Hay una forma en que me miras y me sonríes que hace que se inmovilice el mundo;
hay un momento en que me escuchas que siento que el universo es nuestro;
hay un instante
en el que el aire canaliza la energía entre los dos,
de mi hacía a ti y viceversa,
rápido como el viento que viene de mar adentro,
lento como la cadencia de las olas invadiendo la orilla.
Entonces me doy cuenta de que las miles de mariposas que habitan en mi estómago
van a empezar a salir desde dentro,
por la boca,
enredándose con las palabras que te digo y con las que pienso
pero callo.
"Ahora es cuando va a echar a correr" me digo.
Sin embargo,
esperas,
en ese estado tuyo benéfico de calma
y cuando me quedo vacía de bichos de colores,
de miedos y de excusas,
entonces,
por fin,
me besas y la Tierra comienza a girar enamorada.
Transparente y primaria, necia y coherente. Con mal café si me llevan la contraria. Amiga de mis amigos e incondicional si la causa, aunque sea perdida, merece la pena, pero también divertida, independiente e inconstante en mis afectos. Y desde ya "a palabras necias, oídos sordos" Recordádmelo porfa. El resto ponerlo vosotros, pero leédme, porque en cada palabra, en cada pensamiento en cada entrada de este blog está mi corazón y mi esencia de persona. Besos para todos. (la gente lee esto)
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