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jueves, 30 de diciembre de 2021

Amanece, que no es poco, 2022 lleno de esperanza.


Madrugo hoy como siempre. Voy a pasar la mañana haciendo limpieza que es como hacer mudanza, de un lado a otro, de un año a otro. Quitaré el polvo, barreré los suelos, apartaré, no sin dolor, algunas telas de araña (esa labor de ingeniería tejida por esos bichos de patas largas hacendosos que tampoco gustan a algunos). Lavaré la ropa de la cama, toda, para acostarme en sábanas limpias que reflejen la limpieza de corazón (otras limpiezas me importan más bien poco) que quiero mantener a pesar de lo difícil que se pone algunas veces. Seguiré amando, a los de siempre, e ignorando a los de “nunca jamás, nunca más” (qué de mediocridad y fealdad en algunas persona). Aunque en la foto es de noche, está amaneciendo, y me alcanzará el amanecer haciendo lo que quiero y dónde quiero estar. Leyendo o escribiendo, caminando o acariciando el pelaje de algunos de mis compañeros de este viaje que cierra hoy el segundo capítulo más surrealista de nuestras vidas. Bye 2021. No sabíamos lo felices que éramos. No, no lo sabíamos. Y agradeceré mucho hoy, sentirme bendecida por la presencia de mis padres (qué de cosas me han enseñado), de mis sobrinos que vienen pegando fuerte, de mi hermano y de Laura (mi hermano que, tan distinto, siempre está ahí) y de mis amigos, pero, sobre todo, daré gracias por los 16 años que, hará en febrero, compartimos Lola y yo (sin duda, los mejores años de nuestras vidas). Su senectud me muestra cada día un camino que será difícil de transitar a pesar de que haya más perros y más gatos (que como la protagonista de Perrita Country tiene una perra para acompañar a su gato, yo acabaré teniendo un gato, de esos que muerden suavemente para decirte que les gustas, un gato que no tenga que huir de Lola porque Lola ya no estará, tengo que decirlo y escribirlo porque habrá un antes y un después y habrá que mentalizarse, qué cosas…) Cómo era mi vida sin Lola, ya ni me acuerdo… Y abriré, algún día, el baúl de los sentimientos para orearlo o lo vaciaré para siempre y buscaré otros horizontes más lejanos o más cercanos, dividiré mi tiempo para repartirlo, multiplicaré mis ganas de hacer cosar, sumaré personas, restaré cretinos,… todo eso y más en el próximo capítulo. Solo quiero una cosa para finalizar, aunque tengo una entrada del blog pendiente, reconocer el trabajo ingente de nuestros sanitarios y no digo más. Seguiré trabajando por lo que creo y creo en un mundo más justo, más igualitario, creo en un mundo con servicios públicos de calidad, pero particularmente creo en un mundo en el que no haya recortes en Sanidad y todos, todos tengamos derecho a esa asistencia. Mi agradecimiento a esos hombres y mujeres agotados que acaban el año exprimiendo sus últimas fuerzas, quemando los últimos cartuchos para acabar con esta pandemia, para solucionar o parchear una gestión atroz que ha ido dando bandazos. Mil gracias a todos los que dan lo mejor de sí mismos y que, aún así, no llegan. No habrá aplausos, ni sueldos, ni descansos, ni condiciones laborales que sean capaces de recompensar esta labor. Ahí lo dejo. Se va otro año de colas, estos días para vacunarse y para hacer PCR, pero volverá el verano (porque el verano siempre vuelve) y volveremos a vivir (seguramente de forma diferente) pero viviremos. Mientras tanto amanecerá el Nuevo Año mientras se va extinguiendo el 2021. Llega pronto 2022, tienes pinta de ser bonito, no nos defraudes! Feliz apagado de año e infinitamente más feliz encendido del Nuevo. Nos vemos en los senderos, en las montañas, en las bibliotecas, en los bares… donde queramos, por fin, y llenos de esperanza y proyectos de futuro.

Muchas despedidas.


Yo no sé cuando deje de ver a Paco Borge. Antes lo veía siempre en misa los domingos, su figura alta, y espigada, de buen porte y elegante, al fondo del templo en el lugar que la tradición reservaba a los hombres. Después de misa solía encontrármelo en casa Santi, la sidrería de Casa Jamallo. Allí departía amigablemente con los paisanos de la barra. Probablemente deje de verlo cuando comenzó la pandemia, no tengo muy claro si el ya había dejado de ir a misa o sencillamente no volvió cuando nos desconfinaron. También yo deje de ir a Santi. Es verdad que los temas de parroquia tardaron mucho en volver a la normalidad y que como la gente que va es muy mayor (en su mayoría) se impuso la prudencia y la sensatez. El caso es que seguramente a lo largo de estos casi dos años no nos hayamos vuelto a ver. Recuerdo un día delante de Casa Jamallo, Maruja, Nieves la de los panaderos y el, me contaron cosas de otro tiempo. Otra vez Paco le decía a Maruja que habría que ir a visitar a Nieves que por aquel entonces se había mudado a la residencia de la Pola. En fin, que Paco se ha muerto hoy en su casa (seguramente como querríamos morirnos todos) y no sé si solo o en soledad, quiero creer que circunstancialmente solo, las muestras de pésame de sus vecinos ponen en evidencia que se marcha un buen hombre (por lo menos a mis ojos que ya sabéis que esto de la bondad es un concepto muy personal). Así que, entre tanta mediocridad despedir a un hombre afable, amable, educado es una lástima. Descansa en paz, Paco, volveremos a encontrarnos.

Onde el caos se texe y se destexe



El pasado mes de agosto, publicado por Trabe, veía la luz el último libro de Xulio Viejo Fernández, “Onde el caos se texe y se destexe”, con el que el autor vuelve a la narrativa tras veinte años de silencio en este género. El título tuvo su puesta de largo en la presentación, primera, el 4 de diciembre en la Casa de la Cultura de Quirós. El autor estuvo arropado por familia y vecinos y acompañado por Antón García, Director General de Política Lingüística de Asturias que dijo que se trataba de un regalo y un acontecimiento cultural de primer orden al tiempo que destacaba la trayectoria de Viejo  como escritor y filólogo, estudioso de la llingua asturiana, “que consigue de una manera muy inteligente, aplicando criterios modernos a su trabajo como investigador, avanzar más allá de los que otros dijeron antes, al margen mi querencia personal e intelectual hacia él”. La novela es un homenaje a su padre fallecido pocas semanas antes del primer confinamiento y que en 2022 hubiera alcanzado el siglo de vida. Un homenaje que, en opinión de los que lo conocieron, el padre estaría feliz de tener en sus manos. El fluir de recuerdos y vivencias compartidos, unido al encierro originado por la pandemia, animaron a este profesor universitario a plasmar por escrito todo lo que llevaba años escuchando, en especial los últimos, a un hombre de conversación amable que poblaba de anécdotas. Muchos de los relatos habían sido documentados por el autor en apuntes o en grabaciones en momentos y fechas importantes. “Onde el caos se texe y se destexe” no es una novela al uso sino más bien un libro de ¨memorias de la memoria” con pinceladas de ensayo. En él se recogen los recuerdos que tiene el hijo de los recuerdos del padre y la forma de contarlos y es esta fórmula, instintiva y emocional en la que brotan los recuerdos, la herramienta que utiliza para, en sus propias palabras “reivindicar la dignidad de la clase trabajadora asturiana, portadora de una cultura propia tradicional y rural, de una historia y, sobre manera, de un potencial de inteligencia crítica que no siempre fue reconocida en esta sociedad”. Con ese equipaje, Xulio Viejo salió de Tene en el concejo de Quirós en los años 50 para instalarse en Oviedo donde nació el autor, último de sus hijos, y tuvo que aprender a conjugar tradición rural con vida urbana, el paso de agricultor a obrero, aderezado con un ingrediente común a muchos de aquella generación y con el que hubo que aprender a convivir: el desarraigo. Su historia es común a muchos hombres y mujeres de aquellos años, sin embargo, el interés de la novela radica en la forma excepcional con que el hijo teje los mimbres que le presta el padre para contar una historia personal que es universal, para que el padre convertido en héroe clásico transite por el camino de la vida, un camino recorrido de ida y vuelta al origen que es la tierra, en este caso, las montañas quirosanas que tan bien se ven reflejadas en el relato. Un relato lleno de reflexiones personales en el que el paisaje es un personaje más. 

Julio Viejo Fernández (Uviéu, 1968) es doctor en Filología Románica, profesor de la Universidad de Oviedo y estudioso de la llingua y la lliteratura asturianes. Veinte son los años que lleva sin publicar narrativa desde que se editara en 2001 “Los araxeles de la vida”, novela en la que ya aparecen los escenarios de Quirós, el barrio ovetense de Ventanielles y la ciudad de Uviéu. Antes de esta obra presenta “Na llende del condicional perfectu” (1990) y “Les falcatrúes del demonio” (1992). Es responsable además del volumen “Relatos asturianos medievales del sieglu XII” (2003) que incluye siete textos traducidos del latín. Como poeta ganó en 1996 el premio “Xuan María Acebal· con “Les etimoloxíes del silenciu”. Xulio Viejo perdió también a su madre durante el último año, tiene pendiente rendirle también un reconocimiento y será en forma de libro, pero un libro diferente “pues ella era más vergonzosa y no le gustaría ver por escrito según qué recuerdos familiares” dijo anunciando un próximo estudio sobre la realidad de Bermiego, aldea de la que era natural.

domingo, 28 de noviembre de 2021

El puñal de Quirós

Dice el antropólogo Roger Bartra que “el futuro es incierto” mientras se lamenta por el pasado perdido, sin embargo para los arqueólogos el pasado es fascinante. Si hacemos un ejercicio de imaginación y nos preguntamos cómo era la vida en Quirós hace 4.000 años e intentamos recrear una escena de aquellos asentamientos a 1.300 metros de altitud es la Arqueología la que nos abre la puerta y nos invita a profundizar.


