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miércoles, 28 de agosto de 2019

Vamos a hablar de lo que me dignifica

Ayer me pasé parte del día dándole vueltas al titular ese rancio de político recién llegado que como el nuevo llega al patio del colegio y pretende imponer su criterio, que dice que “la Reina de las fiestas dignifica a la mujer” titular que, por otro lado, hoy suscriben concejalas de su partido (ye lo que tien la disciplina de partidos. Básicamente da asco).
Pues nada eso, que van y nos cuentan que la figura de Reina de las Fiestas dignifica a la mujer y se quedan tan anchos y vaya, a mí como que se me remueve algo por dentro... Mire usted, va a ser que no... que a mí lo que me dignifica es la libertad de expresión, el poder decir lo que pienso siempre y en cada momento, el no tener que esconderme para decirlo, el poder llevarle la contraria a mi señor padre, desde el respeto y desde el cariño, pero si mi opinión diverge de la suya pues lo discutimos y tan tranquilos, (vaya aunque pensando en los partidos políticos otra vez, por ejemplo, también digo yo que no siempre es así pero esa es otra historia). Me dignifica el poder decidir de quién me enamoro y cómo vivo ese enamoramiento, con quién me acuesto y cuándo, si quiero vivir en pareja o no, si quiero casarme y cómo, sin que nadie me ponga imposiciones ni sociales, ni religiosas, si me desenamoro y quiero volver con mis padres o vivir sola o volver a enamorarme y emparejarme. Me dignifica el amor al otro pero también el amor a mí misma y el respetarme y darme a valer porque valgo mucho y en eso tengo que estar, en mi valor propio como mujer y como persona. A mí me dignifica el trabajo que me permite crecer y desarrollarme, que me promociona, el trabajo que me garantiza unas condiciones dignas y un salario justo. Me dignifica el poder haber ido a la Universidad, el poder haber elegido mi carrera (ya sé que no siempre es tan fácil pero yo sí lo hice), el haber recibido la mejor educación posible que estaba a nuestro alcance porque mis profesores, mis maestras y mis monjas sí nos dignificaron primero como niñas, luego como mujeres y siempre como estudiantes que aprendíamos como esponjad. Me dignifica la libertad de entrar y salir, de viajar sola o acompañada. Me dignifica reunirme ayer en Gijón con cinco mujeres top, cada una con sus circunstancias, y en nuestra Fika, especie de reunión mensual donde hablamos de nuestras cosas, intercambiamos ideas y pensamientos y sobre todo, nos quitamos la palabra, nos echamos unas risas y como dice Mary “no acabamos ningún tema”. Me dignifica mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo. Me dignifica cada una de las decisiones meditadas o impulsivas que tomo porque todas las tomo desde mi libertad y mi responsabilidad. Me dignifica el amor a los animales y a la naturaleza, los bosques y las montañas, el respeto al planeta, la condena a todos aquellos que lo maltratan, mi activismo social y comprometido, el ir a limpiar de plásticos una playa o un río. 
Veréis, el lunes mientras hablaba con una compañera del colegio, interina en Educación, y me contaba lo fatal que está Educación (hoy hay otro titular que cuenta que la cantidad de medias jornadas que han salido lo único que hace es aumentar la precariedad laboral en un colectivo, el de los maestros del que siempre, o al menos eso creíamos, se había dicho que era muy digno laboralmente hablando y eso que ser maestro hoy día “tela marinera”) pues mientras hablábamos de que efectivamente una maestra sola con una media jornada lo tiene muy mal para sobrevivir y no digamos ya si encima tiene familia a su cargo... pasó al lado nuestro una niña vestida de princesa y yo sonreí y pensé “mira, una princesa”... y luego en medio de todo esto, vienen a decirnos que nos dignifica tener “Reina de las fiestas” pues va a ser que no, a mí me dignifica que la niña que pasaba por mi calle vestida de princesa pueda vestirse así (o de lo que le apetezca disfrazarse) cuando le de la gana sin necesidad de subirse a una carroza, ir a un desfile o exponerse en un escaparate y sea princesa, bombero o policía cada día del año si eso es lo que la hace feliz, porque mi dignidad y mi libertad tienen sentido en relación al otro, al diferente, al que convive conmigo,... coño que no venga ningún político a hablarnos de dignidad cuando el mundo gira como gira. Mientras haya una sola mujer, que se sienta agredida de la forma que sea por razón de su sexo (ayer otra más en Gijón) hay que priorizar muchas cosas antes que una banda de Reina por un día.

1 comentario:

  1. hola Bea! imagínate los aplausos que pueden darte dos alas, pero con corazón de mujer! imaginanalos y agencialos, bien por ti!! saludosbuhos.

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