"Mas lo que de verdad
importa
es que mires,
¡que sueñes!,
-pero siempre con los ojos
bien abiertos-
que seas tú el timonel
de tu nave
y que nunca
nadie,
te arrebate tu sombrero."
Pulga Croft
importa
es que mires,
¡que sueñes!,
-pero siempre con los ojos
bien abiertos-
que seas tú el timonel
de tu nave
y que nunca
nadie,
te arrebate tu sombrero."
Pulga Croft
El 16 de noviembre de 1998 nació Daniel. A medio día su madre llamó para decirme que iba a ingresar porque el chiquillo ya llegaba. Fuimos a clase a la Escuela de Idiomas y a la salida, sobre las 21.00, pasamos por allí Maite y yo para ver si había noticias. Sí, las había, teníamos un niño nuevo cerca de nosotras, un niño que iba a crecer y hacerse hombre siendo nosotros testigos de su vida. No lo pudimos ver, no sé porqué, vimos a su madre que estaba hambrienta después del esfuerzo realizado. Estaban felices, la familia empezaba a tomar forma.
Al día siguiente era martes, yo ese año había empezado a estudiar Empresariales y, la verdad es que estaba entusiasmada, con el entusiasmo del que tiene un nuevo proyecto en la cabeza y sabe que, durante el tiempo que dure, otras cosas dejarán de preocuparle. Como tenía ya los créditos de libre configuración y unas cuantas asignaturas convalidadas por mi previa licenciatura en Derecho, mi horario era más flexible que el del resto de los estudiantes, así que fui hasta Maternidad a conocer a Daniel. Y allí estaban los dos. Recuerdo a la recién estrenada mamá con su muñeco bebé sobre la viejuna manta azul de la cama del hospital, con esa cara de amor infinito y alegría, sorpresa y miedo que se les pone a todas las madres primerizas. Fuera de aquella habitación, ir y venir de ambulancias, colas que daban la vuelta al edificio donde estaba situado el centro de donaciones. Estupor y tristeza. Ocho muertos en un accidente en Llanes, el conductor y siete estudiantes de instituto. Jacque y yo, sin decirlo, pensamos en aquellas madres que un día también habían tenido por primera vez a sus niños arrugados y colorados en sus brazos, a los que ahora el destino arrebataba de su lado cubriéndolo todo con un velo negro, sin apenas haber comenzado la vida. Esa es otra historia, sin embargo, cada vez que Dani hace años no puedo evitar recordar aquella mañana, ni los días sucesivos en el pequeño municipio de Ribadedeva en el Oriente asturiano de donde eran originarios aquellos chiquillos a los que la puta carretera segó sus vidas.
Pero volvamos a Dani. Hoy no quiero repetir todo lo que ya he escrito acerca de él. Tengo anécdotas de un niño tranquilo que ha ido creciendo sin apenas darnos cuenta y ahora es más alto que su padre. Con todo el tiempo que hemos pasado juntos nunca le he visto una actitud irreverente ni maleducada, ni con los suyos, ni con los que también somos suyos por afinidad. Daniel será un hombre trabajador y responsable, pero ahora es su momento de salir y divertirse, de tomar pequeñas decisiones que serán importantes en su futuro aunque ahora no lo parezcan, de hacer deporte, de estudiar y demostrar que es capaz de conseguir sus retos, de besar ranas de color rosa en busca de la compañera con la que compartir su vida y su futuro.
Es tu tiempo de vivir, Dani, porque tu vida nos ha pasado en un suspiro y la nuestra en apenas un instante. Y, en realidad, han pasado tantas cosas en este cortísimo espacio de tiempo, tantas lágrimas y tantas risas, tantas decepciones y descubrimientos, tantos momentos juntos. Hay amigas que son hermanas y tu madre es una de ellas. Sobran más palabras. Dani, disfruta tu momento porque la vida es ahora y cuando te des cuenta serás padre y tu madre abuela (je,je,je) qué relativo es el concepto tiempo cuando se tienen apenas dieciséis años. Vive, ríe, sueña, pero sobre todo, no vendas tu libertad, no sacrifiques tus sueños e intenta manejar por ti mismo el timón de tu nave. Es difícil, no creas. No olvides tu herencia, la de tus abuelos, la tierra de donde vienes, tus raíces. Y sujeta tu sombrero con mano firme, pues debajo de él estarás bien protegido. Piensa también en Martín, tu hermano, eres su referente. No lo olvides.
