En el año 2008 la Fiesta del Corderu fue el 6 de julio. Durante la misma que
tradicionalmente se celebra en el prao Llagüezos y que hermana a
los concejos de Lena y Quirós, tuvo lugar el ya también
tradicional nombramiento y homenaje a los Güelos del Aramo que aquel año recayó en D. Silvino Fernández Viesca (Venceyal-Muñon, Lena)
y en Dña Domitila Alvarez Alvarez natural de Salcedo (Quirós) la hermana mayor de mi padre. Por aquellos días le hice esta entrevista para el Periódico de Quirós que hoy reproduzco.
"Domitila
Álvarez Álvarez nació en mayo de 1921, tiene 87 años, madre de dos
hijos y la mayor de 7 hermanos de los que según sus propias palabras
fue madre en muchas ocasiones. Hoy sigue trabajando casi como el
primer día, gobierna su casa y realiza labores agrícolas, quizás
no con la misma intensidad, pero si con la misma calidad: da gusto
ver la tierra que cultiva y “les sus pitines” son su mejor
compañía aunque le dén mucho trabajo y muy pocos frutos, como
ella misma asegura..
PdQ.:
Bueno Domitila, muchas gracias por atendernos y por recibirnos en tu
casa. Lo primero que me llama la atención es tu nombre,
D.:
Si, Domitila Alvarez y Alvarez.
PdQ.:
Es un nombre poco común en esta zona y en Asturias en general,
significa “la que ama su casa” y hay una Santa romana con ese
nombre.
D.:
Si, Santa Domitila que se celebra el 7 de mayo.
PdQ.:
¿Tu sabes por que te pusieron ese nombre?
D.:
Si, verás, el que fue de padrín mio, era padrín de mi madre,
hermano mayor de ella. Estaba trabajando en una casa y vinieron unos
invitados, no sé si parientes o visitantes y con ellos venía una
rapaza que se llamaba Domitila y era muy buena moza y muy guapa,
entonces él dijo que iba de padrín mio si Rosario, mi madre, que
estaba a punto de dar a luz, tenía una nena y le ponía de nombre
Domitila y así fue que me bautizaron con ese nombre.
PdQ.:
¿Qué nos cuentas de tu infancia, de tu familia y de tus padres?
D.:
La infancia mía, de siete hermanos, yo la mayor y tuve que trabajar
más: cuidando nenos, lavando pañales, pañales no, trapos porque
entonces no había pañales, por no haber no había agua siquiera
aquí en el pueblo y teníamos que ir a lavar a ca´La Villa o a
Eros y arreglarnos como podíamos. Entre los hermanos había
bastante diferencia de edad: a la hermana que iba detrás mía le
llevaba casi tres años, a la tercera siete, a la cuarta nueve, a
Amador once, a Armando quince y a Canor que es el pequeño
diecisiete, y yo pelele de todos.
PdQ.:
Y mientras tu cuidabas de los guajes, tus padres trabajando para
sacar adelante a la familia
D.:
Si, mi padre primero trabajó en la mina, pero después cuando nació
Amador andaba por los tejados, quitando goteras, poniendo vigas y
tejas, ganando el jornal y mi madre que era sastra cosiendo,
trabajando mucho para ganarse la vida y criar a siete nenos, pero
todavía tuvieron tiempo para enseñarnos algo a todos, más o menos.
PdQ.:
Y claro también tendriáis que ayudar en las tareas de la tierra.
D.:
¡Qué remedio! Yo luego fuí a coser a La Fábrica con Benita, pero
para ir a coser tenía que ir a sallar un rato al Fresno o adonde
tuviéramos, o a sacar las anollas a la Llongar. Así, así crecimos.
Hombres y mujeres trabajaban juntos, todos hacíamos lo que podíamos,
pero por ejemplo a la hora de la matanza había tareas propias de los
hombres, ellos descuartizaban y nosotras escarniabamos, había que lo
adobar con las manos, picarlo y embutir con embudo no había
maquininas, no, entonces no había lujo y luego además, siempre
había tiempo para ayudar a un vecino a recoger pan por ejemplo, de
Primo, o de Carmen, o de los mis tíos a la Caleya o de otros, también
hay que tener en cuenta que eramos muchos de familia en todas las
casa y todos arrimabamos el hombro.
PdQ.:
Cuentanos cómo era Salcedo cuando tu eras joven
D.:
Ay, ¡Dios Mío! Salcedo y Quirós, sin carreteras, sólo había fango
por los caminos, aquí en Salcedo no había agua siquiera pero gente,
había mucha gente y guajes, muchos guajes en todas las casas. Los
sábados había algo de fiesta en casa Zulima, alguna mayor tocaba la
pandereta, cantaban y andaban a la danza, a las pequeñas nos ponían
en el medio en un corro. Gozabamos. Y la fiesta de Alba antes era
mejor, no había tanto rumbo como ahora. Había unos gaiteros o un
acordeonista, después de Misa , el baile era aquí en la Pandiella
y prestaba más a todos. Que yo recuerde la Fiesta de Alba se celebró
siempre, menos durante la guerra. Cuando empezó la guerra yo tenía
15 años y ya venía de dormir en el puerto en un cabaneto debajo de
unos tapines. Entonces a la Virgen la bajaron de Alba y no me acuerdo
muy bien si estuvo en la capilla de la Villa o en la Iglesia, de lo
que si me acuerdo bien es de cuando la subieron.
