El pasado viernes la iglesia de Santiago de Coañana se quedó pequeña para acoger el tradicional yesperado concierto estival de música clásica que promueve desde 2008 el músico y luthier Pablo Rosales, vecino de la citada aldea.
En esta ocasión el concierto, programado para las 20.00 horas, tuvo como protagonista al chelo bajo el título “El Cello, Ayer y Hoy” y contó como intérprete principal con el cellista Cesáreo Muñoz y el acompañamiento, en alguna de las piezas, del propio Pablo Rosales, acompañamiento muy celebrado por los presentes que premiaron con una cálida y prolongada ovación cada una de las obras que los músicos ofrecieron.
En relación a las piezas que se escucharon, el intérprete había avanzado un programa que iba a transportar a los presentes desde el Renacimiento hasta el siglo XX teniendo como protagonista absoluto al chelo en diferentes modalidades desde el chelo acústico al chelo eléctrico. El programa ofreció una muestra de las posibilidades del instrumento con obras de Bach, Kummer, Max Reger y del español Cassadó además de mostrar una nueva visión del Renacimiento con una pieza de Gastoldi y experimentar otras sonoridades cálidas de la segunda parte del siglo XX haciendo hincapié en el valor de las bandas sonoras, obras creadas para el cine, cuya idea de “composiciones de segunda” hay que abandonar definitivamente. El concierto muy trabajado y muy didáctico permitió la interacción de los músicos con los presentes que escucharon las interesantes aportaciones de los mismos lo que siempre es un plus de valor al concierto mismo.
No hace falta saber de música clásica para acudir a los conciertos organizados por Rosales, solo hace falta abrir el espíritu a la música y dejar que como el aire penetra en nuestros pulmones, y de esa forma, la música, la atmósfera y el ambiente nos conquisten. Si hay algo en común entre los fieles del evento son las ganas de aprender, así el viernes Pablo contó qué el abeto, el arce y el ébano son las mejores maderas para construir un chelo al tiempo que Muñoz nos ayudaba a diferenciar como dos obras que beben de la misma fuente, la música barroca de Bach, escritas en 1914 en Alemania y en España tienen cosas en común pero también presentan muchos matices diferentes o a escuchar la valse d’Amélie de Yann Tiersen interpretada con chelo eléctrico como una delicada composición de música clásica que montó con la ayuda de un lopper (que graba una pista encima de otra) y un phaser (que crea un efecto de distorsión) para después desmontarla haciendo el camino contrario.
Aunque la temperatura era bastante fría a la conclusión de la velada, el público aprovechó para visitar la acogedora aldea que conserva un interesante grupo de hórreos y el edificio conocido como la Casona donde se encuentra el escudo de los Bernaldo de Quirós. Los oyentes manifestaron a este medio su agradecimiento tanto por el regalo realizado por un Rosales generoso que cada año intenta sorprender como por la posibilidad de escuchar música clásica en Quirós. La Cultura con mayúscula tiene a través de valedores como Pablo Rosales la posibilidad de transformar y mejorar la sociedad y por ello cualquier esfuerzo como los de Rosales o Muñoz con su proyecto personal para ofrecer conciertos como los del viernes en un mundo rural donde las posibilidades de escuchar este tipo de música son infinitamente menores tienen un valor incalculable. Muchos de los asistentes se desplazan cada verano desde sus lugares de origen fuera de Quirós para no perderse esta cita imprescindible.