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viernes, 19 de abril de 2019

La Biblioteca en llamas de Susan Orlean

Un libro para leer, para subrayar, para amantes de las bibliotecas, para entender más y mejor su función, para lectores que hacen comunidad, un libro para nosotr@s, sin duda.

"Uno de los escasos lugares donde los sin techo son bienvenidos, se les ofrece acceso a ordenadores e Internet y pueden pasarse allí todo el día- a menos que se comporten de manera inadecuada- son las bibliotecas públicas. Las bibliotecas se han convertido en centros comunitarios de facto para indigentes de todo el planeta." La biblioteca en llamas de Susan Orlean. Se calcula que solo en Los Angeles hay sesenta mil personas viviendo en la calle (datos de 2017). La primera vez que escuche algo parecido fue en Coruña y me pareció una auténtica locura, pero pensándolo en frío nada mejor que una calentina biblioteca para refugiarse de la dolorosa soledad de la calle.

El 29 de abril de 1986 la Biblioteca Pública de Los Angeles amaneció consumida por el fuego, cuatrocientos mil libros fueron devorados por las llamas y otros setecientos mil quedaron irremediablemente dañados. La prensa no cubrió apenas la noticia porque en ese mismo instante al otro lado del mundo se producía la mayor catástrofe nuclear de la historia, Chernobyl aparecía como la promesa  de fin de nuestra humanidad.
Con la excusa del incendio, Susan Orlean inicia una investigación que la lleva a escribir este libro delicioso y que, en mi opinión, será de culto. En el recorre la historia de la Biblioteca de Los Angeles y del sistema de bibliotecas públicas de Estados Unidos. Una biblioteca que ocupa el edificio Goodhue desde 1926 y que poblada de personajes singulares y reales, bibliotecarios y usuarios, que podrían ser personajes de ficción, nos da las claves de las bibliotecas actuales y nos lleva a aceptar el reto de reimaginar las bibliotecas públicas.  Por  mucho que se modernicen los sistemas de lectura y préstamo de libros, el papel de las bibliotecas siempre estará vigente y las bibliotecas siempre serán necesarias. La autora incide una y otra vez en el papel que desempeñan para la comunidad en un país en que hay más bibliotecas que McDonalds (dato que me sorprendió) y en el que doblan a las librerías. 
Partiendo de la hipótesis de que el incendio fue provocado, Orlean nos cuenta la historia de Harry Peak la persona que fue detenida como presunto culpable de la catástrofe. Entre 1986 y su reinaguracion el 3 de octubre se 1993 pasaron seis años y medio, muchos de los libros heridos fueron congelados para frenar el daño que sobre ellos había producido el agua usada en la extinción del fuego. Este libro es un alegato a favor de las bibliotecas, de su función social, pero también es un canto a  favor de todos los que aman los libros, miles de voluntarios se volcaron en el rescate de los libros las horas después del incendio. Se recaudaron diez millones de dólares para reponer los libros desaparecidos y los dañados sin posibilidad de salvación en la campaña "Salvemos los libros".
El texto aprovecha para recorrer capítulos de la historia reciente de nuestra "civilización" como la quema de libros en distintos enfrentamientos y guerras. Matar el conocimiento como fórmula de matar también la libertad. También ahonda en los procesos de investigación de incendios y en sus contradicciones. Orlean que recupera su relación infantil con las bibliotecas, a las que acudía con su madre con frecuencia y dónde, en una personal y familiar liturgia, celebraban juntas los libros que sacaban, hace afirmaciones preciosas comparando estas con el hogar de uno.

"Quizá, en el futuro, OverDrive sea el lugar del que provengan nuestros libros y las bibliotecas se conviertan en algo similar a las plazas de nuestras ciudades, un sitio al que puedes considerar tu hogar cuando no estás en tu hogar".

"Una biblioteca es un buen lugar en el que atenuar la soledad; un lugar donde puedes formar parte de una conversación que desapareció hace cientos y cientos de años incluso cuando estás solo. La biblioteca es el rincón de los susurros. No es necesario tomar un libro para saber que en su interior alberga una voz que está esperando para hablarte; alguien que cree a pies juntillas que otra persona le escuchara."

"En 1949, la Unesco publicó un manifiesto sobre las bibliotecas públicas que constataba la importancia que tenían estas en diferentes proyectos de Naciones Unidas. El manifiesto declara: la biblioteca es un prerrequisito para permitir que los ciudadanos hagan uso de sus derechos a la  información y a la libertad de expresión. El acceso libre a la información es imprescindible en una sociedad democrática, para el debate y la creación de una opinión pública."


jueves, 18 de abril de 2019

Tierra de Mujeres de María Sánchez.