PdQ.:
Y ¿después de la guerra?
D.:
Bueno, después de la guerra vino la tranquilidad. Nos daban el
suministro tasado y no había expansión de nada. Si querías fruta,
lo más unos nisos de la que ibamos a la hierba a Arzún. Y el
pescado nada, no sabíamos ni como era, ni yo, ni los otros, ni
siquiera los padres o los más mayores.
PdQ.:
Y la escuela, ¿qué recuerdos tienes de la escuela y de los
maestros?
D.:
Los maestros que tuve fueron de lo mejor, yo fuí a la escuela de
abajo, donde la Iglesia y llevábame mi tío Nicasio. La primera
maestra que tuve debió ser Dña Hermosinda que era muy buena y
tratabanos muy bien. Luego hubo una Dña Lola que tenía un novio
republicano que se llamaba Elio y que tuvo que dar la cara por él y
al final casaronse. Yo debí de ser de las últimas que fui con esa
maestra. Algunas niñas aprendían más que otras, Elsita la de
Silvestre sabía mucho. La escuela era sólo de niñas y habría tres
secciones, con unas diez o doce niñas por sección. Yo estuve en la
escuela hasta los 14 años. Nosotros a la escuela fuimos bastante
aunque unos aprendíamos más que otros. Mis padres le daban mucha
importancia: comer, vestir, aprender pero también trabajar todo lo
que podíamos, ahorrar todo y gastar, gastar ni una perrina.
PdQ.:
Luego fuiste a aprender a coser ¿cuántos años tenías?
D.:
17 años tenía cuando fui a coser a La Fabrica y una vez que aprendí
me dediqué a coser todo lo que pude. Cosí por lo menos para la
mitad del concejo, San Pedro, Bermiego, hasta para Isabel La
Boticaria, una señora de rango que era sola. Todavía el día de hoy
cuando voy a algún sitio todos me saludan y las más jóvenes son
muy atentas conmigo. Hice vestidos de nenas para casi todas. De aquí
de Salcedo iba con Rogelia, luego de Rano, Zulima, que todavía vive
en Oviedo con un hijo sacerdote, y Luisa que eran hermanas, María de
Rodiles que tenía un hermano cura y estaba haciendo la ropa para
casarse allí en el taller y no nos dijo nada hasta después.
Benita,
la maestra, era muy buena enseñando. Nosotras cosíamos en la
solana y cuando ella subía nos contaba novelas y vaya lo que
disfrutabamos con aquellas historias. A mi llamabame zaramayona (mal
curiosa). Pero una vez tenía que entregar una blusa de color de
rosa, de piel de angel, divina, y nos mando hacer unos ojales de
prueba a todas. Los que mejor salieron fueron los mios y al final los
hice yo. Yo no era zaramayona lo que pasa es que no tenía tiempo,
siempre tenía algo que hacer para los de mi casa. Mira el vestido
de 1ª Comunión de Hortensia lo hice yo de una saya bajera de mi
madre y así sucesivamente.
Ibamos
andando a La Fabrica en media hora, por el Almoriz, por los senderos,
detrás de la cuadrona, ibamos como fusos, corriendo, sin poder
pararnos. Llevabamos el potín sin preparar, cocinabas allí y
comíamos allí también, echabamos una jornada normal, en horas no sé
cuántas serían. Para ir no podíamos bajar las dos de Salcedo
juntas, pero para venir ya podíamos echar un poco más de tiempo...
Esa vida no se puede contar, era muy dura.
PdQ.:
Y fíjate como han cambiado las cosas en la actualidad para las
mujeres ¿A ti cómo te parece que mejoró la vida para nosotras?
D.:
Pues la vida para las mujeres era más sacrificada antes, yo creo, o
ahora, depende del aprecio que se quiera dar a todo. Yo veo cosas que
hacen las mis nietas o las mis sobrinas y, a veces, pienso que valía
más estar cuidando corderos ciego noblina. Acerca del trabajo eramos
más esclavas antes, pero ahora con los estudios tienen que hacer
mucho esfuerzo hasta conseguir lo que quieren. No sé si era mejor
antes que ahora.
PdQ.:
Creo que tienes dos hijos varones ¿qué nos cuentas de ellos?
D.:
Los mis hijos son de lo mejor, como si hubieran venido del cielo, eso
si esclavos bastante, bastante, ¡qué remedio! Tuve un marido de lo
mejor del mundo, lo malo que lo perdí muy joven, el 39 y yo 34 años.
