Cuando alguién se admira de mi amor por la lectura, no puedo evitar pensar en mis padres. Mi madre que desde muy pequeños nos inculcó el afán por leer y mi padre que lo mantiene vivo. Con él, con mi padre intercambio libros, historias y relatos, a mi madre le debo que cada domingo después de Misa, me acompañaba al kiosko de la esquina a comprar aquellos tebeos fantásticos que leíamos de pequeños. A mi madre le debo también que siempre fuera generosa a la hora de comprar un libro, para ella o para nosotros, y la idea de que invertir en cultura es la mejor inversión. Así, amparada por mis padres, nació mi gusto por las vidas de los demás, por los protagonistas de novela, por las biografías, por la novela histórica, negra o romántica, por los libros de viajes, por el realismo mágico, por autores de aquí y de allá... A esto ayudó que hice el BUP por Letras y que tuve una fantástica profesora de Lengua y Literatura en el colegio de monjas al que fui (un poco loca la profesora aquella, pero única en su esencia)
Hace casi dos años, el título de una obra "La luz es más antigua que el amor" de autor asturiano para más señas, Ricardo Menéndez Salmón, detrás de la que yo andaba, me llevo de cabeza a participar en un taller de lectura, en "mi taller de lectura", como diría Marta una de mis compañeras del mismo. Casualidades de la vida y una plaza de aparcamiento, me hicieron descubrir una librería pequeñita y muy coqueta que está cerca del barrio de La Florida, en la otra punta de la ciudad. Yo creo que no hay sitio más alejado de mi domicilio que la librería Santanillas, pero en ella me siento como en casa. Desde su escaparate en enero de 2011 llamaban a la lectura de ese libro y convocaban la primera reunión.
El lugar es espectacular, claro, siempre que te gusten las estanterias, los libros, el papel de escribir, los lápices y ese olor tan especial que reina en ellas. Nos reunimos en la Sala de Exposiciones, pues la librería alberga en sus bajos la Sala Alfara, y rodeadas de arte, allí, una o dos veces al mes, procedemos a desgranar el libro que, sin criterio definido, una de nosotras ha propuesto y las otras aceptado, casi siempre de buen grado. Y digo una de nosotras porque somos todas chicas y no sé porqué... Hay muchos hombres que leen, lo sé, pero hay pocos que quieran ir a desnudar sus sentimientos delante de otras personas, porque eso de ponerse a hablar de esta o aquella emoción que ha despertado en ti el libro es más de mujeres que de hombres. Es educacional, qué le vamos a hacer.
Hace poco leí que quien tiene un libro, nunca más está solo. Esta afirmación sólo la podemos entender los que somos lectores impenitentes (aunque nunca se lee lo suficiente, el rimo y la vertiente por la que avanza nuestra sociedad nos quita mucho tiempo para dedicarnos a nosotros mismos y ése, el tiempo de la lectura, muchas veces es el primer sacrificado) Pero es cierto, la lectura es una de las mejores compañeras de viaje. Precisamente una de las cosas que más echo de menos de viajar en transporte público es la posibilidad de ir leyendo a la vez que contemplas el paisaje... si bien, ahora con los teléfonos móviles es dificil encontrar el silencio propicio en autobuses o trenes, pero esto daría para otro post (lo habrá os lo prometo).
Así, es la lectura la que salva de la locura a uno de los protagonistas de la novela que estoy leyendo para mañana (mañana tenemos reunión) se titula "Novela de ajedrez" de Stefan Zweig. Un libro sobre ajedrez se convierte en su tabla de salvación frente a la tortura; un libro aparentemene nimio, insignificante, sin interés para los legos en la materia, es su tesoro, su mayor tesoro. Os recomiendo la novela, es muy cortita, te hace reflexionar sobre lo que es capaz de hacer el hombre para esquivar la autodestrucción y sobre el valor de las cosas.
Quería escribir acerca del taller porque mañana 30 de noviembre es el día de las librerías. Las librerías estarán abiertas de 9.00 a 22.00 de la noche y ofrecerán descuentos en nuestras compras además de lo que ofrecen siempre: charla amable y buenas recomendaciones a la hora de decidirte por uno u otro título. Ofrecerán una mano amiga a la hora de guiarte por el universo de los libros, ese universo especial y único que nos salva tantas veces de la mediocridad y del hastío. Pasaros por allí, no os arrepentiréis.