El descubrimiento de diferentes utensilios en el sector Norte de la Sierra de Sobia y en la braña de Brustamundi en Quirós abre nuevas hipótesis sobre el poblamiento humano a esta altitud, desmitificando las zonas de montaña y a sus habitantes que no eran individuos solos sino individuos en comunidad o, al menos, en relación con otros.

Los hallazgos arqueológicos fruto de las prospecciones llevadas a cabo por un equipo de trabajo dirigido por el arqueólogo Alberto Fanjul se presentaron el pasado 20 de noviembre en el Museo Etnográfico de Quirós con gran asistencia de público y en medio de una gran expectación. Estas prospecciones realizadas en setiembre y octubre y que no han sido intensivas, sino que se han realizado en zonas concretas usadas tradicionalmente, suponen la obtención de restos en superficie gracias a detectores de metales. Un puñal de grandes dimensiones bautizado con el nombre de “puñal de Quirós” al que le falta una parte, muy estilizado y totalmente funcional, una fíbula ornamental sin aguja (especie de imperdible utilizado para sujetar los ropajes en el hombro el doble de grande de las fíbulas más comunes, muy funcional, sin adornos) que por su gran tamaño podría delatar la condición social y económica de su dueño y una pequeña hacha que, al contrario que la fíbula y precisamente por su pequeño tamaño, hace suponer que se trata de una especie de lingote usado como moneda de cambio y no de un arma propiamente dicha, fueron mostrados al público presente en el MEQ. Tanto el puñal que puede datarse al final de la Edad de los Metales, hace unos 4.000 años a expensas de lo que diga cualquier estudio posterior como la fíbula presentan una cronología muy antigua. Las tres piezas pasarán a formar parte de los fondos del Museo Arqueológico de Asturias cuando se completen los estudios que tienen pensado realizarse.

Estos trabajos arqueológicos en la zona que han sido apoyados por los Ayuntamientos de Teverga y Quirós suponen una gran aportación al conocimiento de una época en la zona de la que se tienen muy pocos datos. La idea de Fanjul es seguir trabajando en un territorio muy extenso y orográficamente complicado en el que se trabaja por sectores “en el momento en que se excave los descubrimientos pueden ser mayores”. También apuntó a lo largo de la presentación el interesantísimo descubrimiento de restos humanos en una sima “en un tiempo donde los cuerpos se incineraban, encontrar tres cuerpos supone abrir una amplia investigación que con los análisis adecuados nos darán valiosa información sobre su alimentación, su estilo de vida, si eran nómadas o sedentarios, cuál era su actividad económica, etc.”

Encajar todas las piezas de este puzzle ayudará a los expertos a construir el mapa arqueológico de los vecinos concejos de Quirós y Teverga y con ello podremos poner un poco de luz al pasado de los pobladores de nuestras montañas.

sábado, 27 de noviembre de 2021

Almudena y la alegría.



“Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,
con ese mismo invierno que hiela las canciones
cuando la tarde cae en la radio de un coche,
como los telegramas, como la voz herida
que cruza los teléfonos nocturnos
igual que un faro cruza
por la melancolía de las barcas en tierra,
como las dudas y las certidumbres,
como mi silueta en la ventana,
así duele una noche,
con ese mismo invierno de cuando tú me faltas,
con esa misma nieve que me ha dejado en blanco,
pues todo se me olvida
si tengo que aprender a recordarte.”

Luis García Montero, compañero de Almudena.

Hace casi un mes que no escribo. Este Noviembre sin violetas que escribió Lorenzo Silva me ha metido en una maratón de películas navideñas para ver si este año, por fin y antes de que llegue diciembre, anticipándome con turrones y luces que anuncian con premura las fiestas entrañables y familiares por excelencia (aquellas que con el tiempo se van tornando odiosas para los que cumplimos años y contamos ausencias que se hacían impensables e imposibles en nuestro deseo más íntimo, qué ridiculos somos negando la meta del camino), vaya que me pierdo, pues para ver si me invade ese espíritu de celebración tan necesario en este tiempo raruno en el que llevamos casi dos años navegando. Sí, somos navegantes del tiempo, como decía el último título propuesto por el Club de Lectura de Oviedo en el que participo. Navegantes de un tiempo lineal en el que despacio al principio y más rápido al final vamos caminando hacia la muerte. Sí, la Muerte. No vamos a esquivarla por muy buenas cartas que tengamos en la mano.
En eso andaba yo ayer, viendo pelis, y de celebración de aniversario de este blog fantástico en el que tantas emociones he vertido y que tantas satisfacciones me ha dado, amigos, lectores, lectores-amigos, amigos-lectores. Un blog que nació de la necesidad de ser alguien en el mundo virtual para escribir en los blogs de otros, amigos-blogueros. Andaba de celebración del cumpleaños de Roberto, cronista oficial del concejo de Quirós y una de las personas más generosas que conozco. Ojalá hubiera muchas más personas como el (sobran más palabras). Compartimos orígenes, amor por la tierra y ganas de compartirla, también compartimos, cada uno a su manera (el de forma mucho más seria y rigurosa que yo que soy una loquita) curiosidad y ganas de saber más cosas de este territorio que nos acoge con tanto amor casi siempre y con desamor algunas veces. Roberto es ese compañero que siempre apoya las iniciativas de los demás. Andaba celebrando la Vida y a Quirós en medio del temporal de  nieve y viento, con las mejillas enrojecidas por el frío y disfrutando como la niña que fui con Lola y los amigos de Lola, Miko y Bruma. (Abro paréntesis, no hay nadie que disfrute más de la nieve que un perro. Ainssss los perros de los que tanto, tanto aprendo a cada minuto. Seres generosos y agradecidos que lo dan todo a cambio de nada. En fin. Cada mañana me estiro con idéntico placer al que tienen que sentir ellos). Alternando cocina y chimenea con paseos escuchando mis pasos en la nieve, uno de los sonidos más bonitos que existen junto al crepitar de las hojas bajo tus pies en el otoño. Andaba gastando la Vida cuando cayendo la tarde recibo un mensaje que me dice que Almudena Grandes ha muerto y se me quedó el Corazón Helado porque ya no esperaremos sus lectores su último libro (aunque hay uno que se publicará a título póstumo y que pienso fue el motivo, acabarlo, para que hace apenas mes y medio se despidiera de la vida pública, decía que para volver, que no sabía cómo, pero para volver). No volverá Almudena. No va a volver a escribir sus artículos ni a regalarnos historias suyas o de otros, porque ha gastado la vida sin quererlo, antes de tiempo, con premura, anticipadamente. Qué pena más grande y qué hueco deja esta mujer grande en presencia como su apellido que nos enseñó a algunas tantas cosas. Y es que yo siempre he sido muy Malena. Yo que a Almudena Grandes le debo más cosas que todas las fantásticas historias que nos ha contado, pero eso ya se lo cuento cuando me la vuelva a encontrar, que seguro que lo haré porque habrá un sitio para las mujeres grandes de presencia, de corazón, de apellido, rojas, solidarias y amantes de la vida y de los suyos, comprometidas con su tiempo y amigas de historias contadas y escritas, de libros, de palabras y de versos… La conocí en el Filarmónica. Aquella tarde fui al Rialto antes de ponerme a una cola de lectores que abarrotó el teatro. Iba acompañando a Jacque a que le firmara un libro. Yo no llevaba ninguno porque no soy muy mitómana pero esperé para saludarla. No estaba de buen café (me dio la sensación), habría atendido a cientos de lectores (nosotras éramos casi las últimas) pero le dije que la escena de “El lector de Julio Verne” en la que al niño se le abre el mundo cuando descubre una biblioteca toda para el, era una de las escenas más bonitas que había leído nunca y entonces le cambió la cara. Podía haberle dicho mucho más, pero me quedo con esa escena. La Libertad que da la lectura a aquellos que son prisioneros de cualquier cárcel, por esa Libertad algunos no quieren que leamos. El finde antes del confinamiento empecé en Quirós “Los pacientes del Doctor García” lo cogí con mucha gana pero fui para Oviedo y el encierro me sumió en una absoluta sequía lectora, árida y penosa, un desierto que excavó un tremendo pozo dentro de mi. Pienso que el mejor homenaje será retomar aquel texto que, no sé porqué, no acabe cuando recupere las ganas de leer, pero también puedo volver a Malena, a los Aires Difíciles, a Modelos de Mujer, a Atlas de Geografía Humana, a Los besos en el pan que me tuvo una noche en vela de las ganas que tenía de Almudena. Algunas llevamos a la vida cosas de los personajes que nos marcaron, a mi cuando conozco a un hombre me dan ganas de preguntarle si le gusta la casquería… así supo Malena que aquel hombre era el hombre lo que buscaba. 
Hasta siempre Almudena. Hoy quiero celebrar en la ausencia la Eternidad de tus palabras y de tu recuerdo. Que la tierra te sea leve.

domingo, 31 de octubre de 2021

Teresa la de Pontonga, un siglo de historia de Quirós


Los manzanos de Pontonga florecieron ayer, frenando por un instante al otoño, para celebrar el aniversario de su vecina más querida. 

Teresa Álvarez Valdés, a la que hace quince días se le rindió un cariñoso homenaje coincidiendo con el día de la Mujer Rural, cumplió 100 años rodeada de familiares y amigos. El día fue un goteo de visitas de personas cercanas y culminó con una entrañable fiesta donde no faltó la música y el humor. Una jornada de armonía y paz, la de esta familia, que compartió generosa la bendición del cumpleaños de la tía Teresa con sus vecinos.

