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lunes, 30 de diciembre de 2019

Tránsito al 20.

Foto de Rubén Patricio Gómez. Navidad en Gijón año 2019.

Apenas unas horas para cambiar de año y de década, y empezar la de la esperanza. Una década la que sale que ha sido, sin ninguna duda, la mejor década de mi vida, aunque, estoy convencida que los años que vienen serán mejores (a pesar de las pérdidas que vengan). Apenas esas horas y solo me queda reafirmar que este año ha sido estupendo. Estupendo por la gente que me ha acompañado y agradecida por la gente que se ha quedado en el camino y ojo que no me refiero a quienes han partido de mi lado para no volver. Ainssss, los que han partido para siempre, los irremplazables: Tina, Geles y Raúl por mencionar solo algunos nombres. Mujeres y hombres maravillosos que se fueron antes de tiempo y que tenían tanto, tanto que decir. Lástima que se vayan los mejores. La vida es así, así de puta y así de injusta. Porque es verdad lo de “bicho malo nunca muere”, tan cierto como que “el tiempo pone a cada uno en su sitio” o “quien ríe el último ríe mejor” o lo de que “la vida es un carrusel” y “quien hoy está arriba mañana está desahuciado”.
En este año en el que me han faltado abrazos y me han sobrado besos (de Judas) el balance no puede ser más positivo. Sigo en el mismo sitio y SÍ trabajo por la cultura lo que no quiere decir que sea más o menos culta que el resto de mis congéneres. Por cierto, de lo que no presumo es de culta, presumo de trabajar por la cultura que es bastante diferente y además lo hago desde la humildad de quien no sabe apenas nada y estoy muy orgullosa de ello. Una pena tener que justificarme. Lo que si quiero contaros, por si alguno no lo sabe, que la ignorancia es un peaje muy grande que se pega a uno como la tiña o la roña y del que es difícil deshacerse. La ignorancia es casi tan mala como la maldad intrínseca que llevan algunos en los genes. Y también tengo que deciros es que la cultura no tiene nada que ver con carreras o grados, con idiomas o másteres, con estudios de doctorado o con los cientos de libros que intento leer cada año, este año también, y que casi nunca logro, porque leo mucho sí, pero no todo lo que quisiera leer. Algunos deberían, al menos, intentar leer algo, pero no lo oficial, sino abrir horizontes, (por favor, no seáis cobardes, atreveros con los libros), porque sólo leyendo algo podrán conocer mejor el medio en el que viven, el sistema en el que desarrollan sus derechos y deberes e igual, también, se conocerán mejor a sí mismos y dejarán de ser tan ridículos. La CULTURA tiene más que ver con ir por la vida de una determinada manera, con saber estar, con escuchar, con empatizar con el que sufre, con ponerse en el lugar del otro, con tener un espíritu inquieto que nunca quiere dejar de aprender, la Cultura tiene más que ver con el amor infinito de unos padres que generosos se esfuerzan porque sus hijos estudien, lean, viajen y, sobre todo, crean en sí mismos y sean libres. Y sí, entonces es verdad que estoy en esa senda, pero, ojo, sigo sin presumir de ello.
Ya digo que me han faltado abrazos y me han sobrado besos de Judas, pero también he tenido manos tendidas, he aprendido quienes son importantes, donde quiero estar y con quien. La vida con sus luces y sombras es maravillosa y las rupturas nunca son fracasos si sabes reinventarte. Las rupturas normalmente te liberan de cadenas que no estabas dispuesta a llevar, que incluso puede que no siquiera supieras que llevabas. Ainsssss, las cadenas, no hay peor esclavo que aquel que no sabe que es esclavo de su necesidad. He llegado al mejor momento de mi vida y llegados a este punto he aprendido tanto, tanto este último año. He aprendido de lealtades y traiciones, de amistad y de amor del puro. He comprendido mejor que el mundo que me rodea es mediocre y mezquino porque la gente que lo habita también lo es. Nos falta amplitud de miras y nos falta honestidad. Nos faltan, sobre todas las cosas, honestidad, integridad moral y, vuelta la burra al trigo, nos falta COMPROMISO. A estas alturas no tengo que demostrar nada a nadie y esto es lo que me hace dormir tranquila. No sé si algunos transitan del sueño a la vigilia con paz de espíritu o se retuercen en sus camas en una duermevela constante que los trastona (me creo más esto último). Transitar de eso se trata, la vida es tránsito sin más, de unos brazos a otros, de una cama a otra, de un lugar a otro, de un año a otro, de una década a otra. 
2019 ha sido bueno, muy bueno conmigo. Me ha abierto los ojos a muchas realidades que ignoraba o, cómo dice mi padre, no quería ver, que es peor. Ainssss, si lo que no sepa mi padre... Se cierra una década, me quedan apenas 37 días para empezar la cincuentena y puedo decir que estoy mejor que nunca porque sé quién soy, adonde voy y con quién voy a recorrer este trasiego de vida (trasiego sí que no tránsito) que me queda (creo que ya lo he puesto arriba) pisando fuerte, con la cabeza bien alta y sabedora de que en la balanza siempre, siempre pesa más lo bueno. Por cierto, si estás leyendo esto y te sientes identificado con algo probablemente estés equivocado, yo no escribo nunca pensando en nadie, no me da la vida discurrir hacer daño con la palabra, pero si estás leyendo esto no olvides nunca que la palabra es mi mejor aliado, que no necesito que nadie me defienda, que las cosas importantes las reservo para  decirlas a la cara y que lo que no digo es que no merece la pena decir.. o, quizás, que el destinatario no merece ni un parpadeo mío que de todo hay en la viña del Señor.
Con todo esto y para finalizar contaros que la mochila se quedó en un camino y que viajar con poco equipaje hace el viaje infinitamente más  fácil. Creed en vosotros como yo creo en todas y cada una de las cosas que emprendo porque solo creyendo llegaremos a buen puerto. Será triste ver a algunos hundirse en la travesía o ahogarse en ella por no querer reconocer los errores cometidos o por haber elegido mal a los compañeros de viaje, pero qué le vamos a hacer. Cambiad de década con el pie derecho que nos queda mucho, mucho que recorrer y mucho más que ver. Lástima que “no hay más ciego que el que no quiere ver”. Mientras tanto evitad los escombros solo son reflejo de lo que vendrá o de lo que habita en el corazón de algunos.