Besos para todos
Bea la de Lola
El lugar es espectacular, claro, siempre que te gusten las estanterias, los libros, el papel de escribir, los lápices y ese olor tan especial que reina en ellas. Nos reunimos en la Sala de Exposiciones, pues la librería alberga en sus bajos la Sala Alfara, y rodeadas de arte, allí, una o dos veces al mes, procedemos a desgranar el libro que, sin criterio definido, una de nosotras ha propuesto y las otras aceptado, casi siempre de buen grado. Y digo una de nosotras porque somos todas chicas y no sé porqué... Hay muchos hombres que leen, lo sé, pero hay pocos que quieran ir a desnudar sus sentimientos delante de otras personas, porque eso de ponerse a hablar de esta o aquella emoción que ha despertado en ti el libro es más de mujeres que de hombres. Es educacional, qué le vamos a hacer.
Hace poco leí que quien tiene un libro, nunca más está solo. Esta afirmación sólo la podemos entender los que somos lectores impenitentes (aunque nunca se lee lo suficiente, el rimo y la vertiente por la que avanza nuestra sociedad nos quita mucho tiempo para dedicarnos a nosotros mismos y ése, el tiempo de la lectura, muchas veces es el primer sacrificado) Pero es cierto, la lectura es una de las mejores compañeras de viaje. Precisamente una de las cosas que más echo de menos de viajar en transporte público es la posibilidad de ir leyendo a la vez que contemplas el paisaje... si bien, ahora con los teléfonos móviles es dificil encontrar el silencio propicio en autobuses o trenes, pero esto daría para otro post (lo habrá os lo prometo).
Así, es la lectura la que salva de la locura a uno de los protagonistas de la novela que estoy leyendo para mañana (mañana tenemos reunión) se titula "Novela de ajedrez" de Stefan Zweig. Un libro sobre ajedrez se convierte en su tabla de salvación frente a la tortura; un libro aparentemene nimio, insignificante, sin interés para los legos en la materia, es su tesoro, su mayor tesoro. Os recomiendo la novela, es muy cortita, te hace reflexionar sobre lo que es capaz de hacer el hombre para esquivar la autodestrucción y sobre el valor de las cosas.
Quería escribir acerca del taller porque mañana 30 de noviembre es el día de las librerías. Las librerías estarán abiertas de 9.00 a 22.00 de la noche y ofrecerán descuentos en nuestras compras además de lo que ofrecen siempre: charla amable y buenas recomendaciones a la hora de decidirte por uno u otro título. Ofrecerán una mano amiga a la hora de guiarte por el universo de los libros, ese universo especial y único que nos salva tantas veces de la mediocridad y del hastío. Pasaros por allí, no os arrepentiréis.
Besos para todos
Bea la de Lola
anoto el nombre del libro, para cuando haga un parentesis en mis lecturas TEA ( autismo). Gracias por la recomendación
ResponderEliminarNo soy muy lectora, pero leyendote a tí, apetece empezar un libro...
ResponderEliminarBss
Acabo de aterrizar por aquí y es un gusto leerte. Leí la novela de Stefan Zweig hace ya algún tiempo y es estupenda, muy aconsejable. Un saludo muy fuerte desde Toledo.
ResponderEliminarTen cuidado con esto del blog, es pura droga.
Me encanta tu blog.
ResponderEliminarGracias por las palabras que nos dedicas, me alegro de que te sientas como en casa con nosotras. De hecho, cuando comenzamos el taller de lectura, era esa nuestra pretensión, hacer de la librería un rincón agradable para charlar en torno a lo que nos gusta: los libros.
Y gracias , muchísimas gracias por tu fidelidad. Ya sabes que somos pocAs, pero leales a la cita de los viernes.
Como dice Borges:"La lectura es una de las formas de la felicidad,pero a nadie se le puede obligar a ser feliz"
ResponderEliminarMe alegra que nos deleites con tus palabras escritas,pq de las otras ya te disfrutamos más a menudo.Suerte con el blog.Azu