Hoy Dani hace 16 años. La memoria caprichosa hace que yo recuerde aquel día de esta forma y no de otra. Si todos los que vivimos aquel día lo contáramos, tendríamos una historia diferente, unas sensaciones distintas.
El jueves, Dani y Yaiza, me acompañaron a hacer un recado. Cuando les pregunte a sus padres, ellos aceptaron. Fuimos a tomar un batido. Mientras estaba en la barra pidiendo para los tres, ellos dos hablaban animados subidos en sus taburetes. Uno enfrente del otro. Dani ni siquiera es un año mayor que ella. Por un momento vi el futuro, dos niños que son amigos gracias a la amistad de sus madres que se prolonga por más de tres décadas, gracias al esfuerzo que hemos hecho de pasar tiempo juntos, de compartir cosas. Dos niños empezando la vida. Y pensé: "Me gusta el futuro"
El jueves, Dani y Yaiza, me acompañaron a hacer un recado. Cuando les pregunte a sus padres, ellos aceptaron. Fuimos a tomar un batido. Mientras estaba en la barra pidiendo para los tres, ellos dos hablaban animados subidos en sus taburetes. Uno enfrente del otro. Dani ni siquiera es un año mayor que ella. Por un momento vi el futuro, dos niños que son amigos gracias a la amistad de sus madres que se prolonga por más de tres décadas, gracias al esfuerzo que hemos hecho de pasar tiempo juntos, de compartir cosas. Dos niños empezando la vida. Y pensé: "Me gusta el futuro"
Si yo hubiera escrito el argumento de mi vida, tendría una Yaiza y un Dani en la misma. Una Yaiza y un Dani que no se llamarían así para discutir y reírme con ellos, para estar orgullosa de sus triunfos y consolarlos en sus fracasos, para ir de compras e ir al cine, para saber lo que es la complicidad entre una madre y sus hijos. Si me hubieran pedido opinión para escribir este guión, la protagonista habría tenido por lo menos dos hijos para cargar en unos brazos, los míos, hechos para abrazar. Sólo echo de menos eso, aunque como no los he tenido tampoco los puedo echar realmente en falta. Dos hijos y la posibilidad de vivir una historia de amor en la que poder ser yo misma, sin límites y sin fronteras, lejos de convencionalismos, apartada de miedos, superando conflictos propios y ajenos. Dos hijos y un amor de película, tampoco es pedir tanto ¿no creéis? A lo primero he renunciado, pero con lo segundo sigo soñando. Quizás en algún momento llegue...
Nota: Tres semanas después de nacer Dani mi vida dio un giro de 180 grados. Recibí una oferta de trabajo, deje la Escuela de Empresariales aunque aprobé una asignatura y un tiempo más tarde me independice. Desde entonces a hoy han pasado 16 años en un momento y para mi ha sido la mejor etapa de mi vida. Volvería a vivirla casi exactamente de igual forma. Cuando la salud acompaña y estás a cubierto da igual el tiempo que haga fuera. Besos para todos.
Nota: Tres semanas después de nacer Dani mi vida dio un giro de 180 grados. Recibí una oferta de trabajo, deje la Escuela de Empresariales aunque aprobé una asignatura y un tiempo más tarde me independice. Desde entonces a hoy han pasado 16 años en un momento y para mi ha sido la mejor etapa de mi vida. Volvería a vivirla casi exactamente de igual forma. Cuando la salud acompaña y estás a cubierto da igual el tiempo que haga fuera. Besos para todos.
Los hijos son importantes pero hay mucha gente que los tiene y no los aprecia ni los vive como vives y quieres tú a los que son los hijos de tus amigas. Es una gran cosa ser una figura en la vida de un niño, después adolescente, después joven y eso, por lo visto, ya lo eres.
ResponderEliminarGracias por contarlo.
Si, eso espero, alguno me quiere más que otro, pero siempre me tendrán ahí.
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