"Queremos mujeres en todos los espacios. Que sean ellas las que cuenten, formen, construyan. Que sean ellas las que puedan dar el paso adelante sin sentir miedo ni vergüenza."

"Nuestro medio rural necesita otras manos que lo escriban, unas que no pretendan rescatarlo,
ni ubicarlo. Unas que sepan de la solana y de la umbría, de la luz y de la sombra. De lo que se escucha y de lo que se intuye. De lo que tiembla y de lo que no se nombra."

"Una narrativa que descanse en las huellas."

Empecé anoche "Tierra de Mujeres", con cierto reparo por una crítica que había escuchado aunque le tenía muchas ganas. Leí las primeras páginas y lo dejé, estaba muy cansada. Lo empiezo otra vez esta mañana desde el principio y me engancha a leerlo de tirón. Me gusta mucho lo que dice esta joven escritora y veterinaria, veterinaria y escritora, que combina trabajo rural y cultural, aunque para mí no sea desconocida ninguna de las reflexiones, sí las anécdotas que cuenta, claro, por personales. Reflexiona acerca del papel de la mujer en el mundo rural y de la necesidad de darle voz. María Sánchez (que podría perfectamente apellidarse Álvarez o García o Pérez como tantas mujeres IMPORTANTES de este país que lo han sacado adelante sin ser necesariamente protagonistas de nada más que de sus vidas y de su tiempo y, muchas veces, ni eso) hace un alegato feminista muy interesante, un feminismo de "hermanas y tierra". Parte de su experiencia personal a partir de la convivencia con mujeres ganaderas y reflexiona junto a ellas. Lanza una pregunta sobre despoblación que me lleva a una afirmación que escuche a una joven política quirosana. Sánchez se interroga acerca de si la raíz del despoblamiento está en la falta de atención y discriminación que ha sufrido la mujer en el medio rural desde siempre, mi amiga quirosana me dijo un día (no sé en qué foro, pero con gran acierto) que la clave estaba en lo que quería la mujer, "si la mujer quiere quedarse la familia se queda, si no, se van todos y con la madre se va el padre y se van los niños". La lectura posterior la conocemos todos, sin niños no hay escuela y sin escuela se muere un pueblo. 
El libro que puede considerarse un ensayo tiene dos partes, una primera más reivindicativa y una segunda en la que cuenta la historia de las mujeres de su familia enlazando a las mismas con árboles y tierra, mucho más literaria y emotiva.
Mi padre tuvo cuatro hermanas: Domitila, Alicia, Maruja y Hortensia. No conocí apenas a mi abuela, la madre de mi padre, murió cuando yo tenía seis años, pero sí conocí a mis tías, con alguna de ellas conviví bastante. No es mi tía Domitila el ejemplo de mujer silenciada porque la vida la obligó a salir a luchar y defenderse. Mi tía Domitila nunca fue invisible. Viuda con poco más de treinta años, sí fue auténtica protagonista de su historia, una historia que podía haber sido más liviana, pero su historia. Familia monoparental, madre con dos niños, salió adelante sola con la ayuda de la comunidad, de la tribu, la de sangre y la que crean los lazos de la vecindad. Si es verdad que las otras hermanas de mi padre vivieron de otra forma, probablemente más cerca de la invisibilidad, porque lo hicieron a la sombra de sus maridos (o junto a sus maridos, que tampoco sé yo mucho de lo que pasaba en la intimidad de sus vidas), quizás la más pequeña Hortensia podría haber sido maestra, quizás fuera la que tenía más posibilidades de tener una voz propia por inteligencia y claridad de ideas, siempre me decía "tienes que trabajar para no depender nunca de nadie". Algunas enseñanzas se quedan grabadas a fuego para siempre. Qué hubiera sido de mis tías si hubiesen dejado el pueblo las cuatro y no sólo la más pequeña... quién sabe...
Cuando pienso en mi papel en esta historia de enamoramiento con mi aldea y mis montañas, pienso en el trabajo que desempeño, en mi esfuerzo por dar voz y visibilidad a lo rural, en la oportunidad que me da el hecho de que un medio de comunicación se haya fijado en mí para poner palabras a historias que de otra forma quizás no se contasen. Hoy que ya no soy "la hija de" ni "la nieta de", hoy que tengo voz y nombre propios y que además tengo "el don" de la palabra, hoy que mi estirpe empieza y acaba en mi, puede que mis manos no estén sucias de tierra ni que haya sido llamada para el trabajo más duro y más pesado, pero soy consciente de que estoy llamada a ser testigo de lo que pase y escribir la historia. Hoy soy yo, mañana será otra como yo. Yo como María Sánchez quiero "queremos un medio rural feminista, una tierra llena de igualdad y oportunidades para las niñas del futuro, sean o no nuestras hijas"


jueves, 4 de abril de 2019

Tina, poeta quirosana, Amiga.


