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martes, 27 de noviembre de 2012

Haciendo balance

Si tuviera que mirar hacia atrás y hacer un resumen de lo que ha sido mi vida en los últimos 20 años, no sé que destacaría, ni en qué cosa haría hincapié, no sé que he dejado por el camino que no hubiera querido dejar (bueno, eso sí, he dejado a gente a la que hoy sé que no hubiera querido o debido dejar) Seguramente, si hiciese un exhaustivo y detenido análisis encontraría: un montón de expectativas sin cumplir, un montón de sueños que se rompieron y un puñado de cuentas por saldar. Creo que estas últimas son cada vez menos, algunas puertas deben cerrarse para no volver a abrirse y deben de quedar bien cerradas para que no entre la corriente, esa corriente que, a veces, hace que tu cuerpo y tu alma se respiguen y los recuerdos te atormenten. Algunas personas no merecen ni siquiera tu pena.
Sin embargo, como no quiero que me embargue la tristeza, porque como mi buen amigo Bevilacqua, hace mucho tiempo que decidí ser una optimista contumaz, en este momento en el que tanta gente me habla de hacer balance, pasados los cuarenta (y dos), quiero pensar que he conseguido muchos logros y también algún que otro éxito. Me he enamorado y desenamorado, por lo menos dos veces (ésas las de verdad, las de mentira han sido muchas más). He perdido a mucha gente a la que quería, gente de la de verdad, de la que no falla, pero he aprendido y ¿aceptado? que la vida es eso, una continua despedida en cada una de las estaciones por las que vas pasando. He engordado y he adelgazado. He crecido por fuera y por dentro. Me han salido mis primeras arrugas y  mis primeras canas, de las que estoy orgullosa. He sido princesa y personaje de cuento. He viajado. He leído. Llevo en mi equipaje miles de experiencias personales y profesionales, buenas y algunas malas, que me han convertido en la persona que soy y que pesan lo justo a la hora de cargar con ellas.
Pero, si de algo estoy orgullosa es de la tela de araña que he construido a mi alrededor, un laberinto de contactos, de amigos y de familia que me llena, gente que está siempre, siempre al otro lado esperando que los llames para tenderte la mano, gente que ha llegado y ha instalado su tienda de campaña en mi jardín para quedarse para siempre, los amigos de antes y los de ahora, los de aquí y los de allí, los de un momento y los de toda la vida. He sufrido con ellos y he disfrutado, he llorado y me he reído, me he alegrado de sus éxitos y entristecido con sus fracasos.
Creo que no hay nada negativo que poner en mi balanza, porque lo bueno puede con lo no tan bueno. Toda esta gente que me acompaña en el maravilloso viaje que es la vida hace que mis perspectivas acerca de este camino que me ha tocado hacer se vayan cumpliendo con creces. Os llevo a todos en mi corazón, que como es un músculo se estira para haceros hueco y que no se quede nadie fuera.
Lo que me falta, si es que falta algo, sé que está por venir y que todo lo que venga será mejor o, por lo menos, igual de bueno.
Besos para todos
Bea la de Lola

7 comentarios:

  1. Muy bonito. Espero q sigas escribiendo ( y no hagas como yo que lo tengo parado desde hace casi un año). Desde hoy tienes una seguidora mas. Bienvenida al mundo Bloger

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  2. Después del taller de lectura de ayer busque tu blog. Ahora te conozco mejor aunque no puedo decir que me haya sorprendido, eres así, pura ternura. Sigue. Bss.

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  3. Después del taller de lectura de ayer he buscado tu blog. No puedo decir que me haya sorprendido, tu eres así, pura ternura. Te seguiré si tu sigues. Bss.

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  4. Me encanta, sigue escribiendo, no lo dejes, muchos bss.Susana

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