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sábado, 20 de diciembre de 2014

Vísperas de Navidad

Voy a poner todo esto que sigue a continuación entre comillas porque es una reflexión personal a raíz de la lectura de una noticia en LNE, es decir, la noticia es tan reciente que los datos pueden variar todavía, seguramente lo harán.
"Ayer por la tarde leí de refilón que la policía había rescatado a unos niños de un piso de Pumarín en Oviedo. Se me pusieron los pelos como escarpias. Soy de Pumarín. He vivido treinta años allí. He crecido allí. He ido allí al colegio. Me bautizaron en la parroquia de San José. Vaya a dónde vaya y viva dónde viva, Pumarín es mi barrio. Y hoy cuando vi la foto en el periódico casi reconocí la terraza. En Benjamín Ortiz estuvo mi segunda casa durante mi infancia pues allí viven unos amigos muy queridos con los que compartimos tiempo, espacio y vivencias de pequeños.
Los que me conocéis sabéis lo especialmente sensible que soy al tema niños (soy sensible a más temas, pero los niños me duelen en el alma, seguramente por los que no he tenido) Anoche lo comentamos tomando un vino, pero quedo ahí. Mi amiga Susana que es maestra nos contó el protocolo que les dan a seguir en los colegios en caso de que un niño llegue sin dormir, mal aseado, con golpes o moretones,...etc.etc. pero ¡Ojo! tampoco podemos criminalizar a todo el mundo, sobre todo en tiempos de esta puta crisis (que yo sigo diciendo que la peor crisis que nos afecta es la de valores). Pues eso, no podemos controlar si todos desayunan en sus casas o si todos llevan la ropina limpia, porque a lo peor la única comida decente que hacen es la del comedor escolar o quizás la lavadora se estropeó y no hay dinero para arreglarla o simplemente el polo blanco que es gris de tantas lavaduras ya no da para más. Lo comentamos porque Marimar y yo tenemos sobrinos pequeños y porque Susana es madre y maestra. Lo comentamos porque estamos en el mundo, porque nos duele todo cuando vemos esto, porque ¿somos personas...? Eso queremos creer.
Y me levanto hoy, con la ilusión de prepararme un café estupendo que me regaló Chelo y me vengo a Facebook y leo la LNE, precisamente desde su muro. Y al leer los detalles, me quiero morir:
morir de pena por esos chiquillos (tres hermanos,TRES, de tres años, dieciocho meses y 20 días, 20 DÍAS puñeteros y miserables días de vida de mierda que ha tenido ese bebé);
morir de asco por esa madre que, se dedique a lo que se dedique, es desnaturalizada y no merece llamarse madre;
morir de angustia pensando en el sentir de esos críos solos desde no se sabe cuándo, sin comer, sin beber, cagaos y meaos, a punto de perder la cabeza sin saber qué pasa allí, sin llegar siquiera a alcanzar el grifo del bañal; 
morir de vergüenza por lo que somos, por lo que hacemos, por lo que nos hemos convertido; 
y morir de responsabilidad porque ¿nadie vio que allí vivían tres niños en situación de absoluto desamparo? ¿Nadie? ¿Ni los vecinos? ¿Ni los médicos? Coño, qué acaba de parir ¿ni el colegio? Coño, que el de tres años tiene que estar escolarizado. ¿Ni la familia de ella? Coño, que la güela tiene a un hermanín mayor. ¿Dónde coño estaban los de asuntos sociales? ¿De qué son culpables estos críos? ¿De qué coño son culpables los niños de este puto mundo de mierda? Nazcan dónde nazcan cada vez más absolutamente desprotegidos, impúdicamente expuestos a los focos de la prensa, cadáveres entre la maleza de las vías del tren, cuerpos desangrados en una escuela, acuchillados por su madre en Australia, abandonados a su suerte en un piso de Pumarín en Oviedo ¿Qué coño es esto? Tenemos un Nobel de La Paz que es una niña a la que quisieron matar por ir al colegio, una niña que tenía que estar aprendiendo, pensando en su primer beso, despertando al mundo, disfrutando de su infancia, coño JUGANDO y no dando conferencias.
Sí, muero de responsabilidad porque soy inmune a la injusticia, porque miró a otro lado y me digo "total, yo no puedo hacer nada" porque seguiré pensando en mis regalos de Reyes, en gastar lo que no tengo, en acumular cosas que no necesito, porque seguiré siendo insolidaria y no dando los abrazos que tanto necesitan y necesito, porque seguiré desde mi pecera de cristal viendo pasar la vida, rodeada de mis libros con Lola y el mundo, mientras yo no muevo un dedo, seguirá girando.
Mirad, en mi humilde opinión, esta sociedad no tiene futuro y no porque vayamos a agotar los recursos que tenemos, ni porque el aire sea irrespirable, ni porque nuestros gobernantes sean unos chorizos indecentes (qué sigan recortando en asuntos sociales, sanidad, enseñanza, qué sigan... Que llegará el tiempo que recortemos nosotros... Llegará y lo haremos en las urnas que es dónde tiene que ser) Esta sociedad no tiene futuro porque no nos preocupamos de los más importantes: nuestros niños y nuestros ancianos, nuestro futuro y nuestra memoria y así nos va, pero lo que es peor ASÍ NOS VA A IR."

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