(Del lat. recollectum, supino de recolligĕre, recoger).
1. tr. Juntar personas o cosas dispersas.
2. tr. Recoger la cosecha.
2. tr. Recoger la cosecha.
He conocido a un niño. Su padre es recolector. Son peruanos, aunque el niño, que tiene seis años se empeña en decir que es español. Vale, técnicamente es español. Nació en España, pero es peruano. Todavía no sabe lo importante que va a ser en su vida su origen, el origen de sus padres. El principio de su historia como persona.
El niño es uno de esos pequeños tesoros que la vida (y sus padres) depositan en mis manos para echarles una mano (pequeñita) en este principio del camino. Cuando les explico a los niños que la vida es un camino, no soy consciente de lo complicado de esta metáfora para ellos. Pero sí, la vida es un camino. Y en el camino de mi vida, casi todos los setiembres aparece un niño o una niña, que se hace un hueco para siempre en mi corazón. Sólo espero que ellos recuerden algún día con cariño el tiempo que pasamos juntos. Y así, he visto como Claudia aprendía a leer; Alba dejaba de llorar superando una timidez casi enfermiza, que a mi llego a preocuparme, cada vez que Marisa o yo le dirigíamos la palabra. Y así, un setiembre tras otro y ya son siete. He visto también la crueldad infinita de los niños y eso no me ha gustado nada. Nos queda tanto por hacer a los adultos para evitarles a los niños esos comportamientos torticeros, hirientes, injustos, tan propios de mayores. He visto a niños hacer daño con palabras de adulto, sólo por el placer de herir al otro. He escuchado palabras en su boca que escupían sus mayores. Si lo pienso fríamente, cosas terribles. Eso no me gusta nada, pero también forma parte del escenario que me ha tocado vivir.
Bueno, volviendo a Adrián que así se llama mi tesoro peruano. El padre es recolector. Recoge la cosecha. Una de las profesiones más humildes y hermosas del mundo, sin reconocimiento, sin apenas ruido, sólo él y, en este caso, las plantas de arándanos que crecen en Bueida y que se comercializan en el extranjero. "Recolector" me dijo "re-co-lec-tor" haciendo hincapié en las sílabas, cuando yo le dije "será agricultor" Pues no, es recolector.
Me encanta como usan las palabras esta gente venida del otro lado del mundo, como las acarician, como usan el español, el idioma que nos une, el que tenemos en común, como recuperan palabras que lo enriquecen.
Un par de semanas más tarde, le pregunté a Adrián si tenía novia y me dijo muy serio que le gustaba una niña que era su amiga (yo ya había adivinado quién era la niña) y le dije "¿Rubia y con los ojos azules?" "Si", me respondió "pero, no quiero que lo sepa, porque me avergonzaría toda mi vida"
¿No es un amor mi pequeño peruano?
Adrián tiene un punto añadido. Lee genial con apenas seis años. Es increíble como lee. Me ha dicho, gente que conoce a sus padres, que están muy implicados en su formación. Su madre me decía el otro día que leían juntos y que ella hacía mucho enfásis en la lectura y luego el niño la imitaba. Me decía que leían juntos y que luego le decía al niño que le contará lo que había leido. Quizás está intentando que su hijo no tenga más que trabajar con las manos, en la tierra, cuidando la finca de otro, mimando los frutales que no son suyos. Quizás sueña con un futuro mejor para él, aquí en España tan lejos de su país. Si, seguro que ese es su sueño.
Aún así tengo un reto con él, y es que me mire a los ojos cuando le hablo. Estoy segura de que llegará el día en que podamos mirarnos a los ojos. Bueno es un niño. Habrá que darle tiempo.
1. tr. Juntar personas o cosas dispersas.
Y resulta que he conocido a un hombre que es recolector. "Re-co-lec-tor" como diría Adrián.
Se dedica a recolectar cosas.
Recolecta sueños y proyectos, los suyos propios y los de los demás.
Para darles forma. Para hacerlos reales o por lo menos, intentarlo.
Recolecta horas de sueño, las mías y, me imagino, que las suyas propias.
Recolecta eficacia, discreción y verdades...
Recolecta ideas, pensamientos, conocimiento...
Recolecta todo o casi todo lo que se puede, se deja o merece ser recolectado.
Recolecta momentos, vivencias.
Recolecta excelencia.
Recolecta fotos que luego regala.
Recolecta bosques, rebecos y corzos, castaños, fayas, luces y sombras.
Recolecta nieve y momentos nevados.
Recolecta sentimientos.
Y observa y escucha, pero no juzga.
Y yo a punto mismo de escribir mi carta a los Reyes. Me pido tres cosas:
- Un saco de sonrisas para compartir,
- otro saco para recolectar las vuestras,
- y me pido, tu silencio, tu sosiego, tus pensamientos, tu conversación, tus manos y tus besos.
De ti, me lo pido todo.
P.D. tranquilos, pero no sé si este otoño loco me ha traído inspiración en lugar de la melancolía que yo esperaba. Y ha puesto mi vida del revés. Bueno será cuestión de dejarse llevar, pero tranquilos que sólo es poesía.
Que pasada Bea está genial !!! que gran verdad has escrito. A que esperas para lanzarte a ser escritora ? Espero que no tardes mucho en decirte a empezar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ninzor.