“Sabremos cada vez menos qué es un ser humano”
Libro de las previsiones
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bebé en una incubadora |
Ayer tuve el privilegio de
asistir a una conferencia de la doctora Inmaculada de Melo Martín, una
asturiana de Langreo que lleva años trabajando en EEUU y que es profesora de
Ética Médica en New York. La actividad organizada por la Biblioteca Pública Sara Suárez Solís de Oviedo está dentro de un programa denominado "La biblioteca enseña, la biblioteca aprende" un programa sumamente interesante porque la información favorece la creación de opiniones críticas e informadas (valga la redundancia) y ojalá hubiera más discursos informados en estos temas tan polémicos e importantes.
Inmaculada de Melo ofreció una
disertación sobre “¿Creando Bebés perfectos?” a propósito de su libro “Rethinking
Reprogenetics” y que ahora mismo sólo puede leerse en inglés (cómo
tantas otras cosas de tema científico y, en general, de cualquier tema), pero
que confío y espero que se decidan a traducirlo.
Me interesaba el tema, en
principio, por toda la polémica creada (en mi opinión, muy bien generada) sobre
los vientres de alquiler o la llamada maternidad subrogada que ha dividido a la
sociedad en dos partes con argumentos bien firmes cada una de ellas. Vaya por
delante que creo que la maternidad subrogada debe de ser regulada legalmente
por los gobiernos otra cosa es que esté de acuerdo con ella. Es una realidad
que esta ahí y que antes de que sigan creciendo el número de conflictos entre familias
y ordenamientos jurídicos a cuenta de traer los niños al país donde vivirán con
los padres que los van a criar y, sobre todo, teniendo en cuenta de que se
trata de proteger menores, no es bueno que exista un vacío legal o que quede
todo en el “verlas venir” e ir echando remiendos o parcheando sobre la marcha.
No se habló ayer de maternidad
subrogada, sólo al final, en el turno de preguntas. Realmente los bebés que
nacen en vientres de alquiler no tienen porqué ser a la carta. De mano, los padres que no pueden serlo por
métodos naturales quieren un hijo suyo. Muchas veces padre biológico y padre
coinciden e incluso se puede usar un óvulo de la madre que no puede ser mamá
por ella misma fecundado por su esposo y simplemente gestado por una tercera
que será mera “incubadora”. Pero puede pasar, ya que estamos en ello, que elijamos
a la carta el semen y el óvulo de donantes con el físico más espectacular o el
coeficiente intelectual más elevado. Vamos ya de elegir, elijamos lo mejor del mercado. Pero, ojo, en
estos casos esto no es lo habitual.
Bueno, que me pierdo, pues allá
que fui a la conferencia un viernes lluvioso de esos en los que quedarte en
casa es la mejor opción. No me arrepiento, si acaso de haber abierto el melón
de la conciencia personal en este tema (algo que creo que le sucedió a todos los
que estábamos allí, que, para qué negarlo, éramos muy pocos no sé si porque
ayer la ciudad ofrecía muchas actividades o simplemente porque nadie quiere
pensar sobre estas cosas).
Comenzó introduciéndonos Inmaculada
en el concepto de “tecnologías reprogenéticas” que son aquellas que combinan las
tecnologías reproductivas (ayudar a la gente a tener niños) con las tecnologías
genéticas (que se pueden utilizar para muchas cosas: obviar enfermedades
genéticas, diagnosticar enfermedades potenciales en un embrión, evaluar el
genoma del embrión, encontrar mutaciones genéticas que pueden causar
enfermedades o discapacidades para de alguna manera salvarlas, etc.) Cuando
tecnología reproductiva y tecnología genética se combinan, la finalidad puede
ser totalmente distinta y a través de la reprogenética los padres pueden desear
y conseguir tener hijos con
características determinadas y por
lógica, esos padres desearán hijos perfectos o, al menos, perfectos para ellos,
es decir, a la carta.
En este sentido la doctora de
Melo contó que el desarrollo de estas tecnologías ha sido fascinante y que
estadísticamente en la actualidad en algunos países del centro y del norte de
Europa como Bélgica, Dinamarca y Noruega el 4 % de los niños son fruto de estas
tecnologías y en EEUU un 1,5%. También nos explicó que existe una corriente
científica que afirma que todos los padres deberían de usar este tipo de
técnicas para traer a sus hijos al mundo basándose en argumentos tan buenos
como que “amplían las opciones de reproducción, previenen enfermedades, mejoran
la vida de las personas y la raza humana y enriquecen a la sociedad”; que estas
técnicas no son sólo moralmente permisibles sino que además son moralmente
obligatorias.
Vaya por delante que Inmaculada
de Melo, en una exposición brillante y de claridad meridiana, desmontó uno por
uno los presupuestos que defienden estos científicos y sin dejar de reconocer su
utilidad innegable, yo me fui de allí con la sensación de que se trata de un
arma muy peligrosa dependiendo de quien la pueda manejar (realmente como todas
las armas).
Porque, claro, todo esto se da en
un contexto social concreto salpicado por conceptos sexistas, racistas o
discriminatorias, lo que puede originar sociedades en las que todos los niños
sean rubios y de ojos azules, que las niñas estén dotadas para la música y las
artes o viceversa; sociedades donde no haya personas con sobrepeso o personas
por debajo de una talla determinada; personas preparadas para ser líderes y
otras preparadas para ser obreros y desempeñar trabajos manuales. Un mundo que
me recuerda peligrosamente al feliz pergeñado por Huxley.
Durante la conferencia de ayer,
mientras tomaba notas de forma aleatoria, pensaba en un libro de Saramago que
se titula “Las intermitencias de la muerte”. Un buen día en un país sin
nombre la muerte deja de producirse. Al principio todos están muy contentos,
pero pronto se dan cuenta de que como las personas ya no mueren, su destino es
una vejez eterna y con la vejez llegan problemas nuevos en un mundo de recursos
limitados. ¿Os imagináis el día en que la ciencia consiga prolongar la vida
humana infinitamente? Ese día se romperá para siempre la única verdad absoluta que conocemos: la de la muerte.
Ciencia y ética han de ir de la mano, su entendimiento es tortuoso y complicado en manos de los científicos esta conseguirlo.
Ciencia y ética han de ir de la mano, su entendimiento es tortuoso y complicado en manos de los científicos esta conseguirlo.
Inmaculada de Melo es profesora
de Ética Médica, Departamento de Medicina, Weill Cornell Medical College, New
York.
Directora, Comité Ético, Crohn´s & Colitis, Foundation of America.
En su libro “Rethinking Reprogenetics”
hace un análisis ético de las tecnologías reprogenéticas y de su uso actual y
futuro.
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Inmaculada en LNE |
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