Telesforo e Isabel, quirosano y trubieca de Perlín, padres de Teresa, se conocieron en Trubia. El era maestro y trabajaba de jefe de estación del ferrocarril minero y ella una mujer de excepcional sensibilidad a la que su nieta Isabel Alvarez-Cienfuegos describe como "muy especial, que nunca olvidó su lugar de origen ni sus negrillos". Telesforo era mayor que ella pero a Isabel le enamoró su forma de hablar y de expresarse. Vivieron allí y tuvieron a sus primeros cuatro hijos: Juan, Pilar, María y Antonio. Más tarde se trasladaron a Quirós donde nacieron los pequeños Luisa, Jesús y Tere. Nada hacía suponer a aquel matrimonio que aquel bebé diminuto, séptima de sus hijos, iba a recorrer un camino tan largo. Era tan pequeña que a los dos días de su nacimiento la llevaron a bautizar a Vallín. Su vecina Germana siempre le decía de niña que era "tan pequeña como unas tijeras". Pero creció Tere, creció y fue una niña rápida como el viento (solo Emilio Carpintero era más rápido que ella corriendo en la escuela) y muy inteligente, despierta y traviesa como son los niños que crecen en familias donde son queridos, que crecen en ambientes que cultivan conocimiento y emoción. Y se convirtió en una mujer trabajadora y abierta al mundo, de risa contagiosa y fino sentido del humor, viajera que no tuvo problema en cruzar al otro lado del océano a conocer a la familia de su hermano mayor, Juan, emigrante en Méjico o a meterse en un Alsa y cruzar media Europa para visitar a su sobrina Isabel a la que le une hoy una visible complicidad. Teresa siempre vivió en Quirós, en la casa familiar que aún echa de menos algunas tardes, aunque viva al lado mismo del lugar donde nació. En Quirós desempeñó labores propias de una mujer de su tiempo, agrarias y ganaderas, acompañada por sus hermanos en especial por Antonio a quien relevó como cartero y María, maestra a la que aún recuerdan con cariño sus alumnos y alumnas hoy metidos en años. María ejerció su labor en muchos pueblos del concejo hasta que se jubiló en Bárzana. Por su labor gestionando durante años la cartería rural en Santa Marina, primero Antonio y más tarde Teresa son muy conocidos. En un tiempo en el que Quirós estaba habitado por más de 6.000 personas y en el que había cientos de cartas, forma única de comunicarse, cartas que venían de todas partes del mundo, no en vano Quirós repartió a hombres y mujeres por todos los continentes. La cartería de Santa Marina se ocupaba de todo el correo de esa parte del concejo: Cortés, Lindes, Cienfuegos y Villar de Cienfuegos, Ricao, Rodiles, Ronderos, Llanuces y Murias, pueblos más lejanos en aquellos días que hoy ir a Oviedo (por poner un ejemplo). Antonio que compaginaba su labor con el oficio de lampistero sin descuidar las faenas de hombre de campo (la cartería daba mucho trabajo pero poco dinero) y, más tarde, Teresa, bajaban a Bárzana, recogían el correo y lo repartían entre el conjunto de carteros de su zona. La casa donde estaba la cartería, que sigue siendo propiedad de la familia, estaba a pie mismo de la carretera general, una casa abierta a los vecinos, con un ir y venir de gentes habitual, con mucha vida. "Si pasaba algún vecino, era normal echar el correo para los pueblos por el" nos cuenta su sobrina Isabel sino Emilio y Estrella de Ricao, Luis y Teresa de Cortes se ocupaban de subirlo.

Probablemente Teresa hoy vería con asombro la revolución de las comunicaciones, la próxima desaparición del correo postal como ella lo conoció, la sustitución de las cartas de amor por WhatsApp apresurados y emoticonos, las cartas de despedida en un frío correo electrónico, noticias que tardaban meses en llegar comunicadas de inmediato, videollamadas, hasta el teléfono como lo entendíamos se ha quedado obsoleto. Sin embargo, en mi opinión, la emoción de una carta, de unas letras, la liturgia de escribir a alguien no es comparable con nada. Teresa, Teresina la de Pontonga, se adaptaría, seguro, mientras tanto, vive tranquila rodeada de los suyos, Isabel y José María y Ana, el resto de los sobrinos siguen en Méjico. Isabel la visita cada día, bajan a Oviedo, cantan juntas, pasean y van viendo pasar la vida con la lenta cadencia de quién ha hecho un camino de tan largo recorrido, arropadas por la gente que las quiere que somos muchos.

domingo, 24 de octubre de 2021

Biblioteca Pública San Melchor de Quirós, día de las Bibliotecas.


Dentro de los actos que conmemoran el Día de las Bibliotecas a nivel nacional, celebrados ayer por la mañana en la Biblioteca Ramón Pérez de Ayala de Oviedo, la bibliotecaria de Quirós, Marga Prieto Álvarez, recogió un premio otorgado por la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil consistente en una maleta llena de libros. El simbólico premio reconoce el trabajo de dinamización cultural y animación a la lectura realizado desde la biblioteca. Otros cuatro concejos rurales, Sobrescobio, Degaña, Grandas de Salime y Onís, recibieron idéntico reconocimiento. Cincuenta títulos de libros infantiles y juveniles que engrosarán el fondo de estas pequeñas bibliotecas que tanto bien hacen en unos concejos aquejados de despoblación y envejecimiento, en los que las bibliotecas además de espacios de enriquecimiento personal son auténticos lugares para el crecimiento y fortalecimiento de la comunidad. Cada bibliotecario, Quirós y Onís en solitario, Sobrescobio, Grandas de Salime y Degaña acompañados por representantes del Ayuntamiento, en el caso de Degaña con la presencia de su alcaldesa, pues no todos los días se les da un premio, expusó brevemente su trabajo a la hora de recoger esta distinción.
La Biblioteca San Melchor de Quirós, un concejo situado a 40 minutos de Oviedo y con poco más de 1200 habitantes, trabaja con mucha ilusión en cada proyecto que emprende. Talleres de Memoria, biblioteca móvil, colaboración con el cole y un club de lectura que, en poco más de un año, ha arrastrado al Ayuntamiento a implicarse en la celebración del Encuentro de Clubes de Lectura de Bibliotecas Municipales de Asturias, un encuentro que puso en valor la capacidad del concejo para dar cobertura a las casi quinientas personas que acogió el pasado mes de junio y que recibió nada menos que a la Premio Nacional de Narrativa 2016, Cristina Fernández Cubas. Una bibliotecaria joven con gran capacidad de trabajo, pero pocos recursos materiales que siempre está dispuesta a escuchar las propuestas que le hacen los lectores y lectoras quirosanos y que siempre viste su mejor vestido, su sonrisa.
La iniciativa de celebrar el Día de la Biblioteca, surgió de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil en el año 1997 como recuerdo a la destrucción en 1992 de la biblioteca de Sarajevo durante el conflicto de los Balcanes. Desde entonces, este Asociación no ha dejado de trabajar en la difusión y reconocimiento de la labor de las bibliotecas, sus servicios, sus profesionales. A esta celebración se han ido sumando el resto de sectores de la sociedad y en la actualidad cuenta con la colaboración del Ministerio de Cultura y Deporte.
Este año la celebración ha tenido lugar en la Biblioteca de Asturias "Ramón Pérez de Ayala" y ha contado con la participación de bibliotecarios, escritores -entre los que se encontrada Gonzalo Moure, autor del pregón de este año-, ilustradores, narradores de historias, editores, profesores, miembros de la Asociación, responsables políticos y lectores. 


En el acto se ha presentado el proyecto de hermanamiento de las bibliotecas de Vega La Camocha y Castropol con dos bibliotecas croatas; el trabajo de la Biblioteca de Soto del Barco y un estudio de la Universidad de Salamanca sobre hábitos lectores en Bibliotecas Públicas y que tendrá repercusión nacional e internacional.

Muy orgullosa de la mi Marga! Que hoy recogió un premio, una maleta llena de sueños, por el trabajo de la Biblioteca de QUIRÓS, junto a Sobrescobio, Degaña, Grandas de Salime y Onís. Feliz de participar de este proyecto. Leemos para construir un mundo mejor siendo hombres y mujeres críticos. Gracias a la Asociación Española de Amigos del Libro infantil y Juvenil. Y gracias a Chelo por todo lo que nos enseñas!

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Los besos de Manuel Vilas


“Las historias de amor son como los libros, comienzan y terminan.” Manuel Vilas, Los besos.

