Yo también creo en el amor.
Creo en el AMOR con mayúsculas.
Creo en el amor para toda la vida y en el de sólo una noche.
En el fugaz, el clandestino y el prohibido.
En el químico y en el físico.
En el de los que tienen miedo y se esconden, el de los que son valientes y se atreven.
En el de los que no se arriesgan y en el de los que juegan arriesgándose, sabedores de que pueden perder o, quizás, ganar.
En el de los que se comprometen y en el de los que huyen del compromiso.
En el amor en círculo, en el de los círculos concéntricos.
En el de aquellos cuyas vidas no van a cruzarse nunca, pero se aman sin tocarse.
En el de los que lo gritan al mundo y lo comparten, el de los celosos de su intimidad que lo viven en soledad.
En el platónico y en el carnal.
En el amor que se usa, se desgasta y se agota.
En el amor que se rompe y se recompone.
En el que se transforma y te transforma.
El que se rearma y te desarma.
En el que se regala y se recibe.
En el amor sin fronteras, en el de los que las ponen.
Creo en el amor que duele y en el que sana.
Creo en el amor que acierta a la primera, en el de las segundas oportunidades y en el "a la tercera va la vencida".
Creo en el amor que acierta a la primera, en el de las segundas oportunidades y en el "a la tercera va la vencida".
Creo en el amor porque creo en las personas y éstas han nacido para amar y ser amadas, libres sí, pero amantes y amadas.
Lo mío es todo envidia, pero estoy segura de que ahí fuera está la parte que me toca, esperando ser reconocida por mis ojos y tomada por mis manos. Y en ese amor que será definitivo e infinito, está mi salvación.
Mientras tanto, besos para todos
Mientras tanto, besos para todos
Bea la de Lola
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