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jueves, 30 de diciembre de 2021

Muchas despedidas.


Yo no sé cuando deje de ver a Paco Borge. Antes lo veía siempre en misa los domingos, su figura alta, y espigada, de buen porte y elegante, al fondo del templo en el lugar que la tradición reservaba a los hombres. Después de misa solía encontrármelo en casa Santi, la sidrería de Casa Jamallo. Allí departía amigablemente con los paisanos de la barra. Probablemente deje de verlo cuando comenzó la pandemia, no tengo muy claro si el ya había dejado de ir a misa o sencillamente no volvió cuando nos desconfinaron. También yo deje de ir a Santi. Es verdad que los temas de parroquia tardaron mucho en volver a la normalidad y que como la gente que va es muy mayor (en su mayoría) se impuso la prudencia y la sensatez. El caso es que seguramente a lo largo de estos casi dos años no nos hayamos vuelto a ver. Recuerdo un día delante de Casa Jamallo, Maruja, Nieves la de los panaderos y el, me contaron cosas de otro tiempo. Otra vez Paco le decía a Maruja que habría que ir a visitar a Nieves que por aquel entonces se había mudado a la residencia de la Pola. En fin, que Paco se ha muerto hoy en su casa (seguramente como querríamos morirnos todos) y no sé si solo o en soledad, quiero creer que circunstancialmente solo, las muestras de pésame de sus vecinos ponen en evidencia que se marcha un buen hombre (por lo menos a mis ojos que ya sabéis que esto de la bondad es un concepto muy personal). Así que, entre tanta mediocridad despedir a un hombre afable, amable, educado es una lástima. Descansa en paz, Paco, volveremos a encontrarnos.

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