Es una realidad que en los próximos tiempos asistiremos a la publicación de miles de libros postpandémicos, de hecho, a partir de ahora todo será postpandémico (a.d.p. o d.d.p.) pero este de Manuel Vilas ocurre durante el periodo que dura el primer confinamiento, en aquellas primeras semanas en las que no sabíamos que iba a pasar y en las que no nos imaginábamos lo que se nos venía encima. Durante este tiempo, en medio de aquel desasosiego, muchos pensamos recoger todo lo que nos pasaba por la cabeza y escribirlo. Eso hace Salvador, un profesor de 58 años, prematuramente jubilado por enfermedad (si bien no queda clara que enfermedad) el protagonista de esta novela: plasmar por escrito todas las reflexiones que algunos hicimos (los que tuvimos la suerte o la desgracia de estar solos en nuestros pisos), pero además el tiene el tiempo, la suerte y las ganas de enamorarse de Montserrat, una belleza de 45 años que trabaja en la tienda de ultramarinos del pueblo con una mochila dolorosa, a la que bautiza con el nombre de Altisidora (nombre de un personaje de El Quijote). Dos almas solas huyendo de la Oscuridad que repasan sus vidas pero a distinto ritmo. En mi opinión ella se desnuda más, ella sufre, mientras que el pasa de puntillas por los hechos dolorosos de su vida como por ejemplo el fallecimiento de su madre. Los recuerdos de su estancia en la Universidad, fundamentalmente de su relación con un compañero, Rafael Puig, apuntes sobre la novela de Cervantes que junto a la Biblia se lleva a su particular e idílico lugar de confinamiento (que hasta en esto tiene suerte), el amor en la edad madura,… son otros de los pilares del argumento. He leído la novela de un tirón, me ha gustado, me he visto reflejada en algunas de las situaciones aunque hay otras que me rechinan un poco, por qué esa manía que cultiva Salvador tan fea cada vez que va al súper y que declara que es una especie de acto de rebeldía contra el estado, por qué en esa crítica feroz al presidente de España, se ve que no le cae muy bien. Pasé en mi confinamiento haciendo vídeos, reflexionando sobre moldes de repostería y tuppers, poniendo orden en mi casa para no ponerlo en mi cabeza, no pude leer ni una sola línea del bloqueo mental que me produjo aquella situación (esto hoy aún me apena enormemente), me salvaron mis perras y la ridícula idea de volver a ver a alguien con la fe absoluta de que me esperaba al otro lado del túnel (“Sin una fantasía amorosa la vida es nada, la vida no vale la pena. Si no estás enamorado, aunque solo sea de una ilusión lejana e irreal, la vida no sirve” dice Salvador a medio camino del final). Alimenté un enamoramiento en la distancia soñando con los besos que no fueron, ni son, ni serán. Pensé en los amigos a quienes dejé en el camino.  Soñé con volver a Lisboa. Vamos, Vilas tal cual, en pequeño y sin novela. Si yo hubiera escrito esta novela le hubiera puesto “Los abrazos” porque no darlos fue lo peor que nos pasó en este tiempo, pero no soy Vilas así que me quedo con “Los besos” y espero que también os encontréis reflejados en sus páginas. Una foto preciosa en la cubierta y una buena campaña de publicidad harán el resto. #lecturasdeveranobibovd21

viernes, 3 de septiembre de 2021

Ciclistas en la niebla.



Entre la niebla ganó la afición. Fueron miles los aficionados al ciclismo que no quisieron perderse la puesta de largo de una cima, el Alto del Gamoniteiru, que llega a La Vuelta para quedarse, al menos esa es la promesa de la organización y la expectativa de los ayuntamientos de Lena y Quirós que se repartieron el protagonismo en una jornada épica deportivamente hablando que fue una auténtica fiesta para lo más valioso de este deporte: su afición. 

Trabajaron codo con codo y desde bien temprano Unipublic y los trabajadores del Ayuntamiento de Quirós así como los voluntarios que llevaban días preparando los hasta seis parkings habilitados en Llagüezos, conocido por la celebración de la Fiesta del Corderu. Quirós y Lena concejos vecinos llamados a entenderse y a compartir como hermanos mieles y hieles en esto de fiestas de prao y ciclismo cuando la niebla, como ayer, se presenta sin acreditación. Mejor niebla que la lluvia que anunciaban y que afortunadamente, solo llegó en forma de chaparrón, cuando todo había pasado. Mejor niebla, aunque no permitiera disfrutar del increíble paisaje de la zona, mejor porque aseguró el espectáculo de ver surgir a los ciclistas de entre ella como auténticos extraterrestres aupados en sus bicicletas camino de un pódium que había que asegurar a apenas unos días del final de LaVuelta. Lluvia fuerte en el Alto de la Cobertoria que despedía sobre las 19.00 de la tarde a los más rezagados y que había sido poblada por aquellos que fueron repartiéndose a lo largo de un puerto que se subió dos veces, primero por Quirós y luego por Lena. Llenas las cunetas de todo tipo de vehículos esperando a un pelotón agotado por la subida a Lagos de Covadonga el día anterior y por todos los km acumulados en las piernas pero en el que los mejor posicionados no estaban dispuestos a ceder ni un segundo.

Se pueden decir muchas cosas del ciclismo, cierto que por desgracia no todas amables. Lo que no se puede negar es la voluntad y el sacrificio de estos deportistas, algunos casi niños, que se suben a una bicicleta para soportar de todo: público sobrepasado de emoción e inclemencias del tiempo, carreteras en mal estado y caídas, médicos sin escrúpulos y vampiros a todas horas. Ellos se levantan y siguen hasta extremos insospechados. De ayer esta plumilla de caleya quiere destacar a un superhéroe de azul aunque sin capa que vino a escribir su nombre para la historia de La Vuelta y del Gamoniteiru. Miguel Angel López, Supermán López, colombiano del español Movistar pasará al olimpo de los que ganan las etapas que acaban inclinando la balanza de las grandes vueltas. Decir también que si hay algo que define a este deporte son los equipos que con sus estrategias son capaces de echar abajo una escapada, llevar a su líder al final de la etapa o como ayer el Deceunick Quick Step conservar para su jefe de filas, Fabio Jakobsen el maillot verde de la regularidad. Literalmente sus compañeros de equipo lo llevaron en volandas hasta la meta demostrando que un equipo es mucho más que un líder. Apuntar para finalizar que el Norte de España, sobre todo, la cornisa cantábrica, se moviliza con La Vuelta: gallegos, cántabros y vascos acompañados por los asturianos dan calor y vida a este deporte que necesita público para lucir en todo su esplendor. La mejora de las condiciones de la pandemia ha permitido que el público vuelva a la carretera y no sufrir la soledad del deportista que se vivió el año pasado en El Angliru y en La Farrapona. Menos mal. Permitidme una anécdota para finalizar, bajaba ayer del Alto dirección Barzana cuando me encontré a un chaval que bajaba andando, le pregunté si quería que lo bajara y hasta dónde (eso es algo que hacemos la gente de los pueblos, acercar a otros vecinos a su destino). El chaval montó en el coche muy agradecido. Hablaba portugués. Le pregunté que de dónde era. Venía de Oporto a ver la etapa, cogió el coche y se plantó en Santa Marina, subió andando por la Cobertoria hasta dónde pudo o hasta dónde llegó, sobre la marcha volvía a casa para trabajar hoy mismo. Este es el motor más potente del ciclismo, el que hace la magia: su público

domingo, 25 de julio de 2021

Los caminos que fueron.

Camino antiguo de Alba a la altura de Castañera.

Comento en redes sociales sobre el estado de los caminos en las rutas de montaña y un amigo me sugiere que escriba algo. Últimamente hay más gente que me pide que escriba sobre diferentes temas de actualidad, el otro día sobre las declaraciones de Alberto Garzón acerca del consumo de carne. No voy a hacerlo, pero sí voy a resumir en tres frases lo que opino: según las estadísticas (aunque la Estadística es una gran mentira porque los resultados siempre dependen de la muestra que se toma para realizarla) coincido en que comemos mucha carne, aunque no sé quienes, dado el nivel de pobreza de los españoles que tenemos que elegir entre comer carne o pagar la luz; coincido en que hay que mejorar nuestra forma de consumir, pero no solo carne, recuerdo que he leído en alguna parte la cantidad vergonzosa de agua que se gasta para fabricar unos vaqueros y coincido (porque para eso había que ver el vídeo de la campaña hasta el final) en que la ganadería extensiva (en mi caso en Asturias), al menos como yo la conozco, es la forma menos mala de explotación (solo hay que darse un paseo por nuestras morteras y puertos y ver cómo vive nuestro ganado observando a los humanos cuando pasamos cerca de ellos, aunque alguna excepción también hay). No voy a escribir nada más sobre este tema. Cualquiera que se exponga y más teniendo algún tipo de responsabilidad, se arriesga a ser lapidado. Doy  fe. 



Vuelvo pues a los caminos. Leo una tribuna de Loli Gallego, de Proaza sobre los ríos y no puedo evitar el paralelismo entre ambas denuncias. 

Camino antiguo de Alba que enlaza con la pista en Machaculos.

