menos que ahogar un grito por no ponerme a llorar
como una niña en medio de aquellas mujeres lectoras adultas tan
serias y responsables. La cita era el 6 de marzo en el Auditorio en
forma de Diálogos en Compañía: la novela negra.
Por fin llegó el
6 de marzo y no pude por menos que sentirme entusiasmada y feliz. Feliz
porque un maestro como Lorenzo Silva iba a regalarnos su presencia y de paso dar la alternativa a un
chaval, novato e inexperto, pero rodeado del cariño y del apoyo de
los suyos y además en su ciudad (aunque sea de adopción) Por eso no
me extraño nada que en algunos momentos Abraham Agüera (cuya novela
“Las reliquias del silencio” ya está en mis manos) se mostrará
abrumado y un poco tímido. No me extraño nada la verdad. Así y
todo, creo que salió del paso con mucha dignidad y un aplomo que
aplaudo. Estar compartiendo mesa con un autor de ese calibre, Premio
Planeta (que para mi este premio le sobraba) hace cobarde al más
valiente.
Y este encuentro
realizado dentro de las actividades de los clubs de lectura de la Biblioteca Sara Suárez Solís (Pumarín, Oviedo) en mi opinión fue
un éxito y no sólo de público, atento y participativo, sino también por
la clase magistral que nos dio Silva que alternando el ceño fruncido de quién escucha con atención y la sonrisa franca de quien se siente sinceramente querido por el público no dejo ni un solo tema sin
tocar, ni una respuesta que dar: el precio de los libros, el
IVA de la cultura, los e-book, la lucha de los autores por bajar los
precios y poder llegar a más lectores, las descargas ilegales, los
derechos de autor. Aprovecho para hacer un retrato de la sociedad y
del país, del momento y de la época que nos han tocado vivir. Hablo
de los editores dándoles el papel que les corresponde: “Lo puedes
hacer solo, pero estás solo” Afirmo que el editor es el
principal valedor de la obra un pasito por detrás del autor,
interesado por el resultado final del proyecto. Tenemos un
producto, un buen producto, pero hagamos que sea el mejor producto.
Ahora bien, yo sigo sin entender porque los escritores jóvenes o noveles
tienen que autoeditarse si tenemos en cuenta la auténtica bazofia
que publican algunas editoriales. Me viene a bote pronto a la memoria
una primera novela que acabo de leer de una autora francesa (y no
digo más) publicada por una reconocida editorial y amparada por una
campaña publicitaria muy importante que, en mi opinión parece que
ha sido escrita por una niña de 12 años y mira que hay niñas que
escriben bien.
Silva dijo también el
jueves que lo importante era la relación íntima y personal que se
establece entre autor y lector, que (esto lo añado yo) probablemente nunca van a
conocerse más allá de las páginas que van a compartir. La historia se construye entre dos y es el lector el que
la concluye cuando la hace suya.
Y remato porque me lanzó
y no acabamos. Cuando empecé a escribir este blog que tantas
satisfacciones me está dando hace ya año y pico, en mi primera
entrada dije que “como mi buen amigo Bevilacqua me declaraba una
optimista contumaz” y hoy quiero reiterarlo y afirmar que no creo
que seamos una especie en extinción ni autores, ni lectores, es más
cada vez hay más gente dispuesta a compartir y a transmitir lo que
escribe, como y de la forma que sea, en las redes sociales, en
blogs llenos de poesía y de literatura aunque sea con minúsculas,
en estado puro, sin artificios, ni intermediarios. Habrá una
revolución en la cultura, España será un erial, pero seguirá existiendo un montón de
gente que como yo esté expectante ante cualquier novedad editorial,
hambrienta de calidad que no necesariamente cantidad, deseosa de
personajes de envergadura como Bevilacqua y Chamorro y de otros
nuevos, como Balagar Fartón, llamados a ser grandes y cuya
influencia en mi vida está por venir.
Mientras espero que la llegada del verano me traiga un nuevo regalo de la mano de Lorenzo Silva, quiero dar las gracias a los creadores
por hacernos partícipes de sus sueños que son los nuestros y gracias
a Chelo Veiga y a los que son como ella por mantener viva la ilusión
de gente como yo.
"Todos nacemos de un golpe de luz, y todos acabamos engullidos por la niebla que poco a poco nos va helando el corazón."
Lorenzo Silva, "La niebla y la doncella"
Excelente relato, con formato de crónica, de los sentimientos de un lector, en este caso lectora. Gracias por compartirlos. Te deseo que sigas disfrutando del mundo de las letras, y lo sigas reflejando en este blog que sí a tí te da satisfacciones, también a sus lectores. Un cordial saludo
ResponderEliminarMuchísimas gracias, empecé escribiendo para mí y ahora veo que lo que más me gusta es compartirlo. Tengo la impresión de que siempre hay alguien al otro lado y es una forma de no sentirse sola. Muchas gracias de nuevo.
ResponderEliminarHola, Bea. Siempre hay alguien "al otro lado". Yo siempre he afirmado que mi mayor ilusión es "sentir y ser sentido", y que las cosas siempre suceden por algo. He llegado hasta aquí recogiendo las pequeñas pistas que has ido dejando, y no puedo hacer otra que suscribir punto por punto todo lo que has explicado en este post. Como lector me siento identificado y emocionado, compartiendo esa mezcla de sentimientos que siente un espectador cuando acude al discurso de una persona idolatrada. Lorenzo es todo un referente, es el precursor de un género que está llamado a ir creciendo exponencialmente, y su serie de Vila y Chamorro es una auténtica pasada...
ResponderEliminarAsí las cosas no te haya extrañado nada que este humilde contador de historias se haya sentido abrumado, empequeñecido... Uno no tiene la ocasión de compartir mesa y charla con un Maestro como él. La garganta seca, pero eso ya has tenido ocasión de comprobarlo, jajja
Te agradezco enormemente el cariño con el que has escrito este post. Me he sentido reflejado en tí, y es precisamente esa pasión que desprendes la que hace que merezca la pena contar historias y luchar por contribuir a que esta fábrica de sueños tenga un sentido y un futuro. Espero que "Las Reliquias" estén a la altura de tus expectativas. Gracias. Muchas gracias.
Muchas gracias Abraham, tus palabras me hacen sentir muy feliz y como la felicidad casi siempre es temporal voy a aprovecharla. Espero acabar pronto tu novela, aunque se me acumulan las lecturas, hay tanto que leer y tanto que aprender con cada uno de vosotros, los autores. Un besín y si no antes nos veremos en la Feria (que ya no queda nada)
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