"Estaba pensando en el maestro. Él nunca se había quejado de su edad. Quizás no lo hacía porque los ancianos se tomaban el tema mucho más en serio, o tal vez porque no le gustaba quejarse. ¡El maestro estaba tan lejos de la calle donde me encontraba! Cuando fui consciente de la distancia que había entre los dos, sentí un profundo dolor. No nos separaba la edad, ni tampoco el espacio, pero entre el maestro y yo había una distancia insalvable."
Hiromi Kawakami, El cielo es azul, la tierra blanca.
No me puedo creer que no se vea el título |
De nuevo por aquí, siguiendo una iniciativa del grupo TARRO-LIBROS, la primera de este año 2017, porque se trata de sumar, sobre todo, si sumar implica
colaborar en la tarea de divulgación y animación de la lectura, que en
ello estamos. Esta vez para celebrar San Valentín y mira que no soy yo nada de este día, pero como cualquier excusa es buena para leer y compartir lecturas pues vamos a celebrar. Carmen nos proponía esta vez recomendar un libro que nos haya llegado al corazón por uno u otro motivo: por la dureza de su historia, por la ternura, por la cercanía de sus personajes, por el desgarro y la tragedia, por la reconciliación con la humanidad que sus páginas nos brindaron,... Cada uno habrá de buscar esa lectura que le removió, le conmovió y/o le emocionó, que le impresionó, enterneció, le inquietó o quizá le turbó. Yo he hecho dos relecturas, pero como bien dice ella sólo voy a recomendar uno: "El cielo es azul, la tierra blanca" de Hiromi Kawakami.
Datos del libro:
Nº de páginas: 216 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: EL ACANTILADO
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788492649143
Sinopsis: Tsukiko tiene 38 años y lleva una vida solitaria. Considera que no está dotada para el amor. Hasta que un día encuentra en una taberna a su viejo maestro de japonés. Entre ambos se establece un pacto tácito para compartir la soledad. Escogen la misma comida, buscan la compañía del otro y les cuesta separarse, aunque a veces intenten escapar el uno del otro: el maestro, en el recuerdo de la mujer que un día lo abandonó; Tsukiko, en un antiguo compañero de clase. Con una prosa sensual y despojada, Kawakami nos cuenta una historia de amor muy especial: el acercamiento sutil de dos amantes, con toda su íntima belleza, ternura y profundidad. Todo un descubrimiento literario.
Compartir la soledad también es una forma de amar. Dos personas corrientes, como tú y como yo, cargando con sus mochilas personales. La del maestro, su matrimonio roto que puede simbolizar el maletín que no apea; la de Tsukiko, su particular relación con el mundo, con su familia, con la bebida, en una aparente incapacidad para establecer lazos de unión con el mundo que le ha tocado vivir... Dos personas, maestro y alumna, que se encuentran en una taberna muchos años después de haber abandonado la condición que los une y que, sin embargo, les acompañará durante todo el relato, hasta el punto de que Tsukiko no deja de llamar a su amante "maestro" en ningún momento ni siquiera cuando le dice que se ha enamorado de él.
"Todo quedaba muy lejos. El maestro, Takashi Kojima y la luna estaban muy lejos de mí. A través de la ventanilla contemplaba el paisaje en silencio. El taxi cruzaba como un rayo la ciudad desierta. "Maestro", dije en voz alta. El ruido del motor ahogó mi voz. Durante el recorrido vi varios cerezos. Algunos eran jóvenes, otros ya tenían unos cuantos años. Pero todos estaban florecidos. "Maestro" dije por segunda vez. Mi voz no llegó a ninguna parte. El taxi me llevaba por calles oscuras."
Una relación que empieza siendo de admiración, de reprobación, de compañía mutua y termina convirtiéndose en una historia de amor, tierna y apasionada a pesar de la diferencia de edad existente entre ellos. Una historia en la que ambos están llenos de dudas. Un libro que te acerca a la realidad japonesa y llena de interrogantes sobre las relaciones sociales en este país tan atractivo como lejano. El Japón actual que combina tradición y modernidad. La novela te hace plantearte como es realmente la posición de las mujeres jóvenes, la relación entre padres e hijos, qué pasa con los matrimonios fracasados, etc. Tsukiko, la protagonista que pone voz a la narración, nos va mostrando como va, poco a poco, enamorándose de su antiguo profesor de japonés aún desconociendo realmente los sentimientos del maestro. Y mientras tanto el mundo discurre lentamente afuera de ellos dos.
"-¿Ah, sí? Qué bien- observé sin el menor interés. Me pregunté por qué, cuando hablaba con el maestro estaba tan irritable y me disgustaba con tanta facilidad, hasta el punto de tener ganas de llorar. Nunca me he considerado una persona sensible."
Un texto realmente bello lleno de poesía, de silencios, de referencias a la naturaleza, de momentos de intimidad, repleto de todos aquellos hilos con los que se teje la urdimbre de una auténtica historia de amor.
La de libros que estamos descubriendo hoy! Gracias por compartir.
ResponderEliminarUn beso
Yolanda.
Te va a gustar, gracias por comentar. Un saludo
EliminarGran reseña. Me lo apunto. Me gusta mucho la literatura japonesa y últimamente la tengo un poco abandonada. Quizás retome con tu propuesta. Un gusto leerte. Un beso
ResponderEliminarGracias, te va a gustar, un beso.
EliminarMuy bello y lírico como casi toda la literatura japonesa. Lástima que yo muchas veces no consiga conectar con la literatura oriental. Recuerdo que cuando lo leí colgué un pasaje que me atrapó especialmente en mi perfil de facebook. Si no me falla la memoria contiene algunas de las citas que tú has seleccionado.
ResponderEliminarBesos
yo creo que la dificultad para conectar con la literatura oriental está en la diferencia cultural, en esta historia también hay momentos en los que creo que se entiende mejor desde el propio Japón y su cultura, pero se salva por la historia de amor tan bonita, tan imposible y a la vez tan real que cuenta. Un besín
EliminarSoy muy poco dada a la literatura oriental, tal vez tu propuesta me anime a tenderle la mano una vez más.
ResponderEliminarUn besin