La pandemia me trajo a vivir a Quirós. Estoy contenta. Fue una elección personal. Ahora tengo calidad de vida y tranquilidad. La responsabilidad ante el virus que sigue ahí fuera para mi y para los que me rodean, es, era y sigue siendo personal e individual, así que llevo 14 meses haciendo mínima vida social y, por ello, mucho monte, en burbuja, claro. He recorrido prácticamente toda la Sierra del Aramo, por ella no hay muchos caminos porque casi se llega a todas partes en coche (pistas ganaderas por medio) pero nosotros vamos a pie, por pista pero a pie. Hemos explorado parte del antiguo camino que subía a Alba y que prácticamente está inexplorable, pero durante el invierno pudimos pasar, con dificultades, pero pasamos, porque la nieve tumbó la maleza. También nos hemos aventurado mas y en todos los casos las dificultades para encontrar caminos han sido las mismas con GPS y todo. Al final encuentras una pared de vegetación impracticable que te impide pasar al otro lado, es el tiempo de improvisar. El año pasado en el Hayedo de Lindes, el sendero inexistente nos obligó a echarnos ladera abajo hasta el río para luego volver a subir al otro lado. El domingo pasado el sendero de tierra que desde Lairuanaval y marcado con jitos, nos conducía a Tene bordeando la Peña se había vuelvo invisible (y éramos tres para encontrarlo). Esta experiencia personal es compartida por vecinos en cada aldea (el otro día una vecina de Llanuces lo denunciaba en FB) y por caminantes que me he encontrado personalmente y “rescatado”. Si los caminos se cierran, perdemos parte del encanto de hacer senderismo, pero perderemos también el potencial de una actividad económica que debería de ser principal en este concejo: el Turismo. Imaginaros hacer Bermiego-La Rebollada y comerte un buen plato de pote de berzas en Casa Generosa en Pedroveya o Molinos de Corroriu desde Arroxo y dejarte caer a Casa Jamayo y tomarte un buen plato de pote de castañas. Está bien ir por pistas, siempre he visto la pista de Alba como una herramienta de trabajo pero también como la fórmula de que los más mayores puedan seguir subiendo a Alba. Y no es lo mismo ir por la Senda del Oso, la senda es un lugar inhóspito en invierno y mira que soy pro-Senda, pero no es para nada lo más bonito que tenemos. “En diez años”, me decía a propósito de este tema Roberto F. Osorio, cronista oficial del concejo, esta misma semana, “solo tendremos la carretera general y la Senda del Oso.” Menudo panorama. Si se cierran los caminos se cierra el acceso a espacios a explorar y no hablo de sitios tremendamente alejados, hablo de caminos al lado de casa que en el siglo pasado llevaban a fincas que se explotaban para pasto. Si se cierran los caminos, en diez años, Quirós será una fantástica masa forestal, una auténtica fábrica de Oxígeno, un pulmón para la zona y el paraíso para la fauna salvaje. Osos y jabalíes, corzos y rebecos serán felices en nuestros bosques (como ya lo son), el lobo campará por las morteras (como ya lo hace) acercándose cada vez más a los núcleos rurales (en el futuro, más y más, deshabitados) y Quirós, al igual que otros muchos lugares, será un lugar inhóspito en el que no podremos vivir. Igual es el momento de actuar con responsabilidad y empezar a hacer algo. Sin prisa pero sin pausa porque, tengo la sensación, de que el tiempo corre en nuestra contra. Tiro el guante a las autoridades en cuyas manos está la solución, aunque sinceramente no sé quienes son. Mientras las sextaferias (no solo de aceras en Bárzana, aunque también) deben de potenciarse y promocionarse, lástima de ausencia de vecinos, los que hay son tan mayores… los jóvenes están tan lejos de esta realidad o tan cerca que no la ven y muchos de los nuevos pobladores piensan que las ortigas son de atrezzo. Ahí lo dejo.

sábado, 24 de julio de 2021

Los juguetes que son los niños que fuimos.


Dicen que la infancia es el lugar en el que habitamos. Quiero creer que esta afirmación sólo vale para aquellos que fuimos felices en ella y que, el resto, los que no tienen la suerte de vivir la infancia como yo, al menos, la entiendo, son capaces de huir de la suya buscando un lugar más habitable. En el último libro que hemos leído en el club de lectura de Quirós “El corazón del tártaro” de Rosa Montero la idea se repite una y otra vez, la infancia ese espacio común en el que aprendemos a ser porque lo que vivimos se nos pega a la piel de forma tal que no somos capaces de sacárnoslo. En mi caso, afortunadamente, esa infancia pegada tan profundo hizo de mí la persona que soy, llena de defectos, pero también sustentada en unos cimientos firmes, a veces, demasiado firmes (tanto que me impide girar en derredor y ver más allá de lo que alcanza mi vista a ver). La infancia marca a fuego lo que seremos después. Es lo que hay. Nosotros crecimos acunados por el amor de mis padres y de una familia grande, donde los mayores eran importantes (y teníamos muchos) y donde las mujeres de la familia de mi madre (en nuestros primeros años) y luego las hermanas de mi padre fueron ejemplos a seguir. Ejemplos de independencia, también de lo que yo sí quería ser y no quería repetir y nos transmitieron la sensación de que a los sobrinos se los quiere casi igual como a los hijos propios aunque compartamos poco. De aquellas mujeres a hoy, la vida ha cambiado mucho en este medio siglo. Tanto que tengo la formación que no tuvieron ninguna de ellas (a pesa de que algunas eran infinitamente inteligentes) y la independencia que algunas llevaban por bandera y que me enseñaron era fundamental para navegar por este valle que es la Vida. Estoy segura que, algún día, serán personajes de una novela. Una pincelada de cada una: coraje y valentía, genio y dulzura, servicio y capacidad de organizar, belleza que también es importante … si algo las caracterizó a todas ellas fue el trabajo y los sueños que, muchas veces, por desgracia, no consiguieron, o sí, en los que conseguimos la generación que vino después. Madre mía, si yo no quería hablar de mujeres… yo quería hablar de juguetes. Se me fue la pinza con lo de la infancia. 
El Museo Etnográfico de Quirós acoge desde el pasado 17 de julio una Exposición de Juguetes que recoge más de medio siglo de las infancias de los niños y niñas quirosanos que son exactamente iguales (o casi) a las infancias que recordamos (también los niños de ciudad). Muñecas y juegos de mesas, puzzles y cómics, juegos en familia y deporte, los kioskos y jugar en la calle. Jugar en la calle. Qué buenos tiempos, te picaban al timbre y un montón de chiquillos corríamos calle abajo y arriba jugando al escondite, al cascayu, a la comba, en bicicleta o jugando a la pelota. Todo era más fácil entonces. Con la supervisión de los mayores que, a menudo, simplemente daban una voz por la ventana para que subieras a merendar, pan con chocolate si había suerte, o para que te recogieras porque ya era la hora. Nosotros tuvimos un triciclo amarillo y una BH azul y mi Nancy esquiadora. Aprendimos a andar en bicicleta en un polígono, no sé porqué… y mi hermano tuvo un monopatín naranja. Crecimos leyendo cómics, los mismos que ahora lee mi sobrino y que aún andan por casa y libros de Los Cinco. Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, mi dulce Esther y aquel 13 Rue de Percebe del que siempre me llamó la atención poder ver las entrañas de cada uno de aquellos pisos enanos en los que pasaban tantas cosas y que era una ventana increíble para mirar y contar lo que pasaba y, en aquella comunidad, había un auténtico semillero de historias.


La Exposición me ha encantado, quizás, si tengo que ponerle un pero es que la sala se ha quedado un pelín pequeña. Muchas de las piezas provienen de colecciones particulares, otras son fondos del Museo (qué de tesoros esconden los museos) e incluso alguna pieza ha sido fabricada para la ocasión, también hay un audiovisual con fotos del Museo de Asturias muy interesante. No dejéis de visitarla, si podéis, con niños. Puede que no veáis nada nuevo, pero os sorprenderá lo semejantes que eran las formas de jugar y quizás recuperéis vuestras canicas del trastero o volváis a coleccionar chapas y recordéis todos aquellos juegos que compartíais con vuestros amigos y que descansan en el desván de la memoria. 


jueves, 8 de julio de 2021

Alba se escribe con b.



No iba a contarlo pero voy a hacerlo porque mi abuelo Arturo se revuelve desde ayer en su tumba. Cuando nosotros éramos pequeños, muy pequeños, el juego favorito que teníamos con mi abuelo era “jugar con las palabras”, después jugábamos a la brisca y al parchís pero, de pequeños, hacíamos campeonatos de palabras. Por eso, siempre supe que vaca se escribe con v (aunque exista una baca que se escribe con b) y burro se escribe con b. Dicho esto, la tarde de ayer me recordó a mi abuelo que era un vasco con v, de Vizcaya con V, aunque ahora Bizcaia se escriba con B, y de Zalla, un pueblecito de las Vascongadas (como decían entonces) también con V. Cuidar la ortografía ha sido y es algo importante, mucho, en mi escritura, entre otras cosas porque muchas veces al leer un texto, si está plagado de faltas y errores gramaticales lo normal es que no entiendas nada de lo que lees. Es una preocupación por el lector, no por mi, la verdad. El caso es que, de vez en cuando (y van dos esta semana), aunque tú no tengas nada que ver, te conviertes en protagonista y piensas “bueno, una cura de humildad nos viene bien a todos”. Voy  a interpretarlo así, como cura de humildad, no como insulto gratuito ni como ganas de ridiculizarme porque no nació el que pueda insultarme (los siento, chicos) ni el que sea capaz de ridiculizarme (para eso ya se encargaron mis padres de llenarme bien la mochila de  autoestima y de sentido común, algo que pienso mucho desde que peino canas, sobre todo, cuando observo incrédula la infinidad de complejos y traumas, muchos de ellos infantiles, que arrastra la gente, no os quisieron lo suficiente cuando erais niños?)). El caso es que ayer, recordando una anécdota muy, muy antigua de una compañera del colegio que leyó en misa y equivocó “corintinos” por corintios, quiero pensar que quedará para la historia que Bea la de Lola, una vez escribió Alba con v, (ya sabía mi hermano que esa v traería cola) pero también quedará cómo a algunos les salió el tiro por la culata y como bien apuntó una lectora “hasta el mejor escribano echa un borrón” (amanuense que diría mi padre recordando a un buen amigo). Yo añado “hasta el rabo todo es toro” y la mejor “venganza” con v, se sirve fría, aunque realmente algunos personajes o personajillos no merezcan que yo mueva ni un papel de sitio (y digo papel porque es lo que me parece más liviano que puedo mover)… Ah, tengo amigas, muchas, que cuando ven una falta en un texto mío (que alguna hay), la corrigen en privado. Lástima de la “buena gente” que puebla está bendita red social y tanto aportan… (ironía modo on). Las redes que tanto bien hacen se han convertido en vomitorio de tantos que no tienen donde expresarse,… una pena, oiga.

viernes, 25 de junio de 2021

Buxañe, la historia se escribe allí.

