"Abandonar
la patria nos permite descubrir cómo esta palabra depende de quien la
administra, o de quien nos impone su idea de ella. Las patrias, las
naciones, son términos absolutamente vacíos, o repletos de retumbes
estruendosos y atontadores, a los que pretenden dar contenido, muchas
veces, quienes nos utilizan y nos engañan, aprovechándose de las
ignorancias con que, por el abandono de la escuela, de los institutos y
universidades, se nos ha alimentado."
Emilio Lledó, "Los libros y la libertad"
Autor: ARAMBURU,
FERNANDO
Editorial: TUSQUETS
Año de edición: 2016
Género: Narrativa
ISBN: 9788490663196
Sinopsis: El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al
cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los
terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir
con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la
de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a
su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a
escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo,
sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe
Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori.
¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus
maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus
convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia
incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del
Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en
una comunidad rota por el fanatismo político.
Si tuviera que definir esta obra en una sola frase lo haría con la siguiente: Patria es una historia de perdón y de búsqueda de la verdad. Patria también es una historia de madres, de madres posesivas, obsesivas, asfixiantes. Madres que no dan vía libre a la felicidad de unos hijos que nunca aciertan. Ni Miren ni Bittori quieren matrimonios desiguales, ni la cárcel, ni la enfermedad para sus hijos. Madres decepcionadas, sobre todo, con sus hijas que son totalmente ajenas a ellas. Unas madres egoístas, que pretenden hacer prevalecer su opinión y al mismo tiempo madres entregadas, cansadas, extenuadas, donde nada sale como esperan/desean/anhelan.
Es la historia de dos amigas con trayectorias de inicio parecido y llegadas totalmente distintas, pero las dos marcadas errores de otros. Amigas hasta tal punto que Bittori es capaz de empatizar con la postura de Miren como madre:
"Yo con pena por el hijo de mi mejor amiga, que había dejado el trabajo, el equipo de balonmano y la novia o la medio novia, para entrar de pistolero en una organización dedicada al asesinato en serie." "¿Y Miren?...Comprendo su transformación, aunque no la apruebo...De repente era otra persona. En una palabra, había tomado partido por su hijo. No tengo la menor duda de que se fanatizó por instinto materno". "La verdad, no creo que ellos educaran a sus hijos en el odio. Los amigos, la cuadrilla, las malas compañías, le metieron al sinvergüenza el veneno de la doctrina que lo llevó a destrozarles la vida vete tú a saber a cuántas familias. Y aún se creerá un héroe."
Es una historia de hijos. Los de Miren que dice sin pudor "Somos víctimas del Estado y ahora somos víctimas de las víctimas. Nos dan por todas partes." Arantxa, la sensatez, castigada por la enfermedad y que se presenta como el real y auténtico canal para la reconciliación. Una mujer íntegra que no duda en afirmar que lo mejor para todos sería que a su hermano lo pillaran las fuerzas de seguridad.
"Esto último sería lo mejor para todos: para sus víctimas potenciales, que salvarían el pellejo; para sus parientes porque sabríamos que donde lo van a encerrar no causará daño ni correrá peligro, y para él mismo, que pasó conocerá la soledad que ayuda a los hombres a volverse serenos y reflexivos."
Joxe Mari, etarra y preso: "Te preguntas: ¿ha merecido la pena? Y por toda respuesta uno se encuentre con el silencio de estas paredes, la cara cada vez más vieja en el espejo, la ventana con su cacho de cielo que te recuerda que hay vida y pájaros y colores ahí fuera, para otros."
Y Gorka, el pequeño, poeta en euskera, al que la cultura salva de seguir idéntico camino que su hermano y al que las circunstancias y conocer a Ramuntxo le sustraen para siempre de la órbita radical.
"Le pidió/prohibió que escribiera una sola letra para Egin - No te quemes. Tú hazme caso a mi."
Los de Bittori. Xavier, médico, agotando la cuarentena y que se niega a ser feliz en cualquiera de las manifestaciones de felicidad que se le presentan:
"Peló con facilidad la primera castaña. Muy buena. en su punto, ni dura ni quemada. Y el calor placentero que se extendió por dentro de su boca adensaba el vaho de su respiración. La segunda castaña, también muy buena. Demasiado buena. Se puso en pie. Volcó el cucurucho casi lleno en una papelera, de modo que las castañas fueron cayendo una a una..."