Salí adelante, pero me costó muy caro, fui muy exigente con mis
hijos, pero ahora son como son gracias a lo estricta que fuí.
Tuvieron que aprender mucho y hacer todo.Tengo razones para estar
orgullosa de como son y de lo que han conseguido. No tengo nada malo
que decir de ellos. Sin embargo, a veces cuando tengo que ir a algún
sitio echo de menos no haber tenido una Domitilina, no llegó, no
hubo tiempo, y les digo a los míos “si tuviera una Domitilina como
mi madre” que cuando iba para Bárzana iba yo a ponerle el pañuelo
y a plancharle el mandil.
PdQ.:
Si, pero tienes dos nietas
D.:
Si, pero la Domitila mía tenía que ser hija, no nieta.
PdQ.:
Y ahora ¿cómo pasas tu día a día?
D.:
Hago lo que me da la gana, lo primero de todo me levanto y hago la
cama, desayuno, voy a atender a les pites, luego hasta la huerta o a
pasearme un poco hasta el prao. Aunque no haga nada, para recordar
viejos tiempos, del presente nada. Si, unas cebollas, unos ajos o
unes fabes todavía los siembro. También tengo humor para cocinar:
casadielles, arroz con leche, bizcocho, todo casero. Siempre me
presta tener algo. Por la tarde veo un poco la televisión:
Pasapalabra. Nada de series ni de películas, no me gustan. Leo un
poco, revistas que me manda una cuñada o el periódico siempre que
puedo. Ver, veo mal, pero todavía estoy más sorda que otra cosa,
con 87 años que quieres, también tengo una artrosis muy grande.
Buena salud regular, pero la cabeza ¡qué Dios me la conserve!
PdQ.:
y ¿cómo te ves dentro de diez años si llegamos allá?
D.:
Mientras me valga, yo quiero estar aquí. El día que no me valga,
haré lo que me manden, lo que quieran hacer los mis hijos, pero
mientras tanto, ¿viste qué quintana, qué solín? ¿habrá
residencia mejor? Si me valgo para levantarme, hacer algo de comida y
limpiar el focico ¿qué más quiero? Ahora por el verano hay más
gente, los de Jaime, Meli y José Antonio, Virginia y Joaquín,
también Julián y Nati, pero en el invierno quitando los fines de
semana no hay casi vecinos. No habiendo gente ahorro de reñir con
nadie, y nadie conmigo. El año pasado cuando nevó, enseguida
vinieron Montse y Galán a ver si me había levantado y a ver si me
hacía falta algo, son muy atentos. También Maruja y Selino están
pendientes, cuando están por aquí.
PdQ:
Ahora, me gustaría que me contases un poco cómo fue lo del día 6
de julio, cómo se pusieron en contacto contigo, cómo lo pasaste...
D.:
Llamaronme del Ayuntamiento y preguntaronme por el número de tfno
del mi hijo mayor, de Ludivino. Yo no sabía para qué era y les
pregunté que si era por alguna novedad y me dijeron que era para ver
si iba yo nombrada de güela del Aramo. No supe más, se lo dijeron a
Ludivino, los hijos lo hablaron, y querían que fuera y por eso fui,
encantada, claro. No tenía gana de ir, pero solamente por hacer el
aprecio al Ayuntamiento, cómo no lo voy a agradecer, aunque me
costará trabajo ir. Prestome bastante, juntamonos allí toda la
familia, los mis hijos y nueras, sólo faltó una nieta, los
hermanos que tengo. Nos invitaron a comer y me regalaron una placa,
una placa divina que la tengo en mucho aprecio y que todos me la
quieren ver. Eso de verdad. Y después para venir, yo cansaba porque
tengo una artrosis que no me tengo, los mis hijos no podían sacar el
coche porque estaba todo entremecido y viné con una sobrina, a las
17,00 ya estaba en casa encantada de la vida.
PdQ:
¿Qué te pareció la fiesta? Es una de las fiestas con más
tradición del verano asturiano
D.:
Yo la fiesta no la vi, a mi prestome mucho la reunión familiar y el
nombramiento, el honor de ser Güela del Aramo. Lo que si había
mucha gente y muchos coches. Yo nunca había ido, porque cuando
eramos jóvenes no la había y luego murió el marido, quedé viuda,
y ya no tuvé gracia para nada de todo eso.
PdQ.:
Bueno, y aunque estamos aquí muy a gusto contigo tenemos que ir
acabando, ¿te gustaría añadir alguna palabra de agradecimiento a
alguna persona, algún consejo a la juventud o a las mujeres de hoy
en día?
D.:
No, lo único que vivan y lo pasen lo mejor que puedan, que de
trabajar ya estamos bastante fartucas las viejas. Que lo pasen lo
mejor que puedan, pero con responsabilidad, que eso y la vergüenza
es lo que más dice de las personas ¿a qué sí?
PdQ.:
Si, además de verdad.
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