Durante el mes de junio un equipo de arqueólogos dirigidos por Pablo López Gómez, investigador predoctoral de la Universidad de León que realiza su tesis sobre los espacios comunales en la Cordillera Cantábrica y bajo la coordinación de Margarita Fernández Mier, catedrática de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo ha retomado los trabajos de excavación en la braña Buxañe en La Rebollada (Quirós). Esta es la tercera vez que estos investigadores profundizan en el estudio de la zona, un auténtico semillero de restos arqueológicos que sirven para conocer mejor tanto la historia de los quirosanos y sus vecinos como también la del hombre en la búsqueda de los mejores sitios para establecerse. No es de extrañar que este paraje espectacular fuera atractivo para asentarse. Al pie de la cabana de los de Villanueva, con estructura de cúpula de piedra y cubierta de tapín, una de las estructuras etnográficas más impresionantes del concejo, este equipo se ha trasladado hasta la Prehistoria avanzando entre los distintos niveles que han encontrado a partir de unas pequeñas ruinas que se veían y que resultaron ser “una estructura mucho más ambiciosa, no destinada a usos ganaderos, sino probablemente un intento de poblamiento que, por alguna razón, no fructifico pero que deja al descubierto la superposición en la zona de usos recurrentes en el tiempo con distintos aprovechamientos. A lo largo de períodos amplios, el hombre aprovechó este espacio, seguramente porque es óptimo” nos cuenta López.


Dentro de este proyecto de investigación (Proyecto ELCOS, “Espacios Locales y Complejidad Social, las raíces medievales, un conflicto del siglo XXI” incluido en la tesis doctoral de López “Arqueología de los espacios comunes”), se ha empezado a intervenir en varios espacios de montaña. La braña Buxañe en los Puertos de Andrúas es uno de ellos. La intervención empezó el año anterior con una primera cata que sirvió para documentar un uso de este espacio a finales de la Edad Media primera Edad Moderna y, este año, se encuentran intentando caracterizar de una forma más extensa todo ese poblamiento y también niveles de uso que empiezan a salir anteriores “alguno lo tenemos datado ya en la plena Edad Media y otros, con bastantes materiales que nos indican un aprovechamiento de este espacio durante la Prehistoria reciente.” El equipo de trabajo está compuesto por seis personas “gente que viene de la Universidad de Oviedo, de la León junto a voluntarios que vienen a visitarnos y a echar una mano de diferentes universidades como la de Santiago o Extremadura”. López valora la campaña como bastante exitosa a pesar de los duros golpes del temporal de agua que en los últimos días ha retrasado un poco los trabajos, sin embargo “los días que podemos trabajar lo hacemos a buen ritmo y la verdad es que está siendo una campaña muy provechosa. El yacimiento nos está deparando un montón de sorpresas, tenemos una gran cantidad de hallazgos que pensando en intervenciones en espacios de montaña son bastantes sorprendentes, por ejemplo, llevamos más de cien restos documentados”. El grupo se manifiesta encantado con este tiempo de trabajo porque además del espacio en el que se desarrolla la excavación, “un entorno idílico”, la convivencia con la gente de Quirós, especialmente con los vecinos de La Rebollada y Pedroveya, que “nos están acogiendo muy, muy bien” y el fantástico pote de Casa Generosa les deja un fantástico sabor de boca.

Esta aventura no finaliza. Margarita Fernández Mier, catedrática de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo nos habla de futuro “tenemos un proyecto coordinado con otras universidades, la del País Vasco, Salamanca y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. Un proyecto que principalmente se ocupa de investigar los procesos de transformación del paisaje en la época medieval pensando, sobre todo, en documentar qué pasa en el Alta Edad Media, siglos V y X, que es un período muy poco documentado. Tenemos información a través de las Crónicas de la vida de la Monarquía asturiana y de las élites, pero a nosotros nos interesa el campesinado”. El proyecto que acaba ahora se prolongará en el tiempo con uno nuevo que acaban de ganar a nivel nacional y que se extenderá por cuatro años más de forma que “aunque no podamos acabar este año la excavación tenemos cuatro años por delante para poder seguir. El problema es que moriremos de éxito porque está saliendo un montón de información de épocas anteriores, sobre todo, de la Prehistoria, de la época Neolítica, del Bronce y del Hierro, períodos de los que también se conoce muy poco. Lo más interesante es la diacronía, esta gente, estos ganaderos llevan muchos años aquí, ocupando el territorio y transformando el paisaje.”

martes, 22 de junio de 2021

Guillermo en el recuerdo.

A mi me gustaba mucho Guillermo, el color de su ropa, sus corbatas, su charla amable, su esfuerzo a pesar de sus dificultades, encontrarlo en el Embalse cuando llegaba de trabajar o hablando con Carmina la de García, vernos en el Albergue estos últimos meses desde que salimos del ostracismo y nos decidimos a volver, poco a poco, a la vida. Me gustaba creer que Quirós le había curado su cáncer y mitigado sus males (que seguro que los tenía, como todos). A mi me gustaba que nos invitara a un vino aunque la última vez medio se lo prohibimos porque nosotras éramos dos o tres y el siempre era uno. Me gustaba porque era bromista pero sabía medir, con nosotras siempre fue súper educado y muy correcto, cortés, caballero. Creo que a mi no se habría atrevido a cortarme el pelo. Por eso estoy flipando con la muerte del nuestro Guillermo y digo nuestro porque Guillermo formaba parte de nuestro paisanaje y de nuestro paisaje, así era y así debería de seguir siendo si no se hubiera cruzado con el la muerte el domingo, un domingo normal como otro cualquiera en el que fue a misa, participó, echó la partida e hizo su recorrido de capillitas, una última vez, la última. Un quirosano de adopción de los que suman.”Era de los nuestros” me dijo ayer un amigo común. Hace dos años cuando yo pasaba uno de los momentos más desagradables de mi vida (hoy ya es historia porque “todo pasa”) estuve con ellos en Oviedo. Rosi, su hija Liliana, el y yo (y Lola, claro) su hija me dijo algo como que no había que perder la confianza porque había mucha mejor gente que mala, solo que la mala hacía mucho ruido. Me hizo bien aquella reflexión, hoy solo puedo pensar que la buena gente además de no hacer ruido se va cuando menos te lo esperas. Como dice Felacio, compañero de Ayuntamiento y amigo que lo cuenta muy bien, te echaremos de menos, mucho. Que encuentres la paz donde quiera que estés, que la encontrarás porque eras único. Que la tierra te sea leve. Descansa en paz amigo!

https://lavozdeltrubia.es/2021/06/22/te-recordaremos-siempre-guillermo/


sábado, 5 de junio de 2021

Y Barber despertó a la ciudad que vivía en el letargo.



Algunas personas tienen la capacidad de hacer a las demás caer en la cuenta de que la vida también es salir de la zona de confort. Cuando el domingo pasado, de noche y ya acostada, Esther Martínez nos propuso a Mónica Vega y a mi presentarnos como voluntarias para el concierto de Llorenç Barber que con motivo de la 1 Semana Profesional de las Artes de Oviedo iba a celebrarse, nada sabía entonces de campanas ni de campanarios, pero acepté. Esther es capaz de llevarte a Suiza a ver vacas en un autocar de lujo y de que pases la semana subida en un campanario. La verdad es que ni siquiera la curiosidad de subir a un campanario me llevó a meterme en la aventura, más bien las ganas de ver a Esther que, creo, no veía físicamente desde marzo de 2020 cuando volvimos de un viaje a Galicia donde lo pasamos genial pero del que nunca sospechamos fuera a ser lo último que hiciéramos juntas antes de... Bien creí que no nos iban a coger porque la gente tiene muchas ganas de hacer cosas (y mucha necesidad) y en Oviedo hay muchos músicos, pero sí, nos cogieron. Al principio éramos muchos, pero hubo que reunirse cuatro días seguimos, a luz de los acontecimientos la semana se presumía larga, y muchos abandonaron. Aún así varias decenas de voluntarios se repartieron por los siete campanarios de la ciudad que iban a albergar el acontecimiento. 


Miércoles, jueves y viernes, yo el primer día no pude asistir. “Nos toca en la Pelayas” me dice Esther.  “Yuppi”, digo yo. No voy a contaros lo que hicimos en días sucesivos porque igual carece de interés pero sí unas breves pinceladas porque sé que la emoción de los preparativos es igual de grande que la emoción del estreno. El miércoles cuando llegué a las Pelayas me encontré al Maestro Barber hablando para un medio de comunicación y ahí, con sus palabras, sobre la música y el cosmos, me enamoré y me metió en el bolsillo. Lo que hacemos tiene el valor que aportan las personas con quien lo haces o mejor, son las personas las que le dan ese plus y las que convierten tocar una campana en algo único e irrepetible. Ese día nos conocimos todos. Yo bien pensé que no iba a ser capaz de encaramarme por aquella escaleruca. Seis campanas, tres pisos de campanario. Campanas alemanas cada una con su nombre, ocho asturianos para tocar (uno por campana y en las de abajo, las graves y más pesadas: dos por si acaso) y un director universal de origen valenciano, porque además, nosotros estábamos bajo el mando del capitán Barber. He de decir que con su esposa Montse forman el tándem perfecto, o imperfecto porque quién quiere ser perfecto? En el piso superior del campanario, dos escaladores suspendidos, imaginaros el protocolo. A sus pies la aletargada ciudad esperando despertar. El segundo día, repartimos las campanas y recibimos las instrucciones básicas para el viernes, principalmente mirar al Maestro y seguir sus manos. Espectacular el sonido, el sitio, la campana, ... preparados. Viernes, 19.30 ensayo final. Viernes, 21.35, empieza el espectáculo. Algunos apuntes finales: “la música se parece al metal, se funde para que nazca algo nuevo. Cada golpe es único. Tocamos para despertar y adquirimos un poco más de compromiso con la ciudad. Se trata de recuperar la utilidad de las campanas que muchas veces están muertas y abandonadas.  Hay que aplicar la intuición y el nervio propio del músico”. Por cierto, no fue improvisado, teníamos partitura. 


