6.45 de la mañana, ASIPO, viernes, fin de la semana y del mes, ganas de no madrugar mañana, poco humor. Pincho y café para llevar. Llego con el coche, dos hombres fuman sin mascarilla, of course, no veo ni sus cafés ni sus pinchos, dandole la chapa al pobre camarero que bastante tiene con el madrugón que, con suerte, le impide pensar en lo que está cayendo. " ¿No era pincho y café para llevar? ¿Cuánto llevan ahí?" pienso ya de la que estoy llegando. Me bajo del coche con mi mascarilla, desde la parte de abajo de la calle llega otro currito embozado con su mascarilla a por su café. Reconozco que ya estoy encendida sin haber oído nada aún. Los fumadores enzarzados en un "interesantísimo análisis de la pandemia" para todo el público. Estoy flipando. “Pincho y café para llevar, por favor” le digo al camarero que oculta su cansancio detrás de su nueva prenda de trabajo. A la derecha me queda el fumador más analítico y riguroso en su exposición, el otro fuma y asiente apenas. No hace frío (mala suerte). Y dice "esto de ahora no es del verano, esto es porque la sociedad es muy irresponsable y lo de las residencias... no tiene nombre". No puedo evitar, sin querer, ha sido un reflejo, lo reconozco, negar con la cabeza porque, coño, en las residencias que yo conozco han sido superescrupulosos con las medidas (ojo, que esto no quiere decir que la confianza no haga relajar las medidas y que este puto virus se cuele por las rendijas, estoy segura). A mis amigas que trabajan en residencias las tienen fritas a PCR, no pueden meter nada de afuera sin que pase una cuarentena, han vivido la angustia de los usuarios válidos que han estado confinados más que nadie, hay usuarios que no salen de sus habitaciones desde hace meses, hay familiares que ruegan por ver a los suyos ¿qué más pedirles?. El virus es tan zorro que aguarda en las esquinas cualquier descuido para colarse en los gallineros. Me dice el fumador mas peleón "no muevas la cabeza, moza". Huy, este lo que quiere es guerra, pues no la va a tener. Sigo en mis trece negando con la cabeza, lo que no sabe es que no sé si estoy negando su argumento o negando su actitud. "Irresponsable tú e insolidario, ignorante y faltosu ¿qué coño haces aquí sin mascarilla fumando, llenándolo todo de aerosoles, contaminando el aire y molestando al mundo? ¿Quién te ha dicho que interese a nadie tu estúpido monólogo? Qué no has entendido? Vete a currar y recuerda que es "pincho y café para llevar" no para estar aquí echando tiempo." No le digo nada porque acabaríamos en una agarrada que no lleva a ninguna parte. Me meto en el coche con ganas de darle una patada en la espinilla o morderle tobillo, no merece la pena, ya me está llevando más tiempo este tipo. Me voy y prometo contarlo. Aquí lo tenéis.
Transparente y primaria, necia y coherente. Con mal café si me llevan la contraria. Amiga de mis amigos e incondicional si la causa, aunque sea perdida, merece la pena, pero también divertida, independiente e inconstante en mis afectos. Y desde ya "a palabras necias, oídos sordos" Recordádmelo porfa. El resto ponerlo vosotros, pero leédme, porque en cada palabra, en cada pensamiento en cada entrada de este blog está mi corazón y mi esencia de persona. Besos para todos. (la gente lee esto)
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viernes, 27 de noviembre de 2020
domingo, 22 de noviembre de 2020
Paulino y Lucinda. Historia viva del Bar Nuevo.
Ayer domingo, 22 de noviembre, el alcalde de Quirós, Rodrigo Suárez, acompañado por la Teniente Alcalde, Claudina Suárez, los portavoces del grupo socialista y popular en el Ayuntamiento, Jose Prieto y Nati Fernández respectivamente, Roberto F. Osorio, cronista oficial del concejo y promotor de la idea y Alva Rodríguez, directora del MEQ, procedieron a la segunda parte de la entrega de las Medallas de Oro de Quirós, en este caso a Paulino y Lucinda del Bar Nuevo. El acto individual, entrañable y familiar, no había podido celebrarse el pasado día 31 de octubre junto al resto de homenajeados por motivos personales.
Con un “si volviera a nacer volvería a luchar por Quirós” recibieron Lucinda y Paulino al alcalde y sus acompañantes. Lucinda fue ayer un poco voz de este matrimonio que el año que viene cumplirán ambos 90 años y más de sesenta de casados. 27 años tras la barra y la cocina del Bar Nuevo y un año primero en el local del Tolete avalan otros tantos de trabajo y entrega a la comunidad y de historia de un pueblo, Bárzana, capital del concejo, que recibía a todos los que llegaban a trabajar cuando las expectativas de instalarse para quedarse en Quirós eran otras y posibles. Paulino y Lucinda que habían bajado de Faedo para regentar un negocio, dejaron el Tolete pero querían seguir trabajando cara al público así que un buen día con la excusa del Día de América en Asturias se plantaron en Oviedo a comprar el local y la casa de la antigua Farmacia Castañón para establecerse allí. Hoy veinticuatro años después de la jubilación de Lucinda siguen manteniendo su hogar en el mismo sitio.