Tina llegó a mi vida, como casi todas las personas buenas que llegan para acompañarnos un trecho grande pero a las que nos roba el destino. Llegó tarde pero lo hizo por la puerta que se abre para la buena gente. Llegó para quedarse  y para entrar a formar parte de mi familia como me lo han contado hoy las fotos que tenemos juntas y que he ido viendo en una especie de liturgia masoquista que se repite cada vez que perdemos a alguien que queremos y como también me lo relató la penúltima conversación que tuvimos por whatsapp en la que yo le enviaba unos vídeos navideños de mis sobrinos a los que ella quería como si también fueran algo suyo. Lo último que hablamos fue en febrero, el tratamiento la dejaba sin muchas ganas de nada.
Recuerdo que nos conocimos en las redes sociales, una tarde estival en el que yo intentaba poner palabras al reflejo de un CD colgado en un manzano y que aquel día me hacía repetir en voz alta los colores del arco iris al tiempo que el viento movía el improvisado espantapájaros. Ella se dirigió a mi con el cariño de la poeta que escribe humildes y sencillos poemas, pero escritos con algo más que palabras, escritos con el alma y el corazón, como escriben los poetas de verdad. Había publicado dos colecciones de poemas "Crisol de palabras y sueños" (Arcibel, 2011) y "Color de montaña y mar" (Tal y Cuál, 2014) que la habían devuelto a su tierra de la que había salido siendo niña, y la habían conducido hasta los sus neños quirosanos: Roberto F. Osorio, Eva Martínez y Luis Alvarez Pola, el cronista, la política y el gaiteru, a los que tanto quería y admiraba. A los tres por igual, quizás un poco más al su Luisín. Nosotras nos desvirtualizamos en Cortes, un julio en torno a San Melchor y a partir de ahí compartimos muchos días, no tantos como me hubiera gustado, pero si los suficientes para ser conscientes de lo que supone su partida.

Tina que participaba en todo lo que le pedíamos en una continua ofrenda a la tierra que la vio nacer, ya no pudo asistir en junio del año pasado al encuentro de Clubes de Lectura que organizamos en Quirós, pero estaba orgullosa de nuestro trabajo y de que el su Quirós fuera escaparate al mundo. Tampoco pudo presentar un tercer poemario titulado "Sentimientos" y cuyo prólogo le escribió David Fueyo, poeta quirosano al que ella admiraba devotamente. "Mis poemas no valen mucho" decía sin falsa modestia y yo le respondía que sí, que valían un universo porque usaban el lenguaje de la gente sencilla que expresa con palabras aquello que ama.
Hoy tengo un velo negro en el corazón, el de la pena por no haber podido despedirme de ella como quisiera. Tina me deja en herencia esa forma suya de amar a Quirós, generosa y entusiasta, incluso un poco ingenua porque Tina miraba Quirós como mira un niño sus regalos en la Noche de Reyes, deslumbrada por el envoltorio de verdes, azules y el color de la caliza del Aramo. Tina me deja también algunos poemas a mi y otros escritos para Lola, algunos consejos que prometo poner en marcha (no sé cuándo ni cómo) y me deja el lujo de haber conocido una AMIGA a la que el traje de la amitad le venía como un guante, y a una QUIROSANA con mayúsculas. No olvidaré que hace un año cuando parecía se abría ante mi un horizonte nuevo fue a ella a la primera que llame para contarle lo que me parecía estaba sintiendo.

Te vas Tina, ahora que las nieves vuelven a vestir nuestras montañas, te vas dejándome sin voz pero vivirás para siempre en cada verso que escribamos  y en cada nota que nazca de una gaita. Nos queda pendiente la presentación de ese tercer poemario que justo veía la luz cuando te enfrentabas otra vez a la lucha contra la enfermedad que ya parecía eterna. Estabas cansada, pero prometías plantar batalla. Te preocupaba Raquel y no disfrutar de tus nietos, Gabriela y Cesar. Te prometo que presentaremos el libro y que serás de nuevo profeta en tu tierra, que Raquel estará bien y que los neños crecerán siendo depositarios del amor de su abuela por la tierra. Hoy todas mis lágrimas de impotencia y rabia contenida que no han brotado se convierten en lágrimas de dolor sincero. Descansa en paz Tina, amiga, ten por seguro que te echaremos de menos, ah, y creo que en el cielo también hay té de monte.
http://lavozdeltrubia.es/2019/04/05/adios-a-tina-garcia-poeta-de-quiros/