El concierto de ayer en Oviedo deja claro varías cosas: la primera, que la música no es solo como la entendemos muchos, o mejor, cómo la entendíamos hasta ayer, la música es como la fuerza de la tormenta, el rugir de la mar, la potencia del viento, pero aún más. El cosmos es música. La segunda, hay personas capaces de abrir tu mente a algo diferente. Conocer al maestro Barber ha sido luz en el camino. Su generosidad, su cercanía, su medio metro por encima del suelo sin dejar de ser terrenal. “Me lo llevo”. No lo olvidaremos. La tercera, qué hambre de nuestra antigua Vida, de tomar las calles, de ver a los amigos y de abrazarlos, de caminar Oviedo, así, como ayer, solo que sin mascarillas era la vida antes de marzo del 2020 y, por último, las Pelayas, la pequeña comunidad benedictina, su apertura al mundo y a la ciudad, por favor, id a comprarles dulces. Lo que hemos vivido ha sido mágico. La magia de cada golpe de campana, único como cada copo de nieve, y el resto de voluntarios. Un lujo. 

Sobre el concierto y la música, pues no sé, habrá opiniones para todos, pero la gente se echo a las calles a escuchar el espectáculo que, sin duda, lo fue. Gracias Esther Martínez Álvarez por empujarme una vez más.

viernes, 21 de mayo de 2021

“El disputado voto del señor Cayo”



Espectacular sesión del club de lectura con un título intemporal y un autor magistral. En el centenario del nacimiento de Miguel Delibes, leer y reivindicar a uno de los grandes de la Literatura española es un deber, si, además, lo lees en grupo, “leer en grupo, mucho más que leer”, su lectura es un lujo que se multiplica por tantos como lectores nos reunimos.
Hay mensajes que son eternos y máximas que por mucho tiempo que pase permanecen. No voy a hablaros de Delibes, ese escritor fantástico al que hubo un tiempo en el que era obligatorio leerlo en la escuela, el creador de los Santos Inocentes, del Príncipe Destronado, de Daniel, el Mochuelo o del fantástico monólogo que ya es, para siempre, de Lola Herrera en Cinco horas con Mario, voy a deciros que Delibes es aún más y eso hemos desgranado durante la sesión de lectura de esta tarde, entusiasmadas, colaboradoras, aportando ideas e impresiones, con algunas dificultades para oír por culpa de las distancias, las mascarillas y la edad, vamos un regalo para finalizar una semana dura y larga.
Cuenta la leyenda que hay libros que deberían de leer todos los políticos para conocer a sus ciudadanos y a sus ciudades, su idiosincracia, sus quereres y querencias, también sus manías y defectos. Cuento yo, sin ánimo de equivocarme, que “El disputado voto del señor Cayo” deberían de leerlo todos: electores y candidatos. Y deberían de hacerlo para ver como en este casi medio siglo desde su publicación las cosas no han cambiado nada, si acaso, la España rural está infinitamente más vacía y los políticos se llenan la boca con llenarla, pero, fuera de eso, acciones efectivas cero (vamos a poner Internet, pero vamos a abandonar el campo y dejar que caminos y montes se conviertan en impracticables). Muchos dirán que he encontrado la lectura que buscaba y quizás sea así, pero junto a “La lluvia amarilla”, “Tierra de Mujeres”, “Palabras mayores” se abre la espita de un género a cultivar (ya cultivado): el del drama rural de la soledad y el abandono. 
La novela que es una novela corta, cuya acción se desarrolla en apenas un par de días, tiene varias partes: una primera parte, rápida, en una sede de partido donde la actividad es frenética, candidatos y voluntarios, papeletas y cafés, entradas y salidas, visitas a posibles votantes, rascar un voto donde sea y como sea, estrategias de campaña, ante la proximidad de las elecciones, que no olvidemos son las primeras elecciones democráticas en España a la muerte del dictador. Una segunda parte en la que el candidato Víctor junto a Rafael y Laly hacen trabajo de campo visitando unas aldeas del Norte de Castilla con diferentes actitudes ante sus habitantes y se encuentran al señor Cayo y el desenlace, con un final en mi opinión abierto, de nuevo en la ciudad. La parte con más miga, aunque todas la tienen, es la parte de la aldea, el ritmo se acompasa al paisaje, a la huerta, a las abejas, a la conversación llena de sentencias de este hombre de campo que vive con su mujer muda y sin hablarse con su único vecino, ahí queda eso, y al que, aparentemente, no le influye lo que ocurre más allá de los límites de la aldea. Una aldea que estuvo llena de vida y que ahora tiene a sus hijos viviendo en el País Vasco. 
Como no quiero enrollarme mucho porque quiero que leáis el libro (por favor, antes de la próxima vez que votéis) solo voy con unas pinceladas para finalizar. En primer lugar, la lucha contra el despoblamiento es un tema que arrastramos desde hace mucho tiempo, el concepto de España Vaciada o la España Vacía no es nuevo, aunque tenga rabiosa actualidad. Siempre hay dos mundos opuestos: el de Víctor y el señor Cayo, el de Rafa y Víctor, el de los hombres y las mujeres, el mundo rural frente al de la ciudad, el de los progres y los conservadores. Siempre hay dos posturas, pero infinidad de grises en el centro. Siempre hay dos extremos que no se juntan y no se encuentran porque no quieren, porque no pueden, porque no tienen las herramientas. Y siempre el odio entre los seres humanos y la intención de imponer su idea sobre la de otro siguiendo caminos que, muchas veces, no son los más indicados pues llevan implícita la violencia. Mensajes universales y totalmente actuales, no os parece?
No tengo mensaje de esperanza para acabar, la realidad es la que hay, “hemos dejado morir una cultura sin mover un dedo” dice uno de los personajes en el tramo final del relato. Delibes que es un fantástico conocedor del lenguaje nos da una lección del mismo (leedlo con diccionario al lado). Voy a contar dos cosas para finalizar y ya suelto el rollo para que vayáis a leer. En primer lugar, con motivo del centenario de Delibes en RNE en el programa “El Ojo Crítico” (aprovecho para recomendarlo) están poniendo la ficción sonora de “Los Santos Inocentes”, estremecedor el último capítulo, fantástico trabajo que cuenta con actores, que en este caso ponen la voz, como José Sacristán, Roberto Álamo, Carmen Machi y Antonio De la Torre, entre otros.En segundo lugar, tras escuchar el capítulo del lunes pasado, todos las semanas hay un coloquio con un invitado, en este caso fue María Sánchez, la autora cordobesa contó que siempre que mencionan a la mujer del señor Cayo en una escena en la que coloca “las manos sobre el halda” cambian la frase y convierten el halda en la falda. Con la pérdida de la cultura rural se extinguen una infinidad de palabras, de usos, de objetos que mueren también. El halda existe buscarlo en el diccionario y os sorprenderá cuántas veces habéis colocado ahí a vuestros hijos.
Una recomendación para siempre:
“Primero, votad;
Segundo, hacedlo sin miedo;
Tercero, y hacedlo en conciencia”.

viernes, 14 de mayo de 2021

En la despedida de Antón.


Cuando a una que por edad ya colecciona despedidas, algunas por tempranas feas y duras, aún le sorprenden las pérdidas por dolorosas y porque algunos dejan un vacío tan, tan grande tanto en la familia de la que forman parte, como en l comunidad de la que fueron, cada uno a su manera, pilares.  Algunos días largos se convierten en tremendamente largos cuando, al final de ellos, recibes la noticia de la pérdida de una persona querida y admirada por muchos de nosotros. Nos ha dejado Antón el panadero. Entonces tu pensamiento se divide entre el panegírico que debes escribir y lo que realmente te gustaría escribir. Y lo que quieres escribir es que Antón es inmortal, eterno Antón, y que este verano volverá a trabajar la huerta y abrirá su casa y paseará por Bárzana. Y sí, será inmortal, no como nos gustaría, pero sí para  todos los que le recordaremos, con pena por su partida, pero sin poder evitar una sonrisa idéntica a la suya, con una pincelada grande de picardía, esa picardía que tienen las personas mayores que han visto mucho y que han vivido tanto. Y entonces, al final de este día largo, te pasa por la cabeza la posibilidad de tirar de hemeroteca (en los últimos años Antón ha sido protagonista de la crónica social del concejo: en 2012, protagonista del vídeo que trajo a Celtas Cortos a mi pueblo y testigo de aquel concierto que llenó Bárzana de miles de personas, un concierto al que contribuimos todos con cada “like” y cada “compartir”, pero que, sin duda, supuso un antes y un después para sus protagonistas; en 2016, Abuelo del Aramo y en 2018, Medalla de Oro del concejo con el resto de “panaderos” y es que a los mayores hay que darles reconocimientos en vida, cuando aún los pueden disfrutar y repasar en forma de recortes de periódico y recordar y presumir de ellos. Sí, claro que sí, PRESUMIR, porque qué vidas y qué hazañas las suyas) pero en lugar de hemeroteca decides que quieres escribir desde el corazón aunque las lágrimas se mezclen con los recuerdos divertidos robándote sonrisas en medio De la pena. Y lo único que quieres es dar GRACIAS por este hombre singular y único, trabajador y generoso, que fue capaz por un momento de ocupar el escenario de aquel concierto y de llenarlo. Un hombre mayor que rebosaba vida y al que ahora despedimos.