Nerea marcada por el destino:
"Yo me he dado cuenta de una cosa. Nos esforzamos por darle un sentido, una forma, un orden a la vida, y al final la vida hace con una lo que le da la gana" y que se niega a seguir viendo una víctima reflejada en el espejo: "Y no sé vosotros, pero me gustaría que llegase para mí el día en que al mirarme en el espejo vea no sólo la cara de una persona reducida a ser una víctima."
Todos ellos en búsqueda de sacarse de encima lo que su patria les ha tirado a la cara.
Es la historia de una tierra la vasca en la que "la verdad murió hace mucho tiempo". Es la historia de una sociedad, la nuestra, con los mismos problemas que vivía la España de la época, pero invadida por el dolor y el miedo, de generaciones envueltas en un amasijo de sentimientos y emociones, de nudos imposibles de deshacer y de vidas rotas en trocitos tan pequeños cuya recomposición es difícil, muy difícil. Una historia de familias rotas por la violencia y la sinrazón donde los padres, Txato, íntegro y emprendedor, y Joxian, cobarde y medroso, son meros testigos del universo que les va envolviendo hasta convertirlos a todos en víctimas.
Miren y Joxian: "- ¿Tú qué sabes lo que siente una madre?
- Y lo que siente un padre ¿qué?"
Un universo de odio en el que como en una tela de araña todo está conectado. Un laberinto del que sólo el poder sanador del perdón podrá sacarlos. La historia de una sociedad rota por un concepto de patria que contamina todo. Dos partes de esa sociedad destinadas a encontrarse y a reconstruir juntas lo que quieren que sea el País Vasco del futuro.
Y es que sin entrar en valoraciones políticas ni de otro tipo, dice Fernando Aramburu en una entrevista concedida a El Periódico que no ha escrito Patria para juzgar a nadie, las víctimas y los verdugos están destinados a caminar juntos. Y por qué digo esto, porque de la lectura de Patria se deduce que no son sólo las manos ejecutoras las que han sido verdugos, como tampoco son sólo las familias de los asesinados por ETA las que han sido víctimas.Verdugos fueron cada uno de los vecinos que le volvieron la espalda primero a Txato y una vez muerto, hacen a Bittori y su familia, una de las protagonistas de la novela, imposible vivir en su pueblo. Verdugo es Miren la otra protagonista y otrora su mejor amiga. Y víctimas han sido también todos, unos y otros. Esta es una de las conclusiones que se sacan de la lectura de este libro que, en mi humilde opinión, está destinado a ser un referente en la comprensión del llamado "conflicto vasco" (aunque yo sinceramente no sé muy bien como llamarlo, pues creo desde el corazón que fue una auténtica guerra civil, con dos bandos muy poco equilibrados, donde uno golpeaba a traición para hacer el mayor daño posible y el otro se defendía como podía).
ETA no deja a nadie indiferente, o por lo menos a nadie de los que de alguna u otra forma hemos vivido/sufrido/conocido la segunda mitad del siglo XX. Y así cada uno va a leer un libro diferente y va a identificarse con uno u otro personaje y todas las opiniones y puntos de vista (o casi todos) serán perfectamente válidos. En mi humilde opinión Aramburu hace un tratamiento exquisito y, lo más importante, con una mirada objetiva del tema. Escribe una novela llamada a ser lectura obligada para cualquiera que quiera acercarse a estos años oscuros/sucios/sangrientos que vivimos unos como espectadores, otros en el centro de las dianas y los últimos como ejecutores.
Aramburu escribe una novela redonda que recoge la esencia de las obras anteriores: la colección de cuentos Los peces de la amargura publicada en 2006 y la obra considerablemente más breve de Los años lentos del 2012. La utilización que hace del narrador que pone distancia o cercanía a lo narrado según le interese, un lenguaje claro y directo salpicado de palabras en euskera recogidas en un pequeño glosario al final del libro, la evolución de los personajes, la historia de dos familias normales y corrientes arrastradas por un río que no les deja tomar resuello y lo más importante, una clara toma de partido por las víctimas en un conflicto en el que realmente hay más víctimas de las que parece.
http://bealadelola.blogspot.com.es/2017/01/todas-las-patrias.html
Si tuviera que definir esta obra en una sola frase lo haría con la siguiente: Patria es una historia de perdón y de búsqueda de la verdad. Patria también es una historia de madres, de madres posesivas, obsesivas, asfixiantes. Madres que no dan vía libre a la felicidad de unos hijos que nunca aciertan. Ni Miren ni Bittori quieren matrimonios desiguales, ni la cárcel, ni la enfermedad para sus hijos. Madres decepcionadas, sobre todo, con sus hijas que son totalmente ajenas a ellas. Unas madres egoístas, que pretenden hacer prevalecer su opinión y al mismo tiempo madres entregadas, cansadas, extenuadas, donde nada sale como esperan/desean/anhelan.
