He cambiado la orientación de la cama y ahora cada mañana serán mil los rayos de sol entrando por la ventana y asomando por Pena Podre los que me despierten (qué cosas!). No pedirá permiso el astro Rey. Se colará atrevido y entrará sin picar por entre las cortinas para llenar de luz mi cara somnolienta y acariciar mi rostro tras una noche en la que el sueño se habrá poblado de mil príncipes que, por suerte, nunca son azules y siempre concluyen en ti, el menos azul de todos y el único real. Estaré mil mañanas tras el cristal intentando adivinar entre las copas de los árboles medidas por la niebla el perfil calizo y firme de la Peña de Alba y contando las hojas de los frutales que la esconden y esa puede ser la mejor forma de pasar el verano, sin duda, lo es. Sí, contaré hasta mil y volveré a empezar. Buscaré tu mirada limpia y sana entre los mil verdes que anticipan los mil dorados que, para nuestra suerte, están a la vuelta de la esquina, promesa del otoño más hermoso, el nuestro, el quirosano, el asturiano,... Puedo también jugar a contar abejas, gordas a pesar del trajín de trabajo que se traen yendo y viniendo cumpliendo su labor: mantener en pie el planeta, hasta llegar a mil, a buscar hormigueros que alberguen mil hormigas y pueblen el laberinto de ciudad que les ha diseñado la neña de la casa o a echar carreras de caracoles que corran los mil metros (menudo lío de trazado de carreras en una aldea tan pequeña) o concluir que son mil las golondrinas que se preparan para irse al Sur buscando los mismos nidos que abandonaron hace meses. Por la noche, mil estrellas sostendrán mi sueño y mil luciérnagas marcarán el camino que te lleva hasta mi y viceversa. Y una luna llena más guapa que nunca lucirá sobre nosotros prometiendo noches largas y cortas madrugadas. Serán más de mil pasos, pero estaré esperando mil veladas eternas que conservaré siempre pues son más de mil las veces que pienso en ti a lo largo del día, en los mil besos que te daría, en los mil mordisquinos con que te comería las orejas y los pies y en las mil sonrisas que me regalarías porque, efectivamente, solo importan las risas cuando son de verdad y los amigos cuando son para siempre. Y sí, tu corazón y el mío ya son viejos amigos y aunque separados sigo soñando cada día que estás cerca de mí y que si te llamo acudirás para escuchar las Mil y una historias que inventaré para llamar al sueño cada madrugada después de una noche insomne.
Transparente y primaria, necia y coherente. Con mal café si me llevan la contraria. Amiga de mis amigos e incondicional si la causa, aunque sea perdida, merece la pena, pero también divertida, independiente e inconstante en mis afectos. Y desde ya "a palabras necias, oídos sordos" Recordádmelo porfa. El resto ponerlo vosotros, pero leédme, porque en cada palabra, en cada pensamiento en cada entrada de este blog está mi corazón y mi esencia de persona. Besos para todos. (la gente lee esto)
Vistas de página en total
216771
No hay comentarios:
Publicar un comentario