Antonio Fernández Quirós (Villar de Salceo 1927) más conocido como Antón el panadero, era un hombre de conversación amena y divertida que, generoso, salpicaba de anécdotas. De una familia grande de siete hermanos, de las que ya no quedan, pero de las que hubo tantas por Quirós, siendo un “guajete” ya iba a la mortera con la “becera”, recordaba, aquel domingo de 2016 en el que lo atraqué para que me diera una entrevista justo media hora antes de subir para L.lagüezos, como los neños de las Vallinas y de la Villa se juntaban en la Canga y desde allí a la mortera o al puerto. El subía de un poco más abajo, de Villar de Salcedo. Durante mucho tiempo, tras decidir que la mina no era pa el, compaginó su trabajo como ganadero con su profesión como panadero de la que estaba jubilado. Decía que para tratar con la gente le ayudó mucho su sentido del humor y su conversación, pero sobre todo la experiencia y la sicología (y algunas mentirijillas que les colaba a las mujeres para justificar su retraso). Recordaba aquel día conmigo como comenzó su periplo como panadero con un caballo aparejado con dos “banastras” en las que llevaba el pan tapado con una manta hasta Santa Marina y de Santa Marina a La Pachuca. Luego pasó a un carro lo que le permitía ir a caballo y de ahí a una furgoneta. Antón fue testigo de la historia de este concejo y de la llegada del progreso en forma de carretera a las aldeas. Tenía, como tienen los viejos en el sentido más cariñosos de la palabra, mucho que contar. Viudo desde hacía más de veinte años, se había trasladado a vivir a Oviedo, feliz, en su rutina y junto a su única hija, su  marido y sus nietos, ella en 2016, para el nombramiento de Güelu del Aramo, se había desplazado desde Barcelona para acompañar a su Güelu. Era un galán de los de antes que, con exquisita educación, siempre tenía un requiebro o un cumplido para una mujer. 

Durante los últimos tiempos lo veía paseando por el puente de la autopista en Oviedo cuando yo venía del trabajo. Este último año, dejé de verlo, la pandemia y trasladarme a Quirós han cambiado muchas cosas. No sé cuándo nos vimos por última vez, pero hoy quiero recordarlo con un culín de sidra a su salud y sonando “Cumbia para Antón” de la Banda de Gaitas Teixo-Manolo Quirós. Buen viaje amigo, nos dejas abatidos. Nunca un día fue tan largo y tan triste. 

lunes, 10 de mayo de 2021

En el bicentenario de san Melchor de Quirós.

La Delegación de Misiones de la diócesis de Asturias no programó ningún acto especial para celebrarán el aniversario del nacimiento del primer santo asturiano. 

Apenas un puñado de peregrinos, entre fieles y sacerdotes, acudieron el pasado día 21 de abril al Santuario de Cortes (Quirós), aldea en la que vio la luz san Melchor hace dos siglos. Apenas unas treinta personas para la celebración de la misa solemne en la que no hubo ni representación oficial de la Diócesis, ni tampoco gaitas. La situación de pandemia y las medidas sanitarias han impuesto la prudencia en la celebración de este bicentenario que en situación de “normalidad” se haría de otra forma aunque siempre desde la sencillez que caracterizaba al joven misionero, muerto en martirio en 1858 a la temprana edad de 37 años en lo que hoy se conoce como Vietnam. Sin embargo, la mayoría de los fieles quirosanos opinan que la pandemia no es excusa para la ausencia de autoridades eclesiásticas.Melchor García Sampedro de Quirós nacía un 28 de abril de 1821 en el seno de una familia humilde y cristiana de Cortes (Quirós). En la vecina parroquia de Cienfuegos aún se conserva la pila bautismal en la que recibió las aguas bautismales. Fue el primogénito de siete hermanos, y pronto presentó, por influencia de su madre, una fuerte religiosidad. A la edad de 7 años la familia se trasladó a Arroxo dónde recibió la Primera Comunión y al tiempo que crecía su fe en contacto con los sacerdotes que allí estaban comienza a destacar como un gran estudiante. De Quirós se desplaza a Oviedo donde completa estudios en Filosofía y más tarde en Teología en la Universidad, al tiempo que crece su vocación religiosa. Melchor podía haber sido maestro o desempeñar su sacerdocio en una cómoda parroquia asturiana, pero se aventura en una misión mucho más ambiciosa y peligrosa: la evangelización a miles de km de los suyos. Así, ya como dominico, embarca hacia Manila en 1848 a la edad de 24 años para no regresar a su tierra, ni volver a ver a su familia con la que siguió en contacto por carta. Desde Manila su destino es Tonkín, guiado por su fuerte vocación evangelizadora y sabedor de la situación de persecución que sufrían los cristianos, ejerció su labor de forma incansable despertando admiración entre los demás misioneros. En 1855 con apenas 34 años se convierte en Obispo titular de Tricomía y coadjutor de Tonkín central, recae en el la responsabilidad de dirigir una amplia comunidad cristiana y el foco de atención se coloca sobre su figura, conocedor de la exposición y peligro que eso suponía, acepta valiente la misión. En 1857 tras el martirio del obispo Díaz Sanjurjo, Fray Melchor queda al mando. En ese tiempo, rodeados de violencia, afirma que “el infierno entero se ha conjurado contra ellos”. Muchos cristianos son apresados y decapitados y Fray Melchor, consciente de la posibilidad de martirio, muere, tras sufrir públicamente un tremendo suplicio, un 28 de julio de 1858 tras haber sido hecho preso 20 días antes.

Este dominico asturiano fue canonizado en Roma por S. Juan Pablo II el 19 de junio de 1988.En aquella ocasión muchos fueron los quirosanos que lo acompañaron, el entonces alcalde Agustín Farpón, Miguel Coviella, sacerdote en Quirós que actualmente sigue ejerciendo allí su sacerdocio, un jovencísimo Roberto F. Osorio actual Cronista Oficial del concejo y Manolo Quirós, gaitero prematuramente fallecido y que llenó la Plaza de San Pedro con las notas de su gaita. San Melchor se convirtió así en el primer santo asturiano, un quirosano de Cortes. Y es en Cortes donde se mantiene vivo el espíritu del santo, en el santuario y en la casa natal, un ejemplo para conocer cómo era la vida en aquellos días: el llar, el escanu, las pequeñas habitaciones, testimonio de la pobreza material de aquellas gentes, pero de su grandeza humana. Respecto al santuario hay que decir que hasta el año 2000 estuvo abandonado, y es en este año cuando tras hacerse eco la prensa del estado ruinoso en que se encontraba, se acomete una reforma que le da el aspecto actual. La iglesia de interior austero se sitúa a la entrada del pueblo muy cerca de la casa natal del santo. 

Cuando en 1988 Se canonizó al primer santo asturiano, san Melchor, todos lo celebraron por todo lo alto. Los primeros los habitantes de Cortes y por ende todos los quirosanos. Tener un santo en el concejo suponía, no vamos a negarlo, un atractivo grande y un futura” fuente de ingresos, incluso la creación, quién sabe, de puestos de trabajo. Sin embargo, hoy en Cortes sólo hay un sencillo santuario, siendo la despoblación la tónica general del concejo. Alguna casa rural, muy bien cuidadas y en mi opinión, fantásticamente gestionadas y ya. El retraso para convertir la iglesia parroquial en santuario y la dejadez de la Diócesis en la promoción de Cortes y del santo dejo por el camino expectativas e ilusiones. Nada es lo que fue pero nada volverá a serlo si la figura del Santo no se da a conocer.




sábado, 8 de mayo de 2021

“Green Book”, algunas cosas nunca cambian

He visto Green Book. Una película deliciosa que al mismo tiempo te saca de las casillas al ver cómo trataban, y tratan, a los negros determinados sectores de la población americana. Green Book cuenta el viaje real (con licencias) que hace un virtuoso del piano a la America profunda con el chófer-asistente más bruto que hayan podido imaginar desde Nueva York. A lo largo de la película, Toni Vallelonga y Don Shirley van forjando una extraña amistad partiendo de las diferencias irreconciliables entre ambos, mundos opuestos que al final resultarán salvables.  La película es un viaje al Sur, a una America profunda en la que los negros no pueden estar de noche fuera de sus hogares, donde la estrella no puede comer en el comedor de los blancos que han pagado por verle tocar aunque tenga una plaza de parking reservada, donde los negros, también los negros ricos, tienen que dormir en cuartuchos de mala muerte (de ahí el título del film), pero dónde, magia, algunos de ellos ya se codean con los miembros de la élite política, pudiendo hacer valer sus influencias si llega el caso. 

La historia es una road movie, la mayor parte del tiempo van en el coche donde Tony, come “como un gochu” mientras conduce y se distrae de la carretera y Don lee, observa el paisaje que le inspira y llama la atención a ese chófer suyo que a lo largo del metraje le sacará de más de un aprieto aunque también le meterá en alguno. Vallelonga que trabaja en el Copa se queda sin trabajo por reforma del local y acepta un trabajo de conductor, su esposa, Dolores, le pide que regrese a tiempo para Navidad y le arranca la promesa de que le escriba cartas siempre que pueda. Desde fin de octubre del 1962 a la víspera de Navidad esta extraña pareja viajará junta, un viaje que les transformará internamente hasta el punto que su forma de ver la vida dé un giro importante. Don Shirley se bajará de su solitario trono para acercarse al mundo y Toni abandonará sus prejuicios para abrazar a su hermano de color. La película adorna el drama con pinceladas de comedia y es, a pesar de su larga duración, muy fácil de ver. Un Viggo Mortesen difícil de mirar por sus modales e irreconocible por el aumento de peso, exigencias del guión, imagino y un Mahershala Ali al que yo desconocía que encarna a un estirado negro que está en la antítesis de los de su raza.


Me ha gustado todo, no le pondría ni un pero. Lo mejor la caracterización de Mortesen, la fotografía, la empatía de Shirley con el patán de su asistente al que ayuda a escribir las cartas a su esposa y la sensata Dolores que atesora las cartas que recibe y acoge a Shirley como a uno de los suyos. Muy recomendable y tristemente siempre actual.