Es la historia de dos amigas con trayectorias de inicio parecido y llegadas totalmente distintas, pero las dos marcadas errores de otros. Amigas hasta tal punto que Bittori es capaz de empatizar con la postura de Miren como madre:
"Yo con pena por el hijo de mi mejor amiga, que había dejado el trabajo, el equipo de balonmano y la novia o la medio novia, para entrar de pistolero en una organización dedicada al asesinato en serie." "¿Y Miren?...Comprendo su transformación, aunque no la apruebo...De repente era otra persona. En una palabra, había tomado partido por su hijo. No tengo la menor duda de que se fanatizó por instinto materno". "La verdad, no creo que ellos educaran a sus hijos en el odio. Los amigos, la cuadrilla, las malas compañías, le metieron al sinvergüenza el veneno de la doctrina que lo llevó a destrozarles la vida vete tú a saber a cuántas familias. Y aún se creerá un héroe."
Es una historia de hijos. Los de Miren que dice sin pudor "Somos víctimas del Estado y ahora somos víctimas de las víctimas. Nos dan por todas partes." Arantxa, la sensatez, castigada por la enfermedad y que se presenta como el real y auténtico canal para la reconciliación. Una mujer íntegra que no duda en afirmar que lo mejor para todos sería que a su hermano lo pillaran las fuerzas de seguridad.
"Esto último sería lo mejor para todos: para sus víctimas potenciales, que salvarían el pellejo; para sus parientes porque sabríamos que donde lo van a encerrar no causará daño ni correrá peligro, y para él mismo, que pasó conocerá la soledad que ayuda a los hombres a volverse serenos y reflexivos."
Joxe Mari, etarra y preso: "Te preguntas: ¿ha merecido la pena? Y por toda respuesta uno se encuentre con el silencio de estas paredes, la cara cada vez más vieja en el espejo, la ventana con su cacho de cielo que te recuerda que hay vida y pájaros y colores ahí fuera, para otros."
Y Gorka, el pequeño, poeta en euskera, al que la cultura salva de seguir idéntico camino que su hermano y al que las circunstancias y conocer a Ramuntxo le sustraen para siempre de la órbita radical.
"Le pidió/prohibió que escribiera una sola letra para Egin - No te quemes. Tú hazme caso a mi."
Los de Bittori. Xavier, médico, agotando la cuarentena y que se niega a ser feliz en cualquiera de las manifestaciones de felicidad que se le presentan:
"Peló con facilidad la primera castaña. Muy buena. en su punto, ni dura ni quemada. Y el calor placentero que se extendió por dentro de su boca adensaba el vaho de su respiración. La segunda castaña, también muy buena. Demasiado buena. Se puso en pie. Volcó el cucurucho casi lleno en una papelera, de modo que las castañas fueron cayendo una a una..."
Nerea marcada por el destino:
"Yo me he dado cuenta de una cosa. Nos esforzamos por darle un sentido, una forma, un orden a la vida, y al final la vida hace con una lo que le da la gana" y que se niega a seguir viendo una víctima reflejada en el espejo: "Y no sé vosotros, pero me gustaría que llegase para mí el día en que al mirarme en el espejo vea no sólo la cara de una persona reducida a ser una víctima."
Todos ellos en búsqueda de sacarse de encima lo que su patria les ha tirado a la cara.
Es la historia de una tierra la vasca en la que "la verdad murió hace mucho tiempo". Es la historia de una sociedad, la nuestra, con los mismos problemas que vivía la España de la época, pero invadida por el dolor y el miedo, de generaciones envueltas en un amasijo de sentimientos y emociones, de nudos imposibles de deshacer y de vidas rotas en trocitos tan pequeños cuya recomposición es difícil, muy difícil. Una historia de familias rotas por la violencia y la sinrazón donde los padres, Txato, íntegro y emprendedor, y Joxian, cobarde y medroso, son meros testigos del universo que les va envolviendo hasta convertirlos a todos en víctimas.