Lucinda a la que alguno de sus clientes llamó “cerebro electrónico” por su memoria infalible, se sabía los números de teléfono de todo el concejo, daba cuenta ayer de muchas anécdotas e historias vividas o presenciadas por ella, “antes la gente era más lista que ahora, guiábase por una Peña, íbamos a cuidar las ovejas a la mortera de Faedo y a las 12.00 del mediodía se veía la Iglesia de Salcedo y ya sabíamos la hora.” Repasa también dichos de su infancia “cuando el pico Pelitrón pone la capa, no dejes la tuya en casa”, ejemplos de una sabiduría popular que en muchos casos se ha perdido. Muy agradecidos y acompañados de su familia recordaban momentos no tan agradables para muchos “Yo ya tengo una historia de la vida, una vida fue dura para mucha gente” Buenos vecinos, solidarios, con una casa abierta y un plato de comida o una cama dispuesta para quién lo necesitara.
La Medalla a Lucinda y Paulino del Bar Nuevo es más que merecida en opinión del cronista oficial del concejo, de la corporación y de todos los quirosanos. Lucinda y Paulino regentaron un chigre que fue una institución de la hostelería del concejo y que aún hoy lo es en manos de la actual familia que lo lleva. El Bar Nuevo ofrecía servicio de bar, restauración y fonda a vecinos y foráneos pero también era un auténtico servicio público. Durante muchos años las muestras de las matanzas se dejaban allí para que los recogiera el veterinario de la zona. Recogían paquetes, partes médicos, cartas, encargos y hacían todo tipo de favores de forma desinteresada. Su fonda acogió a médicos y maestros, mineros o tratantes que llegaban al concejo y daban desde ella sus primeros pasos por aldeas y caminos de Quirós, famosa también es la habilidad de Lucinda como cocinera. Un merecido homenaje tanto por su veteranía como por su trayectoria y calidad humana.
domingo, 1 de noviembre de 2020
Solina de Ricao
En julio Quirós despidió a Solina, quirosana centenaria de Ricao que vió la luz con los “felices años veinte” y que se ha ido ahora, el 2020, el año de la pandemia. Se había propuesto llegar a los cien y en cuanto llegó a la meta, la venció el cansancio. Un siglo de vida lleno de trabajo y sacrificio, éxitos y satisfacciones. Solina regentó durante treinta años una tienda-chigre en Ricao, su aldea natal que fue el origen de la empresa familiar, empresa que hoy perdura diversificada. Ella y su esposo Juan Campollo, fueron los pilares sobre los que se sustentó una familia emprendedora que transmitió a los suyos valores universales como familia, trabajo, vecindad y compromiso con la tierra. No en vano hoy sus tres nietos están vinculados profesionalmente al Valle desde diferentes proyectos empresariales. Solina “fue casi de todo” dice su nieto Roberto Fernández Osorio, cronista oficial del concejo, en un texto en el que glosa su figura. Esposa, madre, abuela y bisabuela “de cuatro futuros” títulos que llevaba con orgullo, pero también fue comerciante y buena vecina, dispuesta a echar una mano al que la necesitara asistiendo a un parto o poniendo una inyección, sin dejar de lado un interés innato por la actualidad de su concejo y de su país. Este siglo que ha dado cobijo a su historia es probablemente el tiempo que más cambios nos ha traído al mundo en general y al mundo rural en particular. Solina presenció como la luz y el agua corriente llegaban a las casas y como se construyeron carreteras que facilitaban transacciones comerciales y movimientos. Fue testigo de un tiempo en el que al ritmo que mejoraba la vida en las aldeas, estas se iban desangrando con la pérdida de población, sin embargo, ella y los suyos se quedaron, cuando las raíces y el apego son firmes, no nos permiten alejarnos mucho. Solina es el ejemplo de aquellos que siembran buena semilla, recogen frutos y esta mujer deja buenos frutos: todos ellos trabajadores, generosos, amantes de la tierra que les vio nacer. Sin embargo, echar el telón de una vida como la de esta mujer, larga, emocionante, intensa, provechosa, nos deja un gusto amargo, despertando en muchos de nosotros la sensación de que se cierra una época, la de nuestros abuelos, hombres y mujeres forjados así mismos, que contribuyeron a construir un mundo que se extingue al ritmo que los perdemos a ellos. Queda en nuestras manos mantener viva su memoria, una memoria que es la historia de la tierra que pisamos.