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domingo, 25 de septiembre de 2022

Trabajar por la Cultura es trabajar por lo rural.

Tras dos años en blanco y la intensa lucha de muchos por demostrar que la Cultura es segura, en medio del apagón cultural que denuncian vecinos en zonas rurales como Trubia, que no olvidemos pertenece Oviedo, y del trabajo por la vuelta a la normalidad de las bibliotecas, auténticas herramientas culturales que nos hacen iguales y nos facilitan su acceso, un pequeño concejo de montaña, el mío, Quirós, retomó ayer sus Jornadas Culturales que, tras la III edición celebrada en 2019 sobre la guerra civil, ofrecía en esta cuarta “Cuatro miradas sobre la Arqueología”. Un día largo, no lo vamos a negar, cuatro ponencias y un taller, en el que mis sensaciones personales fueron principalmente dos: qué poco sabemos de Arqueología y qué bien trabajan los quirosanos. En relación a la Arqueología, los que crecimos con un estupendo Harrison Ford interpretando a Indiana Jones, héroe de nuestra adolescencia, aprendimos ayer que muchos arqueólogos son “herederos pola forza”, que la Arqueología es cercana y que tiene un importante componente político. “Herederos pola forza”. Jóvenes rurales que descubren en su medio el origen, las raíces, el porqué de muchas cosas con las que llevamos siglos conviviendo. Investigan, excavan, escarban, concluyen y difunden, sin olvidar escuchar a los paisanos y paisanas de los territorios de los que se nutren y a los que hay que devolver parte de ese saber en un feedback obligatorio y necesario. Así Pablo López Gómez, miembro del grupo Llabor y de ecomuséu La Ponte habló a los asistentes de su trabajo en “Los Puertos de Andrúas, un exemplo de arqueoloxía de montaña nel Aramo” y destacó, siempre lo hace, “lo guapo que ye hacer comunidad en la zonas en que se excava”. Un trabajo que tuvimos la suerte de ver compartiendo con ellos una tarde de trabajo en Buxañe. 


Arqueología cercana. José Antonio Fanjul Mosteirín que hizo su exposición sobre “Arqueología castreña en Asturias. Historia de la investigación” nos descubrió a algunos la proximidad de castros quirosanos como el de La Picona en Ricao, el de Chanuces en el entorno de la ermita de San Xuan, en Nimbra, Bueida y probablemente en el Castillo de Alba. En este sentido Roberto Fernández Osorio, cronista oficial del concejo que acompañó a los pone fe, tiró el guante a quien corresponda para que algún día se excave en Quirós alguno de estos castros.

Y es que la arqueología es política. Política como quedó demostrado en la tercera ponencia del día impartida por Orlando Morán Fernández, arqueólogo, difusor y conservador de la cerámica de Faro que supuso un acercamiento etnoarqueólogico a la misma y, al tiempo, una denuncia de la situación de esta cerámica. Arqueológicamente se ha comprobado que la producción alfarera en Faro se remonta al menos al siglo XI. El catastro del Marqués de la Ensenada, en el siglo XVII, ya constata la presencia de, al menos, 70 talleres de alfarería en la aldea. Así Faro abasteció de escudielles a toda Asturias. Sin embargo, en la actualidad, sólo se conserva en funcionamiento el taller de Selito, ya jubilado, que tiene en Orlando Morán a su aprendiz, empeñados ambos en mantener la producción y en divulgar su valor estético y decorativo por encima de cualquier otro. Su lucha pretende que no desaparezca esta cerámica y con ellos la Asociación de “Amigos de la Alfarería de Faro” que nació con el objetivo de conservar esta cerámica. La principal lucha de la Asociación es conseguir que el Ayuntamiento de Oviedo construya un centro de la alfarería de Faro que se haga en Faro y que tenga un taller con producción estable y tienda para su venta. Una sala expositiva con piezas antiguas, un centro de investigación para conocer la historia, y una escuela-taller, que forme a alumnos tanto para convertirlos en profesionales como para aficionados, así lo explicó Toño Huerta miembro de la asociación y responsable del estudio sobre la misma. Recientemente han entregado el 'Premio Barbón de Faro', a Miguel Busto Zapico, historiador, que recibió el barbón, la pieza más significativa de este tipo de cerámica que cuenta con Premio Nacional de Alfarería. 


Cerró el maratoniano día la ponencia de Noelia Fernández Calderón sobre arqueología del hierro en la Asturias medieval que actualmente trabaja en el castillo de Gauzón, la fortaleza más emblemática de los reyes de Asturias, localizada en un promontorio natural denominado Peñón de Raíces (Castrillón) lugar en el que se cubrió de joyas la Cruz de la Victoria. 

Qué deciros del trabajo de los quirosanos, encabezados por Alva Rodríguez Fernández, directora del Museo Etnográfico y Roberto Fernández Osorio, impagable e impecable. Chapeau para unas jornadas que con pocos medios van ya a por la V edición (en la que ya se trabaja). Vaya desde aquí mi agradecimiento y mi reconocimiento.  Entre el público, entre otros, que seguro que me olvido de alguno, miembros del Grupo de Cultura: Florentino Menes, Rosa Manzano, Gloria Viejo, pintores, Luis Alvarez Pola, doctor en Musicología y nuestro gaitero, Cristina Alvarez y Andrés Fernández, escritores, Xulio Viejo, profesor universitario, Francisco Alvarez responsable ayer de medios audiovisuales y que grabó toda la Jornada y Juanjo Arrojo, amigo entrañable, fotógrafo; María Antonia Pedregal, directora del Museo Arqueológico de Asturias que abrió las Jornadas; Toño Huerta, geógrafo, dinamizador cultural; Lucía Falcón, historiadora y experta en arte, Mercedes Suárez, compañera del club de lectura y bibliotecaria, Samuel Robles, actualmente trabajador del MEQ, siempre con una sonrisa y muchos más… a todos ellos mi agradecimiento por ser y estar… lo demás viene a base de trabajo y de ilusión. Seguimos trabajando. Trabajar por la Cultura es trabajar por lo rural y nosotros creemos en el medio rural como forma de vida, la nuestra.

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