Miren y Joxian: "- ¿Tú qué sabes lo que siente una madre?
- Y lo que siente un padre ¿qué?"
Un universo de odio en el que como en una tela de araña todo está conectado. Un laberinto del que sólo el poder sanador del perdón podrá sacarlos. La historia de una sociedad rota por un concepto de patria que contamina todo. Dos partes de esa sociedad destinadas a encontrarse y a reconstruir juntas lo que quieren que sea el País Vasco del futuro.
Y es que sin entrar en valoraciones políticas ni de otro tipo, dice Fernando Aramburu en una entrevista concedida a El Periódico que no ha escrito Patria para juzgar a nadie, las víctimas y los verdugos están destinados a caminar juntos. Y por qué digo esto, porque de la lectura de Patria se deduce que no son sólo las manos ejecutoras las que han sido verdugos, como tampoco son sólo las familias de los asesinados por ETA las que han sido víctimas.Verdugos fueron cada uno de los vecinos que le volvieron la espalda primero a Txato y una vez muerto, hacen a Bittori y su familia, una de las protagonistas de la novela, imposible vivir en su pueblo. Verdugo es Miren la otra protagonista y otrora su mejor amiga. Y víctimas han sido también todos, unos y otros. Esta es una de las conclusiones que se sacan de la lectura de este libro que, en mi humilde opinión, está destinado a ser un referente en la comprensión del llamado "conflicto vasco" (aunque yo sinceramente no sé muy bien como llamarlo, pues creo desde el corazón que fue una auténtica guerra civil, con dos bandos muy poco equilibrados, donde uno golpeaba a traición para hacer el mayor daño posible y el otro se defendía como podía).
ETA no deja a nadie indiferente, o por lo menos a nadie de los que de alguna u otra forma hemos vivido/sufrido/conocido la segunda mitad del siglo XX. Y así cada uno va a leer un libro diferente y va a identificarse con uno u otro personaje y todas las opiniones y puntos de vista (o casi todos) serán perfectamente válidos. En mi humilde opinión Aramburu hace un tratamiento exquisito y, lo más importante, con una mirada objetiva del tema. Escribe una novela llamada a ser lectura obligada para cualquiera que quiera acercarse a estos años oscuros/sucios/sangrientos que vivimos unos como espectadores, otros en el centro de las dianas y los últimos como ejecutores.
Dice Arantxa a Gorka "Tú lee todo lo que puedas. Reúne cultura. Cuanta más mejor. Para que no te caigas al agujero en el que están cayendo muchos en este país." |
http://bealadelola.blogspot.com.es/2017/01/todas-las-patrias.html
Lo estoy dejando, dejando, porque me estáis creando entre todos tantas expectativas que tengo miedo a la decepción. De todas formas, sé que acabaré leyéndolo (prefiero un poco de decepción que la posibilidad de perderme una lectura extraordinaria).
ResponderEliminarLo que tú te has encontrado en este libro es exactamente lo que yo quisiera encontrarme, así que espero hacer de él la misma lectura que has hecho tú.
Besos
No te va a defraudar, ya verás!
Eliminar¡Qué buena reseña, Bea! Has captado exactamente la esencia del libro, un libro que llevábamos esperando, creo, muchos años; un libro que no decepciona y que, como señalas, abarca muchas historias aparte del tema del terrorismo. ¡Qué necesaria me parece su lectura y cómo me alegro de haberlo leído! Comparto tu entusiasmo. ¿Te he dicho ya que tu reseña me ha encantado? *_*
ResponderEliminarUn abrazo
Pd: te seguiré leyendo... :**
muchas gracias, guapa! nos vemos por aquí.
EliminarHola, me gustan las lecturas que reflejan parte de nuestra historia, yo que vivo en el País Vasco creo que me removerá muchos sentimientos. La tengo anotadísima para comenzar en breve a leerla, ya me pasaré a comentarte. Por cierto vengo de la iniciativa Tarro libros. Saludos.
ResponderEliminarA mi me la recomendó una blogguera de Donosti, yo tenía mis dudas por mi situación personal, pero no me defraudó en absoluto porque el autor no especula, simplemente observa y narra una realidad.
EliminarMuchas lecturas buenas y muy buenos lectores en el grupo Tarro-Libros, coincidiremos más veces sin duda. Gracias.